Doncic, tenemos un problema

Los Mavericks van de mal en peor. Desunidos, desmadejados y, además, con muchas derrotas. Los malos momentos para los equipos buenos suelen solventarse con alguna sonrisa y victorias sin brillo. Pero hay pocos equipos que realmente se puedan meter en esa categoría en la NBA actual. La temporada pasada, los texanos reaccionaron tras sus grandes aciertos en el mercado de fichajes y se alejaron del play in para alcanzar el quinto puesto de la Conferencia Oeste e incluso dar descanso a sus titulares en los dos últimos partidos de regular season, lo que les permitió hacer unos playoffs fantásticos y eliminar a Clippers, Thunder y Timberwolves antes de llegar a las Finales. Pero aprobar el examen estudiando el último día no siempre resulta y el baile de ganadores y finalistas en los últimos años, sin repeticiones en lo referente al conquistador del título desde que lo hiciera la dinastía de los Warriors, no era un buen precedente para la ciudad de Dallas.

Todo esto lo tenían más que claro, por eso no se conformaron e intentaron mejorar la plantilla. Sin embargo, no pudieron hacer mucho más allá del fichaje de Klay Thompson, que abandonaba Golden State tras toda una era para buscar cobijo en lugares más apetecibles. Tampoco había espacio para mucho más en Dallas, más allá del segundo apron que establecía el nuevo convenio colectivo y al que no se ha llegado en la franquicia de Texas, que tiene algo más de 176 millones comprometidos en contratos. Sin embargo, la teórica mejora no lo es tanto y nadie se sorprende porque esto sea así: en los tres últimos años, los Mavericks han llegado a unas finales de Conferencia y a unas Finales, quedándose entre medias fuera de playoffs y de play in, esa especie de previa que la NBA se inventó en cuarentena y que llegó para quedarse. Y lo ha hecho manteniendo el bloque, al menos en lo referente a Luka Doncic y Kyrie Irving. La intendencia es lo que ha ido cambiando, pero el talento neto sigue ahí. Y eso no basta: ante los Jazz, los Mavs perdieron su cuarto partido consecutivo y el quinto en los últimos seis partidos. Una noticia pésima que les deja a remolque en un Oeste demasiado competitivo como para enderezar de forma sencilla un mal inicio. Por mucho que lo hicieran la temporada pasada.

Los Mavs perdieron (115-113) en una última jugada en la que Luka Doncic protagonizó un bochorno defensivo en el que dejó a su par, John Collins, machacar a placer tras recibir el pase de Jordan Clarkson. Los visitantes llegaron a perder de 16 en Salt Lake City y el esloveno acumuló muchos problemas: su equipo remontó con él en el banquillo tras sufrir un descalabro en el tercer periodo (38-21) y entró con algo más de 7 minutos para el final... pero se quedó en 5 puntos y 4 asistencias en la recta final. Si bien fue la estrella la que empató a 108 y la que dio la asistencia a Derek Lively para que machacara e hiciera soñar a los Mavs en la recta final del duelo (108-110), todo lo que pudo hacer bien quedó enterrado en lo que seguro que hizo mal. En el que es, otra vez, un mal inicio de temporada por su parte: ha llegado en una forma cuestionable, se le ve fatigado, acaba los partidos algo cansado y se le ha olvidado absolutamente todo lo que hay que hacer en ese otro lado de la pista en el que no está y, de momento, no se le espera.

Doncic acabó con 37 puntos, 7 rebotes y 9 asistencias, un 13 de 25 en tiros de campo, 4 de 13 en triples y 7 de 7 en tiros libres. Anotó 18 puntos en la primera parte y 14 de los 21 de su equipo en un tercer cuarto en el que estuvo demasiado solo. Y se vio obligado a asumir una responsabilidad muy grande sin un Kyrie Irving que fue baja y al que cada vez necesita más a su lado. Jason Kidd probó con Dereck Lively de titular en detrimento de Daniel Gafford para empezar el partido con más energía y lo consiguió, pero el joven pívot se quedó en 5 puntos, 2 rebotes y 4 tapones, mientras que su recambio se fue a los 10 y 5. Ninguno destacó especialmente y se nota mucho la salida veraniega de Derrick Jones, que permitía a los texanos jugar por encima del aro en posiciones exteriores. La llegada de Klay les aboca a lanzar más desde el exterior y a convertirse en un equipo más de finura que de trincheras, algo que no fue lo que les llevó a las Finales. El escolta llegó a los 17 puntos y acabó con 6 de 17 en tiros de campo y 5 de 13 en triples, asemejándose cada vez más a lo que fue la pasada temporada. Los Warriors van 9-2 desde su salida y segundos del Oeste. Los Mavs, 5-7 y en la 12ª posición. Vivir para ver.

Los Jazz se limitaron a hacer bien las cosas en su casa: sus expectativas son mínimas y miran al futuro, dándose una alegría de vez en cuando mientras Danny Ainge sigue despedazando la plantilla para crear una nueva, quién sabe cuándo con la parsimonia en la creación del directivo. El equipo de Utah llegaba 2-8 al partido, otro dato que no deja en buen lugar a los Mavericks. Y ahora suma una victoria más, la primera en casa de la temporada. Hasta seis jugadores locales anotaron 13 o más puntos, con 20 de un Clarkson que anotó 8 en el último periodo y que sigue acumulando números en lugares en los que da igual lo que haga. Collins, con 28 tantos y 9 rebotes, fue el mejor del partido y torturó en demasía una zona que no debería haber tenido tantos problemas ante un pívot que, eso sí, está en estado de gracia: venía de lograr un 29+10 en el encuentro anterior y promedia casi 18 puntos por noche esta temporada. La ausencia de PJ Washington, que ayuda mucho con esta clase de jugadores, también fue punitiva para los Mavs, que además recibieron el tiro ganador del pívot. Por obra y gracia de Luka Doncic, claro.

La situación es complicada para los Mavericks. Doncic disputó 38 minutos y venía de superar los 40 en cuatro de los últimos cinco partidos (todos los que han perdido). Los finales apretados están siendo una tortura (las cuatro derrotas seguidas han sido de 1, 2, 3 y 2 puntos), el estado físico del esloveno se resiente y las bajas tienen lugar a diestro y siniestro, muy dolorosa hoy la de un Kyrie que destapona la situación y tira de una personalidad que nadie más tiene ahora mismo en Dallas. Kidd está sin soluciones y Klay tiene el papel que todo el mundo esperara que tuviera, con su promedio de anotación más baja desde su año rookie, acertando algunos triples y fallando todos los demás. Los Mavs, por mirar el lado positivo, compiten casi siempre, no pierden la cara a los partidos y han tenido opciones en todos ellos. Pero, en el lado negativo, acumulan demasiadas derrotas para haber estado en las Finales hace unos meses. Ahora, el equipo de Dallas recibe a los Spurs antes de visitar a los Thunder. Luego, dos partidos de la NBA Cup, primero en Texas ante los Pelicans y después con otra visita a Colorado para jugar contra los Nuggets, contra los que ya han perdido en una ocasión. El margen de mejora existe, pero igual no es tan grande como parece. Y la necesidad acecha. De momento, las cosas van mal para los Mavs. Doncic, tenemos un problema.

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