NBA | MEDIA DAY

El sueño de los Lakers y el aviso de LeBron: “Tengo mucho en el tanque... Mucho”

El Media Day de los Lakers sirvió para la primera foto de LeBron y Bronny vestidos con la misma camiseta. Casi las mismas caras, pocas expectativas y la confirmación de que soñar es gratis.

Harry HowAFP

Los Lakers ya están aquí. Con la misma gente, pocos cambios y carentes de expectativas. El nuevo convenio laboral y la necesidad de evitar el segundo apron para muchas franquicias ha sido la excusa o el motivo perfecto para que Rob Pelinka haga alarde de un inmovilismo de sobra conocido y no haga mucho con la plantilla. Quizá ni se podía hacer. La realidad es que la plantilla es prácticamente idéntica a la de la temporada pasada más allá de algunos retoques que servirán para que LeBron James siga haciendo historia... y poco más. El Rey afronta su 22ª temporada en la mejor Liga del mundo, con lo que igualará a Vince Carter como el que más ha disputado. Tiene a tiro el récord si decide continuar su camino un poco más, al igual que el de más partidos disputados de la historia: va sexto con 1.492 encuentros y está a 119 de la primera plaza, que ocupa el mítico Robert Parish con 1.611. Con apenas dos temporadas de buena salud lo conseguiría, pero quizá sean más. Al fin y al cabo, parece atrevido poner una fecha para el fin de semejante jugador.

La historia de los Lakers gira ahora entorno a LeBron, de la misma forma que en los últimos años, desde que aterrizó en 2018. De su extraordinaria longevidad, su último argumento para convertirse en el mejor jugador de todos los tiempos. Y así seguirá hasta su retirada, que a buen seguro ocurrirá en la franquicia de púrpura y oro, que renovó a su estrella por dos temporadas y más de 100 millones de dólares para atarle hasta 2025, cuando será agente libre o pondrá rumbo a la retirada. Según se tercie para el Rey, que no se cansa de batir récords y marcas: ya es el Máximo Anotador de la historia, uno de los mayores logros jamás vistos. Y seguirá sumando topes por doquier, con un físico atlético a prueba de todo que le permite seguir siendo uno de los referentes exclusivamente deportivos mientras continua siendo un icono en todo lo demás. El cuento de nunca acabar tendrá su enésimo capítulo, alejado de anillos salvo sorpresa pero sí compitiendo con unos Lakers que no renuncian a nada, pero no tienen lo suficiente como para conseguirlo todo.

El Media Day del equipo angelino consistió en la primera gran foto de LeBron y Bronny vestidos con la misma camiseta. El hijo de su majestad llega con 19 años a la mejor Liga del mundo, un deseo expreso del padre que ha permitido que hasta el nepotismo sea cuestionable y no necesariamente negativo. Elegido en el puesto número 55 del draft, Pelinka hizo su trabajo para que nadie le seleccionara antes y contentar a quien tenía que hacerlo. Eso y la llegada de Dalton Knecht en el puesto 17 de la primera ronda son las incorporaciones de los Lakers, que tendrán su soñada foto casi seguro el 24 de octubre, cuando debuten ante los Timberwolves en la jornada inaugural. Antes, una pequeña pretemporada que incluirá duelos ante los propios Wolves, Suns, Bucks, Warriors, de nuevo Suns y otra vez Warriors. Quizá ya les veamos compartir pista entonces, pero lo harán de forma oficial cuando empiecen las hostilidades. Para JJ Redick, el nuevo entrenador, es una decisión fácil: que coincidan los dos en pista lo antes posible para quitarse de líos. Por lo que pueda pasar.

Más de lo mismo

D’Angelo Russell, Austin Reaves, LeBron James, Rui Hachimura y Anthony Davis serán los que compongan el quinteto inicial (otra foto que ya está hecha) de unos Lakers que cuentan con lo mismo que el año pasado. Incluidos los problemas físicos de Jarred Vanderbilt, del que nadie parece saber nada, incluida una directiva que no explicó mucho sobre el tema. Eso será lo que forme parte de un proyecto cogido por pinzas, una buena idea que se convierte en disfuncional en cuanto alguien se lesiona, en cuanto algo falla. Pero, mientras las cosas estén bien, todo puede funcionar: al fin y al cabo, es la misma plantilla que hace dos temporadas llegó a las finales de Conferencia y que el curso pasado presentó batalla a los Nuggets hasta la saciedad y a pesar de perder 4-1 en primera ronda. También la que ganó el In-Season Tournament, que este año no tiene tanto hype, al menos por ahora. Veremos.

