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Asalto final en el Kings-Warriors: la revolución contra la dinastía

El séptimo partido entre Kings y Warriors puede confirmar una revolución y, al mismo tiempo, acabar con toda una era: 4 anillos, 6 Finales, Curry...

Darren YamashitaUSA TODAY Sports via Reuters Con

Llegó el momento de la verdad: Kings y Warriors se enfrentan en un séptimo partido lleno de narrativa, peso emocional y con consecuencias enormes en la historia de la NBA. La revolución, la transgresión, el cambio. Contra la última gran dinastía que ha visto la mejor Liga del mundo, que se enfrenta probablemente al mayor de todos sus desafíos. El Golden 1 Center será un fortín en el que ambos equipos se verán las caras en un enfrentamiento que tendrá lugar ante una de las aficiones más aguerridas y sonoras de siempre. Y ahora, más que nunca: los 16 años sin playoffs han provocado una efervencendia brutal y esta noche (21:30, hora española) explotará ese sentimiento de alegría y jolgorio en lo que será a buen seguro una fiesta con el baloncesto como epicentro. Pase lo que pase, veremos 48 minutos (o más) de deporte, escucharemos un ruido ensordecedor y tendrá lugar el que será el último partido de la temporada para unos y la clasificación para semifinales para otros. Todos los ojos están puestos en Sacramento. Los Kings pueden ganar. Y, sobre todo, los Warriors pueden caer.

Las conotaciones de lo que está por venir son máximas. Los Warriors, que han ganado 4 anillos y han pisado 6 Finales desde 2015, pueden perder su primera eliminatoria en la Conferencia Oeste desde ese mismo año. En total, han superado 18 de forma consecutiva. Y, por ponerlo en otra perspectiva: Steve Kerr jamás ha perdido en el Oeste. Han sido victorias solo interrumpidas por dos sonadas ausencias en playoffs (2020 y 2021), lesiones mediante. Una pequeña crisis resuelta por un exuberante retorno en el que fue un nuevo anillo, contra los Celtics. La última vez que el vigente campeón fue eliminado al año siguiente en primera ronda no queda muy lejos: los Lakers, que ganaron en la burbuja, cayeron a las primeras de cambio ante los Suns al año siguiente. Lo mismo hicieron los Spurs en 2015 ante los Clippers, tras conquistar el anillo en 2014. Y los Mavericks ante los Thunder en 2011, tras ese anillo que elevó a Dirk Nowitzki al infinito. Solo hay un ejemplo más en el siglo XXI: los Heat, que cayeron en 2007 ante los Bulls tras ganar el mayor de todos los premios en 2006, en el que fue el último anillo de Pat Riley como entrenador. Ha llovido desde entonces.

Más: los Warriors han conquistado ya un partido en el Arco Arena, el quinto de la serie, que se preveía definitivo antes de que los Kings ganaran el sexto en el Chase Center de forma tan inopinada como merecida (99-118). Pueden volver a hacerlo: al fin y al cabo, han conquistado al menos un partido fuera de casa en 28 rondas de playoffs consecutivas, una racha que sigue vigente y que es sólo una muestra más de la dimensión que ocupa semejante equipo, uno de los mejores (para algunos el mejor) de todos los tiempos. Pero tienen una estadística en contra: un 11-30 fuera de casa en regular season, el cuarto peor registro de la NBA después del trío dinámico que se ha movido toda la temporada en busca del número 1 del draft con el que llegará, presumiblemente, Victor Wembanyama (Rockets-Spurs-Pistons). Delante tienen a unos Kings que están 23-18 su cancha y que han salido victoriosos en dos de los tres enfrentamientos ante los Warriors que han disputado en la fase final. Durante la temporada, 3-1 para los de Steve Kerr en duelos directos y 1-1 en el Arco Arena. Veremos.

Y más: los Kings pueden superar su primera ronda de playoffs desde 2004 (18 años, tiene tela), una crisis pantagruélica que se une a los 16 años sin playoffs. Esta temporada han alcanzado el tercer puesto del Oeste (48-34), pero sumando sólo 4 victorias más que sus actuales rivales en una Conferencia en la que casi nadie lo ha hecho muy bien (los Nuggets, si acaso) y la mediocridad ha sido el pan de cada día en lo referente al nivel. Eso ha quedado atrás: el talento se ha adueñado de una eliminatoria llena de puntos, cambios, ajustes y mucho corazón. De esas series que permiten a la NBA presumir del juego más cautivador del planeta. Y, en medio de todo esto, los Warriors juegan su primer séptimo partido desde 2018, cuando se puso en juego la dinastía ante los Rockets de James Harden, ese equipo que se quedó cerca, pero a la vez muy lejos, de un anillo que jamás consiguió. El otro séptimo que han disputado los Warriors desde 2015 ya sabemos cuál es: en 2016, ante los Cavaliers de LeBron James, que les espera con los brazos abiertos pero con otra camiseta, en semifinales. Ya veremos si esa cita con la historia tiene lugar o son los Kings los elegidos para una eliminatoria que recordará y mucho, a la que tuvo en 2002 ante los mismos equipos y en las finales del Oeste. Una en la que hubo de todo.

