El dilema de Klay Thompson: ¿adiós a los Warriors?

La dinastía de los Warriors llegó y pasó. No fue un espejismo y sí una realidad: esa que dice que se puede soñar despierto, que los récords del pasado pueden superados en el presente y que no hay nada tan anacrónico y a la vez tan novedoso que hacer cosas que se hicieron hace más de medio siglo o, directamente, que nunca se habían hecho. Ahora, estamos en una nueva era: los Celtics son campeones de la NBA, el sexto equipo que lo consigue en los últimos seis años. Los últimos que repitieron, claro, fueron los Warriors, que también han pescado en esta competición sin dueño, cuando en 2022 ganaron su cuarto anillo en sus sextas Finales y le pusieron el broche de oro a la dinastía. La última que ha visto la mejor Liga del mundo en su larga historia. Una de las mejores. La de las victorias imposibles, las aplastantes, el 73-9, la rivalidad contra LeBron James y sus Cavaliers... Todo eso y mucho más ha tenido un equipo al que se ha comido, como a muchos otros, el paso del tiempo. Simplemente, no se puede ganar siempre. Y en la insistencia no está precisamente la innovación.

Eso sí, los Warriors están dispuestos a morir con las botas puestas a pesar de ni siquiera haber alcanzado playoffs esta temporada. Stephen Curry seguirá con 36 años y camino de los 37, Draymond Green hará lo mismo con 34 y Steve Kerr seguirá como mandamás en los banquillos. La única duda es la de Klay Thompson, que se encuentra en negociaciones con la franquicia y no termina de llegar a un acuerdo. En febrero de 2025 cumplirá 25 años, arrastra un mal nivel en las últimas campañas tras sufrir dos de las lesiones más importantes del baloncesto (rotura de menisco y después del tendón de Aquiles), que arrastra desde entonces. Ya no mete los triples, su nivel en defensa ha caído a muchos niveles y no tiene la capacidad de antaño, física o mentalmente. Y aun así, los Warriors quieren renovarle: pero el escolta se niega a aceptar un contrato de sólo dos temporadas y busca uno de tres. “Es una cuestión de orgullo”, asegura.

Había otra opción: Orlando Magic. Un proyecto en auge que esta temporada ha regresado a playoffs por primera vez desde 2020 y que empieza a ver la luz con Jamahl Mosley en el banquillo. La entidad de Florida busca algún veterano de lujo con el que seguir creciendo y amarrar el proyecto y Klay se habría mostrado conforme al traspaso. Sin embargo, ofrecen lo mismo: dos temporadas. Y no se quieren mover de ahí. Algo comprensible si tenemos en cuenta que estamos hablando de una estrella que ha empezado a perder luz y que se ha resentido mucho en un curso baloncestístico en el que incluso ha llegado a salir desde el banquillo en varias ocasiones (algo inédito en los mejores años de la dinastía) y que acabó de la peor manera posible: con derrota ante los Kings en el play-in (118-94) y una actuación horrible del escolta, que finalizó con 0 de 10 en tiros de campo, 0 de 6 en triples y un -12 con él en pista. Mala cosa.

Ahora, será Klay el que tendrá que decidir. Los Warriors ya han demostrado que quieren terminar el proyecto con el big-three en pista y todo lo que ello supone, que no tienen problemas en no competir como antaño y vivir de la nostalgia en los últimos vestigios de lo que en su día fue una plantilla histórica y hoy es una de jugadores entrados en años que no tienen el nivel para enfrentarse a un cambio generacional que ya es un hecho. Pero también tienen que ajustar cuentas: son la franquicia que más paga en impuesto de lujo y no van a regalar por regalar. Y ahí entra Klay, que busca un último gran contrato antes de poner fin a su carrera y añadir así más dinero (como intentaría cualquier otro) a los más de 225 millones que se ha llevado durante su vida deportiva sólo en contratos. Toda una leyenda que será recordada como tal a pesar de este amargo (de momento) final. Y uno de los mejores tiradores de todos los tiempos. Que fue, durante mucho tiempo, el sostén de una de las mayores dinastías de la historia. Casi nada.

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