NEW ORLEANS PELICANS

El exilio de Willy

Tras ser MVP del Eurobasket, Willy Hernangómez ha sido condenado al ostracismo por unos Pelicans que no han contado con él. El futuro, incierto.

Kerem YucelEFE

Willy Hernangómez acaba una temporada para olvidar. La derrota de los Pelicans en el play in ante los Thunder confirma el adiós de la franquicia de Nueva Orleans, que se va de forma obligada a ir al rincón de pensar y a replantear su futuro como proyecto. El curso pasado, la primera ronda de Conferencia con dos partidos robados a los Suns dejaron un regusto optimista en una entidad que fue a por C.J. McCollum para olvidarse del draft y luchar por competir. Esta temporada, la intención era la misma: pero el sistema y el futuro de los Pelicans pasa por un hombre llamado Zion Williamson, con el que, sencillamente, no se puede contar. Otra lesión, la larga espera posterior, los procesos de recuperación y la poca información sobre su estado han hecho mella en un equipo que le dio a su teórica estrella la extensión máxima de rookie que empezará a percibir el año que viene y que le tendrá atado a Nueva Orleans hasta 2028 a razón de 194 millones de dólares.

Es una apuesta demasiado grande por un Zion que se pasa la mayor parte del tiempo lesionado. Hipotecas tu futuro, no dejas atrás tu pasado y sufres permanentemente en el presente. Luchando por ese play in de forma constante, pero con un techo muy bajo y un suelo muy alto. Sin rumbo ni dirección, solo la esperanza de que algún día el hombre por el que lo diste todo vuelva del dique seco y se dedique a jugar al baloncesto. Cuando Zion estaba sano los Pelicans llegaron a ser líderes de la Conferencia Oeste y todo era felicidad. La estrella, seleccionada para un All Star que no pudo disputar, duró 29 partidos. Y adiós. Una forma muy pobre de condicionar la temporada y que no ha venido acompañada de las explicaciones adecuadas. Hace un mes, lo único que se supo es que era poco probable que volviera este curso. Y, efectivamente, así ha sido. A 13 de abril, los Pelicans no jugarán más esta temporada. Zion no lo hace desde el 2 de enero. En fin.

Nada de esto afecta a Willy Hernangómez. El mayor de la pareja de hermanos ha vivido una temporada para olvidar. Y, camino de los 29 años, su futuro es incierto en una NBA que no espera a nadie, especialmente a aquellos que no reciben oportunidades de sus equipos. El pívot, MVP del último Eurobasket, ha sido oficialmente declarado al ostracismo y apenas ha disputado 12,1 minutos por noche en 38 encuentros, dos de ellos como titular. Desde su segunda temporada en los Hornets (la 2019-20, la del coronavirus y, por lo tanto, una en la que presumiblemente podría haber jugado más) no jugaba tan pocos minutos por encuentro. Su espacio en la rotación de Willie Green ha sido brillado por su ausencia y se ha mantenido así incluso con la baja de Zion, que ocupaba varios minutos en la posición de pívot. Y, si bien Jonas Valanciunas es intocable y Larry Nance tiene un perfil defensivo del que Willy carece, que tenga que pelear con Jaxson Hayes (que ha tenido momentos realmente malos) por ser el tercer center del equipo es algo incomprensible.

Los problemas defensivos de Willy han sido una constante que le ha acompañado (o perseguido, según cómo se mire) durante toda su carrera. Pero su producción ofensiva y su capacidad reboteadora son cualidades óptimas que le deberían permitir tener un hueco en un equipo que, dada su posición, se puede permitir probar otras cosas. Variar. Cambiar. Y más si tienes al MVP del último Eurobasket en tus filas: en el torneo continental estaban también Luka Doncic, Nikola Jokic o Giannis Antetokounmpo, entre otros. Jonas Valanciunas se efrentó a Willy con Lituania en octavos de final y se fue para casa. Aunque, en realidad, todos se fueron para casa. Todos menos la España de Willy, Lorenzo Brown y Sergio Scariolo. Que prevaleció, consumó la machada y se hizo con una medalla histórica. Y de oro, claro. Un resultado que no parece haberle dado a Willy el crédito suficiente como para consolidarse definitivamente dentro de una rotación.

El futuro, incierto

Lo único que falta por saber es qué nos deparará el futuro. Willy ha promediado 6,9 puntos y 4,7 rebotes, una producción bastante prolífica para su poco tiempo en pista. Pero tiene casi 29 años (los cumple el 27 de mayo), no ha jugado nada desde el 27 de marzo y hay muchos meses y una espera muy larga hasta el Mundial, que no empieza hasta el 25 de agosto. Una espera muy larga para un jugador de su categoría en el baloncesto FIBA, que no jugará ningún partido oficial hasta entonces y que apenas tendrá el entrenamiento y los amistosos previos a la gran cita para ponerse a tono. Algo que no será muy complicado dado su compromiso físico. Pero que le dejará sin ritmo de juego, algo muy importante para cualquier baloncestista y que no ha podido desarrollar del todo en toda la temporada, pero que ahora va a ver cómo desaparece por completo.

Ahora, a ver. Willy tiene por delante un año que es opción de equipo y que, si los Pelicans no ejercen, le convertirá en agente libre de cara a la 2023-24. Un posible retorno a Europa no es descartable y se ha hablado mucho también del mismo caso en su hermano Juancho, que fue cortado por los Raptors y no salta a una pista de baloncesto desde el 26 de febrero. El Viejo Continente siempre sería una opción, pero seguro que Willy apura sus opciones para continuar en la NBA, a la que llegó en 2016. Es ahí donde ha querido estar en los últimos años y el lugar en el que ha peleado tanto por encontrar un hueco definitivo. Eso sí, necesita una oportunidad para ello. Y el hecho de que le hayan cortado las alas en el mejor momento de su carrera, con un MVP bajo el brazo, no deja de ser un síntoma de la visión que se tiene en la competición norteamericana de los torneos FIBA. En unos meses se irá aclarando el futuro de Willy. Sus posibilidades. Hasta entonces, toca esperar. Es lo que hay.

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