Una cuestión de talento... y ajustes

El hecho de que Mike Brown fuera asistente de Steve Kerr hasta el año pasado ha marcado la eliminatoria. Conoce a los Warriors desde dentro y ha sabido ajustar cuando era necesario para dar una marcha más a los suyos cuando se requería. Por mucho que esto vaya más allá: un entrenador tradicionalmente defensivo en el pasado, dejó atrás el planillo táctico que tenía con los primeros Cavaliers de LeBron James (finalistas en 2007, recordemos) y comprendió enseguida que no había manera de atrincherarse atrás con dos talentos ofensivos de la talla de Domantas Sabonis y De’Aaron Fox. Durante la regular season, Brown ha utilizado al lituano como epicentro de su esquema, haciendo que el ataque se conformara en torno a él, pero dando el balón en los momentos calientes al base. Al final, premio a Mejor Entrenador para uno y premio al Clutch Player para el otro, el primero que se entrega en la historia en este segundo caso. Ambos merecidos. Además, y como referencia poética, casi romántica, Brown ha rendido sin querer homenaje a los Kings de Rick Adelman, los últimos en alcanzar playoffs (en 8 temporadas consecutivas), un estilo que utilizaba a los pívots como canalizadores y creando así un estilo original y atractivo.

En la serie ha habido varios ajustes: Draymond Green, tras su afrentoso pisotón a Domantas en el segundo asalto y posterior sanción para el tercer partido, decidió de mutuo acuerdo con Kerr salir desde el banquillo. Esto ha permitido tener siempre encima del lituano a su persona o a la de Kevon Looney (22 rebotes en el quinto asalto y 6,2 puntos, más de 14 rebotes y 4 asistencias en la eliminatoria), secando a Sabonis (15,5+11,5 en la serie por los 19,1+12,3 de la regular season) al que se le estaba haciendo larga la eliminatoria. Brown reaccionó ante eso: aumentó la rotación interior, bajó el tiempo en pista de Sabonis y aumentó el de Trey Lyles (de 14 minutos de media en los 5 primeros partidos a 26 en el sexto, para un 12+9) y le quitó el balón al lituano para dárselo a Fox (11 asistencias), además de aumentar la producción defensiva de los exteriores. Funcionó: los Kings ganaron en el Chase Center y recuperaron la ventaja de campo. Forzaron el séptimo.

Las dos mejores palabras del deporte

Ya lo dijo el legendario Bill Russell, en una de esas citas que quedan para la posteridad: “Las dos mejores palabras del deporte: game seven”. Curry promedia 31 puntos en una serie en la que ha anotado 30 o más en 4 de 6 ocasiones y está lanzando con un 37,5% en triples. Klay Thompson está en sus números de temporada regular, más de 21 tantos por noche y por encima del 38% en triples. Enfrente, Fox se va por encima de los 29, con 5,8 rebotes y 8 asistencias, mientras que Malik Monk se ha convertido en un revulsivo desde el banquillo con 19,8 tantos y los 28 tantos del sexto asalto han dejado atrás los 4, con 1 de 9 en tiros, del tercero. Los Warriors tendrán que decidir si en el séptimo encuentro alinean o no a Draymond Green de titular. Jordan Poole no se siente cómodo de inicio y está en 12,7 puntos y un 33% en tiros, muy lejos de los algo más de 20 tantos de la fase regular. Algo tiene que hacer ahí Steve Kerr, que tiene un problema y carece de ahora un revulsivo desde el banquillo en forma de puntos, un perfil que por supuesto no es el de Green.

Así están las cosas, maravillosas para cualquier aficionado. Todo se decidirá en el Arco Arena. Ese lugar en el que 16 años de pesadillas se han transformado en un bonito sueño del que nadie en la ciudad de Sacramento se quiere despertar. Fox se reivindica, Sabonis va y viene, Mike Brown es un entrenador como la copa de un pino y los Kings pueden pasar, lo merecerían a semifinales. Sería la guinda de oro a una temporada fantástica, a la par que histórica para ellos. En el otro lado, los de siempre: Klay, Draymond, el imperecedero Curry. Steve Kerr y su magia en los banquillos. Todo eso y mucho más en un asalto que será una oda al baloncesto, el culmen perfecto a una eliminatoria fantástica. Quedará un vencedor y un vencido. Ya no hay más opciones. Ganar o morir. Win or go home. Es un séptimo partido. Un game seven. Ya se sabe: las dos mejores palabras del deporte.

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