El campeón recibe una lección
Los Suns pasan por encima de unos Warriors grises en un partido que dominaron de inicio a fin. Paul y Curry no desentonan. Booker, el héroe.
Ya sabemos que los Warriors van a su ritmo. Steve Kerr, en acuerdo con sus grandes estrellas, organiza siempre una temporada in crescendo, en la que se sacan victorias por inercia y talento para estar en el pico de forma cuando llega el momento de la verdad. La temporada pasada ya vimos cosas similares: 53 victorias, terceros de la Conferencia Oeste detrás de Grizzlies y Suns, pero una buena eliminatoria en primera ronda ante los Nuggets antes de encarar la serie ante Memphis, que tenía una diferencia de veteranía espectacular, y rematar ante unos exhaustos Mavericks que habían sido la sorpresa al imponerse a Phoenix. La capacidad de los Warriors para llegar frescos a los playoffs es brillante, y también ganaron por agotamiento a unos Celtics que tuvieron dos series maratonianas ante Bucks y Heat por el Este y a los que torturó en demasía el cansancio a la hora de la verdad. Ya se sabe, con 2-1 arriba e incapaces de cerrar un anillo que tenían en el bolsillo. Los 43 puntos de Curry por el camino también tuvieron, claro, mucho que ver.
Los Warriors no van a cambiar su hoja de ruta. Atrás han quedado los tiempos en los que se conseguían más de 60 victorias con una de las plantillas más temibles de siempre, la juventud por bandera y piernas frescas e infatigables. También las 73 victorias de 2016, cuando un récord que quedará para siempre pasó luego factura en unas Finales, las de los Cavaliers, a las que llegaron con problemas físicos. Lo mismo da: Curry tiene 34 años, Klay Thompson 32 y un historial de lesiones del que ha salido, pero al que nadie quiere que vuelva a caer; y Draymond Green los mismos y un historial de problemas con sus compañeros que va tan al margen de la estructura deportiva, como de la mano de la misma. Y Andre Iguodala, el otro superviviente de los cuatro anillos, se va a retirar con 39 y todavía no ha debutado este curso. Y, por mucho que estén por ahí Andrew Wiggins, Kevon Looney, Jordan Poole y compañía, es el big three el que, en última instancia, sigue manteniendo a este equipo.
De momento, estamos en esa parte de la temporada en la que los Warriors no tienen mucha prisa. Así lo demostraron en la derrota ante los Suns en Arizona (134-105). Los locales dominaron de inicio a fin, con 37 puntos ya en el primer cuarto ante la inerte defensa de los Warriors, que solo estuvieron en el partido en el segundo periodo (72-66 al descanso), antes de hundirse definitivamente en una segunda mitad en la que el resultado combinado fue de 62-39. Los de Monty Williams, 3-1 en lo que llevamos de curso, lanzó por encima del 50% en tiros de campo y del 40% en triples y ahogó a su rival, con el que parecían no ir las cosas. Estuvieron más incisivos en las penetraciones, no abusaron del triple, ganaron la lucha por el rebote (48-40) y no se dejaron intimidar cuando una canasta de Draymond apretaba el partido a inicios del tercer cuarto (79-76). De ahí pasaron al 94-77. Un 15-1 de parcial. 86-105 al final de esos 12 minutos, con solo 10 puntos de los Warriors en más de 8. La sentencia. Con cierta ayuda, ya que los Suns contaron con el doble de tiros libres que sus rivales: 34 por 17. Ahí queda eso.
Chris Paul y Strephen Curry no tuvieron precisamente un duelo de leyendas, pero no desentonaron: 16 puntos, 7 rebotes y 9 asistencias para el líder de los Suns; 21+7+8 para el rey del triple. El que destacó, eso sí, fue Devin Booker, el mejor del partido con 34 puntos y 7 asistencias, 10 de 19 en tiros de campo, 3 de 8 en triples y 11 de 14 en tiros libres para un... +32 con él en pista. Cifras realmente espectaculares que acompañó con una gran defensa sobre un Klay desquiciado y desconocido (2 puntos, con 1 de 8 en tiros de campo y 0 de 5 en triples) y con el que llegó a tener algún que otro altercado verbal. El escolta, de hecho, acabó expulsado por primera vez en su carrera y diciendo a Booker eso de que tenía cuatro anillos y los Suns ninguno. DeAndre Ayton no estuvo bien en el lanzamiento (6 de 14), pero se fue a 16 puntos y 14 rebotes (5 ofensivos), en sólo 25 minutos. Y Mikal Bridges 17+6, con 7 de 8 en tiros) aportó desde el equipo titular mientras que Jock Landale (también 16) hizo lo propio desde el banquillo. Y todo ello, unido a una buena defensa en el perímetro que impidió lanzamientos cómodos desde el exterior (10 de 35 en total) a unos Warriors que contaron con un 16+6 de Wiggins y un buen partido de Draymond (14+8+5, aunque con 5 pérdidas).
A partir de aquí, veremos. Es pronto para sacar conclusiones y llevamos apenas 4 partidos de regular season. La clasificación (segundos del Oeste los Suns, décimos los Warriors) no tiene todavía ninguna importancia y los Warriors, tras el anillo de hace unos meses, han olvidado los dos años aciagos sin playoffs y tienen una fiabilidad máxima de cara al final de temporada, allá donde realmente se les espera. Todo lo contrario, por cierto, que unos Suns que vuelven a empezar bien la temporada regular y se irán, si todo va bien, a más de 50 victorias (consiguieron 64 en la 2021-22). Un manto de ficción que se convierte en realidad en el momento de la verdad y una demostración muy precisa de lo que ha sido la carrera de Chris Paul, que con 37 años, está ante su última oportunidad. O quizá, esa llegó en las Finales de 2021 y lo que estamos viviendo con los Suns es la prórroga de lo que podría haber sido y no fue. De momento, victoria ante el campeón. Y han ganado también a equipos de arriba como Clippers o Mavericks. El problema es que son difíciles de creer. De ellos depende que eso cambie.