Drama absoluto en los Lakers

Qué demonios estará pasando en Los Ángeles, pensarán algunos, para que se esté lesionado hasta el apuntador. El último fue Gabe Vincent, cuya baja se anunció antes del partido que los Lakers perdieron contra los Blazers (108-122), básicamente porque Austin Reaves no puede jugar solo aunque a veces lo parezca. Vincent, un teórico 3 and D en horas bajas (ni mete ya tantos triples ni es tan bueno en defensa) se une a una lista que incluyen a LeBron James (que volverá a mediados de noviembre) y Luka Doncic (que volverá en pocos días). Y que también tiene a Jaxson Hayes, Maxi Kleber (como si no hubiera jugado nunca), Marcus Smart (otro reciente) y el rookie Adou Thiero, porque hasta los jóvenes novatos se lesionan en la ciudad de la luz. Asique esas ínfulas de anillo con las que se arrancó la temporada se han convertido en susurros enterrados por los gritos de desesperación de un equipo que no sabe qué hacer y al que sólo le queda esperar mientras llegan los buenos y que no se acumulen demasiadas derrotas en el casillero por lo que pueda pasar.

El rival era uno que parecía proclive para ser vencido, pero ni así: los Blazers están en una teórica descomposición estructural mientras la directiva hace los deberes por el escándalo de esa trama criminal que relaciona a la NBA con la mafia italiana. Uno de los nombres propios que salió fue el de Chauncey Billups, que se vio involucrado en partidas de póker ilegales en las que tanto el técnico como sus lacayos se limitaban a timar a la gente. Y así todo: Billups fue detenido por el FBI y está en libertad a la espera de juicio mientras era expulsado por la competición norteamericana en lo que de momento ha sido un brindis al sol por parte de un Adam Silver del que se espera mucho más. Y el equipo de cogió Thiago Splitter, que ajeno a todo esto lo que está intentando es sacar lo mejor de sus jugadores y que, ante todo, la plantilla se mantenga al margen de algo que es un problema del negocio y no de los hombres que están en la pista. Desde la llegada del brasileño, dos victorias en tres partidos y excelentes sensaciones. Algo es algo.

Los Lakers, que llegaron a mandar por 5 escasos puntos al principio del encuentro, perdieron todos y cada uno de los cuartos, llegaron a ir 18 abajo y fueron casi todo el partido a remolque, con opciones remotas y algún ramalazo que nunca se transformó en algo palpable, tangible, real, entre otras cosas por las 23 pérdidas que atesoraron. A 3 minutos del final se acercaron a 10 (un mundo), con un 105-115 que los Blazers, extrañamente bien organizados desde la llegada de Splitter (mucho más que en los últimos años con Billups), resolvieron con un parcial de 3-7 final que enterró todas y cada una de las opciones de los locales. Y eso que Austin Reaves, que venía de exhibirse ante los Kings, volvió a cuajar un partidazo: 41 puntos en 39 minutos con 4 rebotes, 5 asistencias y 3 robos, aunque 8 pérdidas tras manejar el balón casi todo el tiempo. El base-escolta, líder con las bajas de LeBron y Doncic, se fue a un 13 de 22 en tiros de campo, 2 de 8 en triples y 4 de 4 en tiros libres. Pero ni así.

Tan mal está la situación en los Lakers que Bronny disfrutó de 19 minutos, sin protagonismo en la anotación (lo habitual) y con un poco de participación en lo demás (3 rebotes, 3 asistencia, 1 robo, 1 tapón...). JJ Redick metió a todo lo que pudo para buscar el milagro (incluidos 20 minutos del rookie Nick Smith Jr.) y le dio tiempo en pista a Dalton Knetch (16 tantos, pero 2 de 8 en triples), pero no hubo manera. Reaves se fue desinflando (9 puntos en el último periodo) y los Blazers apuntalaron la fiesta con 16 dígitos de anotación y 14 rebotes de Donovan Clingan (que le ganó la partida a DeAndre Ayton, que se fue con 16 y 8 del reencuentro con su exequipo), 25 de Dani Avdija (5 de 8 en triples), 16 de Shaedon Sharpe, 22 de Jerami Grant y 24 de Jrue Holiday (con 10 de 15 en tiros de campo, 5 rebotes y 6 asistencias) y su divida (e infinita) paciencia. Una gran victoria para los Blazers y una derrota para los Lakers que acentúa un problema, el de los angelinos, que han empezado la temporada torcidos y con una horda enorme de lesiones. Drama en Los Ángeles.

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