NCAA | FINAL FOUR 2023

El nacimiento de una leyenda

Caitlin Clark acaba con la campeona invicta, South Carolina, y mete a Iowa en la gran final universitaria con una exhibición para el recuerdo.

Caitlin Clark nació en Des Moines, Iowa. Uno de esos rincones de la América profunda que no suelen acaparar titulares, tampoco en la prensa deportiva. Pero, como nació allí, optó por seguir jugando allí, con las Hawkeyes de Iowa que ahora están a un paso de su primer título nacional en la que está siendo su primera Final Four desde 1993. Y a las que les queda, pase lo que pase en la final de mañana (y si hubiera que apostar…), otro año de Clark. Otro año para ver en acción a un prodigio, una de las grandes estrellas universitarias de siempre. Hay que cumplir 22 años en el calendario natural de la edición del draft para poder dar el salto a la WNBA. Ella cumplió 21 el 22 de enero. Así que por 22 días no puede ser seleccionada, algo que no es habitual antes del curso senior en el baloncesto femenino, pero que en su caso parecía una posibilidad muy real. Desde luego, por nivel

Será, por lo tanto, número 1 en 2024 si todo sigue su curso. Que será, por cierto, un draft que puede cambiar el baloncesto femenino para siempre: Clark, Paige Bueckers, Hailey Van Lith, Olivia Cochran... y Angel Reese, la estrella de LSU, el rival de Iowa en la final de mañana y otro equipo que busca su primer título en el Madness femenino. Es una Final Four ultra mediática, llena de narrativas y de estrellas. Con el American Airlines Center de Dallas lleno hasta los topes, audiencias televisivas masivas y todo servido para el baile final después de unas semifinales tremendas: LSU ganó primero (72-79) a Virginia Tech, y Iowa dio la campanada después contra South Carolina (73-77).

El golpe de Iowa es mayúsculo. Las Gamecocks de South Carolina eran las campeonas en defensa de su título y estaban en temporada perfecta: 36 victorias en 36 partidos y una racha total de 42 triunfos seguidos. Hasta que apareció Clark, su magia… y una tonelada de presión para las campeonas, que fueron a remolque hasta el último cuarto, se pusieron por delante (de 55-59 a 60-55)… y recibieron justo ahí dos triples de, claro, Clark. Iowa no cedió. Ni siquiera contra el mejor equipo, el que parecía invencible, una entrenadora que ya es leyenda como Dawn Staley y la que va a ser número 1 del draft de 2023, la excepcional pívot Aliyah Boston, que se quedó en 8 puntos (con 10 rebotes) en una noche de pesadilla en la que no le dejaron vivir los problemas de faltas.

La temporada perfecta, la dinastía de South Carolina, el cuento de hadas de Staley y Boston… una narrativa capaz de imponerse a todo, menos a Caitlin Clark. Una base de 1,83 que es la revolución. Triples lejanísimos, canastas imposibles desde cualquier posición, rivales desmadejados en el pick and roll, pases con precisión de láser… y pasión por los grandes focos. Anotó 41 de los 77 puntos de su equipo. Capturó 6 rebotes y repartió 8 asistencias (6 todas sus compañeras).

En el último cuarto (18-18) anotó o asistió en todos los puntos de las Hawkeyes, que aguantaron la embestida de un campeón rabioso porque, sencillamente, tienen a una jugadora especial. Que venía de firmar un 41+10+12 en cuartos (la final regional). Y que logró la anotación más alta en una semifinal, otros 41. Le queda un partido y ya tiene el récord de asistencias en un torneo nacional (52) y es segunda en puntos (161) y empata con el primer puesto en triples (24). Así que mañana… Desde 2000, ha habido seis tramos de al menos 150 puntos y 50 asistencias en cinco partidos. Los seis llevan su firma. Su promedio en esta temporada, la tercera de College, es de 27 puntos, 7,3 rebotes y 7,9 asistencias. En el torneo, está en 32,2, 7,8 y 10,4.

Iowa ganó el torneo de la Big 10 y está pasando como un huracán, en todos los sentidos, por el campeonato nacional. En la Final Four no era favorito con dos bastiones de la SEC como South Carolina, que ya ha caído, y LSU, que espera en la final con una entrenadora ultra polarizadora, una Kim Mulkey que gustosamente se posicionará como villana para enredar en el camino de Clark. Pero LSU es mucho más, desde luego: Angel Reese, otra gran estrella para la WNBA a partir de 2024, sumó 24 puntos y 12 rebotes y la base Alexis Morris acabó con 27 en una remontada pletórica de las Tigers, que perdían 59-50 en el inicio de un último cuarto que ganaron 13-29, con las Hokies de Virginia Tech congeladas. Estarán en una final que elevará a una nueva campeona, una que nunca ha ganado este título. Y que puede culminar la historia increíble en este torneo de Caitlin Clark, una joya que ya estaba en boca de todos antes pero que ha amasado en los últimos días un buen bocado de la grandeza que, es imposible pensar lo contrario, tiene por delante a manos llenas. Porque es una jugadora especial. ¿Lo nunca visto? Como mínimo, algo muy parecido.

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