Draymond Green, un lío tras otro
El jugador de los Warriors vuelve a ser protagonista, esta vez por encararse con un aficionado. Una lista eterna de altercados de una estrella venida a menos.
Si hay un jugador que disfruta siendo el protagonista por liarla una vez tras otra ese es Draymond Green. Un hombre singular en el mejor y en el peor sentido del concepto y de la palabra, que siempre ha construido y moldeado su reputación en un carácter tan indómito como polémico, que le ha hecho ser el blanco de la opinión pública y sentirse expuesto sin que eso parezca importarle. La última, ha sido un encontronazo con un aficionado que le estaba llamando “mujer” y al que se encaró airadamente, provocando un conflicto que ha permitido a la NBA darle un nuevo toque, en esta ocasión de forma verbal y sin multa económica. La enésima liada, aunque esta vez sea ligeramente menor, de un personaje que hace ya mucho tiempo que se comió a la persona. Por lo que sea.
Draymond siempre ha sido singular, aunque su currículum habla por sí solo. Fue parte de la última gran dinastía que ha visto la NBA en su larga historia, la de los Warriors, el equipo al que sigue perteneciendo y cuya camiseta es la única que ha vestido en su carrera deportiva, que abarca ya 14 años mientras va camino de las 36 primaveras, que cumplirá el 3 de marzo de 2026, lo que le convierte en uno de los jugadores más veteranos de la competición norteamericana. Eso le permite también tener muchas anécdotas que contar, siendo uno de los integrantes de uno de los mejores equipos de todos los tiempos. Ese que incluyó a Stephen Curry (que sigue hoy en día), Klay Thompson y luego Kevin Durant. Junto con Andre Iguodala, claro. Y que tuvo a Steve Kerr como el entrenador que continúa ahora, por muy distinta que sea la plantilla. Que lo es.
En esa etapa gloriosa que parece tan lejana pero no lo es, Draymond forjó su (gran) leyenda con cuatro anillos en seis Finales (tres en cinco, pero añadiendo el título conquistado en 2022 que cerró el círculo), la temporada de la 73 victorias y su mayor labor individual, muy diluida en los últimos años: cuatro veces seleccionado para el All Star, una inclusión en el Segundo Mejor Quinteto de la competición, otra en el Tercer Mejor Quinteto y nueve nominaciones a los Mejores Quintetos Defensivos, con cinco presencias en el primero de ellos. Todo ello con el premio a Mejor Defensor de 2017, que cimentó su labor en ese lado de la pista, ese argumento máximo de un jugador muy perteneciente a una era concreta, que coleccionaba triples-dobles y se dedicaba a subir el balón y repartir asistencias como si fuera un base, aunque su posición original fuera la de ala-pívot.
Todo eso ha quedado ya muy atrás y Draymond se ha convertido en una especie de meme que se dedica a copar portadas por motivos muy diferentes a los de entonces. Sus actitudes violentas han pasado de la verborrea a lo físico, con encontronazos con Rudy Gobert o Domantas Sabonis muy feos que le han acarreado más de una sanción. Y se ha convertido en una especie de producto televisivo acorde a exjugadores como Shaquille O’Neal o Charles Barkley... pero en activo. Una pena para un jugador que ha mostrado un gran nivel en su carrera deportiva, pero que ahora cimenta su reputación en las faltas de respeto y casi en los insultos mientras se alimenta de la parte mala de su propia leyenda y se dedica a encararse con todo el que se mueve y a menospreciar a excompañeros (que le pregunten a Kevin Durant) o rivales a diestro y siniestro, mientras que su nivel deportivo (7,6 puntos, 5,8 rebotes y 5,7 asistencias con pésimos porcentajes) se resiente enormemente. Toda una pena.
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