Doncic nunca se ha ido

Los Mavericks van a rachas, a tirones. Pero han conseguido la parte buena, encontrar la constancia dentro de la irregularidad y están ahora inmersos en su mejor momento de la temporada: cinco victorias consecutivas y nueve en los últimos 10 partidos. El resultado ante un rival directo como los Grizzlies (121-116) les pone, además, en el tercer puesto de la Conferencia Oeste tras los intratables Thunder y los irreverentes Rockets. Y todo con Luka Doncic de nuevo en liza: el esloveno estuvo presente por segundo partido seguido tras los problemas en la muñeca y demostró que su nivel sigue siendo excelso. De hecho, se podría decir que el parón ha sido positivo para él tras unos primeros encuentros en los que volvió a mostrar una versión desanimada y ciertamente apática, muy relacionada con esos veranos en los que no parece cuidarse del todo y con alguna voz volviéndose a alzar para hablar de su dieta y de su mermado físico a su corta edad. No hay nada como jugar al baloncesto de una forma espectacular para que se deje de hablar de eso. Y ahí está, ya que los Mavs están en su mejor momento desde que ganaron el anillo.

El partido fue titánico entre dos de los muchos candidatos de una Conferencia Oeste llena de contenders, pero con muy pocos favoritos más allá de los Thunder, la única plantilla real construida aparentemente para conseguir el anillo. Los Mavs, flamantes finalistas, tienen lo que tienen, que no es poco. Y sí mucho cuando se trata de conseguir victorias como la de hoy, con remontada incluida: llegaron a ir 15 puntos abajo y perdían de 13 antes de iniciar el último cuarto (82-95). Hasta ahí llegaron los Grizzlies, fuera ya de la NBA Cup, superados en todos los aspectos por los locales en un último periodo en el que volaron, envalentonados por su público, carcomidos por las circunstancias. Tras el parcial de 22-38 en contra llegó uno de 39-21 a favor, una forma de volar única y brutal que dejó tiritando a sus rivales y llevó a la victoria a un equipo que demostró estar, en su máximo esplendor, a la altura de los mejores. Y con algo de polémica: los locales atacaron mucho la zona en dicho periodo, pero no tanto como para lanzar hasta 26 tiros libres de los 44 totales, 30 más que la franquicia de Memphis. Algo protestado de forma permanente, pero cuya torna no cambió en todo el duelo. “Voy a ser cuidadoso con mis palabras”, dijo Taylor Jenkins al final del partido. Desde luego, tiene motivos para estar enfadado.

Los Grizzlies jugaron un buen partido hasta que dejaron de jugarlo. Ja Morant, en un precioso duelo individual con Doncic, logró 31 puntos y 4 asistencias, aunque perdió 6 balones, y lanzó con un 11 de 22 en tiros de campo y un 3 de 6 en triples. Desmond Bane logró 19 tantos, Jaylen Wells 10, Jaren Jackson 16 y Santi Aldama 15, con 8 rebotes y 7 de 8 en el lanzamiento. El español salió desde el banquillo y su rol sigue sin estar del todo claro, alternando titularidades y ausencias del quinteto inicial, muchos y pocos minutos. En consonancia, claro, de su propio nivel, que a veces da la sensación de definitivo y otras parece estar en proceso. Esa ausencia de grises no tiene por qué ser positiva para el ala-pívot, que ni se queda en la brillantez ni está casado (claro) con las limitaciones. En el término medio está la virtud, su salto cualitativo esta temporada ha sido brutal y el contrato que no recibió antes de la fecha límite podría tenerlo de cara al futuro. De momento, está en la siempre complicada situación de jugar bien y evitar lesiones para seguir ligado a la NBA un camino tortuoso y siempre complicado de cuyos reveses no está exento Aldama, que ha visto, al igual que todos los demás, como el nuevo convenio colectivo dejaba parcialmente olvidada a la clase media a la que el jugador pertenece con todo merecimiento.

Para los Mavericks, que se clasifican para cuartos de la NBA Cup, el mejor fue el de siempre. El que acaba de volver, pero en realidad nunca se ha ido: Doncic logró 37 puntos, 12 rebotes, 4 asistencias y 4 robos, se fue a un 11 de 22 en el lanzamiento (idéntico que Morant), 5 de 9 en triples y 10 de 16 en tiros libres, acudiendo a la línea en dos ocasiones más que la totalidad de los Grizzlies. Dereck Lively logró 17 tantos y 11 rechaces, con 3 tapones. Y el resto también aportaron: Kyrie Irving se fue a 10, PJ Washington a 18 (con 8 y 7), Daniel Gafford a 11 desde el banquillo y Spencer Dinwiddie, un pulmón, a 16 desde el mismo sitio. La parte mala se la llevó Klay Thompson, que se quedó en 4 solitarios puntos en poco más de 20 minutos, intentando apenas 5 lanzamientos y sin apenas aparición ni incidencia en todo el último periodo. No es la primera vez que a los Mavs les va mejor sin el escolta, que salvo en pinceladas muy concretas ha vuelto a ser lo que ya era, el jugador de estos últimos años y no el de los anillos con la mejor parte de la dinastía de los Warriors. Y el equipo de Jason Kidd juega mejor sin la otrora estrella: mucho tiempo por encima de la canasta, con la amenaza constante de interiores atléticos y jugadores abiertos con buenos porcentajes en el triple que sean, además, capaces de proteger las carencias defensivas de Irving y Doncic. Más allá del problema de Klay, los Mavs suman y siguen. Y Doncic hace la sonrisa de su equipo todavía más amplia. No es para menos.

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