Los Lakers se dedicarán a lo que puedan, a verlas venir en una Conferencia Oeste más abierta que nunca, con los Thunder como favoritos, unos Wolves ya sin Karl-Anthony Towns y unos Mavericks que no quieren que las Finales de la temporada pasada se conviertan en un mero accidente, ya con Klay Thompson incorporado en una unión que veremos cómo sale. El resto, mucha competición y poca candidatura real: darán guerra los Pelicans, los Kings, los Suns dependiendo de cómo funcione todo... Y no lo harán ya, salvo sorpresa mayúscula o exhibiciones aisladas, la dinastía en descomposición de los Warriors o el proyecto fallido de unos Clippers que están más pensando en su mudanza al Intuit Dome como institución que de sacar rédito deportivo a una idea que ni funcionó, ni funciona, ni funcionará ya sin Paul George y con la situación de Kawhi Leonard como nunca y como siempre. Será James Harden, con 35 años y en 2024, el que lidere ese proyecto. Vivir para ver.

Padre e hijo

Por el resto y a expensas de lo que pueda pasar pero es muy improbable que ocurra, todo se reducirá al morbo y a la narrativa, algo inherente a la farándula de Los Ángeles, presa de su propia parafernalia y esclava en su connotación más contradictoria de la cultura hollywoodense, esa que sirve para engrandecerlo todo y sacar cosas positivas incluso cuando todo está empequeñecido. “Es muy emocionante, simplemente pura alegría siendo honesto, poder venir a trabajar cada día con tu hijo, ser capaz de verle continuando crecer”, dijo LeBron en un Media Day en la que fue entrevistado junto a Bronny en un rato en el que se puso en evidencia el sano pique que tienen los dos y que será el pan de cada día para unos Lakers a los que le queda manejar de la mejor forma posible a la opinión pública, con todas las consecuencias que puede tener la conocida decisión. El nivel real que tenga Bronny con 1,88 metros (una estatura que puede ser escasa para la NBA), su capacidad para el lanzamiento o la penetración ante defensores más altos que él o su esfuerzo defensivo, sea el que sea. También, claro, los minutos de los que gozará y las repercusiones que eso pueda tener a nivel interno. Pero esa es otra historia y será contada en otra ocasión. Más pronto que tarde, eso sí.

LeBron ha dicho más cosas: “Es un momento muy alegre no solo para mí sino para toda mi familia. Te da mucha vida estar junto a jugadores jóvenes. Me divertí mucho este verano (en París 2024) con Anthony Edwards, con Tyrese Haliburton... Te da mucha energía. Estar ahora con él, que va a cumplir 20 años en octubre, te da mucha vida. Es genial”. La cosa está clara y los temas de conversación sobre los Lakers, también. Será imposible tener una actitud evitativa ante las constantes preguntas que se hagan sobre el padre y el hijo y será algo imposible de esquivar. Tanto para LeBron, como para Redick, como para la entidad. Una situación que se prolongará y de la que solo se dejará de hablar si los Lakers tienen un buen récord, están a buen nivel y se mantienen sanos y competitivos. Algo que es difícil de creer viendo el historial... Pero que es posible, al fin y al cabo. Hay que contar con eso. Tienen a LeBron James y a Anthony Davis y será osado olvidarse de eso.

Así están las cosas en los Lakers. Un equipo no tan nuevo, y eminentemente viejo. Que tendrá un tema de conversación permanentemente habitual y que no tendrá mucho que decir ni que hacer más allá de jugar al baloncesto, evitar lesiones y, a partir de ahí, intentar competir todo lo posible para salir vivo de la Conferencia Oeste. Armas tienen para ello, pero todo tiene que salir bien. De momento, sabemos que el Media Day ha sido muy divertido, que Bronny prefiere no ir en el mismo coche que su padre a los partidos y que el vacile entre ambos es como si fueran compañeros, que lo son. Pero sin dejar de ser padre e hijo, claro. El morbo está servido y las historias que se cuenten dentro del contexto de una de las franquicias más grandes de la historia del deporte, también. Hasta que empiecen las hostilidades, toca ver algo de pretemporada y esperar a ver cómo funcionan los engranajes de un equipo que puede funcionar, pero nadie sabe si lo hará. LeBron, que ganó su tercer oro olímpico en París, se ha dedicado a ser de nuevo el protagonista. Y lanza un aviso para descreídos: “Tengo mucho en el tanque... Mucho”. Ahí queda eso.

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