NBA

Jordan Poole cae a plomo

Uno de los candidatos a brillar en la NBA este año, Jordan Poole, ahora tiene el sambenito de “uno de los peores contratos” debido a su bajo nivel de juego.

PATRICK SMITHAFP

En los peores equipos de la temporada en la NBA siempre está la opción de que surjan nuevas estrellas para el futuro, o del propio conjunto o de la competición. Minutos para jugar sin otra pretensión que la mejora individual, sin la presión de tener que alcanzar un número de victorias para las clasificaciones de cualesquiera conferencias. Pero existe la otra cara de la moneda, como es habitual. Un concepto se abre paso entre tanta relajación: downgrade. Se podría traducir al español como caída de nivel. Cabe la posibilidad que a un deportista se le dé la llave de una franquicia, o de un puesto de alta responsabilidad sobre el parqué, y falle. Ahí juega más la cabeza que la cantidad de tensión que se la imprima.

Esta temporada hay un nombre que sobresale en esa definición: Jordan Poole. El base-escolta de los Wizards cumple con esos requisitos. Es mencionado sólo para mal cuando debería ser uno de los anotadores más consistentes de la Liga.

El jugador es considerado uno de los que tenía camino libre para progresar a nivel individual tras ser traspasado por los Warriors el pasado verano en la operación por la que éstos ganaron a Chris Paul. Pero su arma se ha encasquillado. Tanto como para tener la consideración entre los equipos, según ha desvelado el especialista de mercado Bobby Marks, como “uno de los peores contratos en la NBA ahora mismo” basándose en cómo lo está haciendo en Washington este año. Añade que para Golden State fue “un respiro” deshacerse de él. Demasiado cambio para un chico que fue capital para lograr el último Anillo de la franquicia hasta hoy y que tenía poco menos que el mundo a sus pies. A plomo como los pesos muertos.

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El especialista de mercado de ESPN entró en Willard And Dibs (95.7 The Game) para comentar la actualidad de los Warriors y dejó otros dos puntos interesantes sobre los que va a girar la conversación allí desde ahora hasta que llegue el mes de julio. Jonathan Kuminga, que intentó espolear a su entrenador para que le sacara más filtrando su descontento a la prensa, quiere estar en el rango de los 30 millones de dólares por año. Está aportando como para conseguirlo; corte de pelo y actitud en positivo para un nuevo rol en el equipo. El que tiene menos pretensiones es Klay Thompson, que busca un acuerdo de 75 millones por tres años con alguna franquicia, lo que abre definitivamente la opción de salir del conjunto californiano a sus 34 años. Una de cal y otra de arena.

Jordan Poole: el ascenso y la caída

Poole fue uno de los considerados como robos del draft en su día. Fue elegido al final de la primera ronda en 2019, cuando aún estaba Durant en el equipo. Fue labrándose un camino al estrellato picando piedra, alternando el equipo de la liga de desarrollo con una primera plantilla en la que cada vez se asomaba con más ímpetu. Habiéndose pasado la etapa de los Livingston o Barbosa en la directiva se buscaba un jugador, o varios, para rodear a los dos exteriores más fieros de la Liga: Curry y Thompson. En Jordan encontraron un asidero al que agarrarse cuando se vieron obligados a reconstruir la plantilla. El jugón formado en la Universidad de Michigan empezó a subir enteros en la plantilla y sí, terminó explotando.

Estuvo dos años seguidos entre los candidatos al premio de Jugador Más Mejorado. En el segundo de ellos, 2021/22, la temporada del último Anillo, se instaló en los 18,5 puntos. Sin miedo a nada, con un estilo que parecía un calco al de Curry, con abismal diferencia pero en ese perfil. Superando el 35% en triples como sophomore y en un curso en el que ganaron la NBA; nada mal. Pero se vio crecido. Así se cuenta desde dentro de la franquicia el incidente que tuvo con Draymond Green en la pretemporada posterior al exitazo. Los dos pugnaban en los despachos por una renovación multimillonaria y la tensión terminó con un puñetazo de Green a Poole en un entrenamiento tras una provocación -sin que eso disculpe la acción- del joven al veterano. Tanto privada como públicamente se admitió que aquello no sólo costó el tirar abajo la imagen del ambiente interno en los Warriors, franquicia modélica, sino que también valió unos millones más para intentar renovar a Poole y mantenerle contento ante el disgusto. Finalmente fueron 128 millones brutos por 4 años como salario base y con un incentivo de 3,7 por cada campaña (en función de logros que vaya conquistando).

Poole se veía cómodamente con su sitio hecho en el roster del equipo. Hasta que llegó el último verano de 2023, después de una eliminación tempranera a manos de los Lakers, y la franquicia decidió tomar otro rumbo. Un cambio que conllevaba dos vías: cerrar la ampliación de contrato de Draymond, el agresor de Jordan, e intentar buscar una fórmula con la que potenciar esa columna vertebral con Curry y Thompson ahora que la edad va jugando un papel. Se revitalizó la posición de alero con Wiggins y Kuminga y se pensó en otra vía para las de base y escolta: quitar a Poole del puesto y dárselo a Moody, otro producto cocinado a fuego lento en Santa Cruz, junto a un director como Paul, de amplia calidad y experiencia.

En los Wizards se ha juntado con Kuzma en un duelo por ver quién se juega más tiros. No hay mucha pretensión en una franquicia que no pasa de las 9 victorias tras 55 partidos. Pero ha entrado en barrena: sus porcentajes de tiro han caído del 30% en los exteriores y del 40% en los totales de campo, promediando sólo 15,7 puntos cuando ahora no tiene mayor competencia que la antes mencionada. La ventaja de estar a su aire le ha hecho carne de zapping por sus constantes faltas de concentración, además de por intentar cosas que no le salen. Y no sólo eso. La bajada empieza a ser más seria en el momento en que, tras un cambio de entrenador (Keefe por Unseld), va a empezar a entrar como suplente a los partidos. Considerable golpe a su ego en una franquicia que sólo se tiene que centrar en dar pista a jugadores como él, sea por futuro o por darle una salida en el mercado.

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