NBA

Curry y Green: lágrimas de sangre

La frustración se apoderó de Stephen Curry en la cita de los Warriors con los Magic. Draymond Green y su descontrol emocional, la razón una vez más.

Los Warriors no son los de antes. La dinastía pende de un hilo, que se llama Stephen Curry, viendo que otros de sus mejores acompañantes a lo largo de los años han ido bajando el nivel. Thompson valora marcharse en verano, Looney no tiene los minutos de hace dos cursos y Green, ay, Green. En el ala-pívot sobre el que versó el concepto de small-ball con el que Kerr ganó a los demás equipos de la NBA en 2015 y no miró atrás, en su entera responsabilidad como profesional, están puestos muchos de los temores de Golden State. Él también se ha salido del carril.

Por eso Curry siente que no da más de sí. Es el líder indiscutible dentro y fuera de la cancha desde hace una década, se ha visto con el tiempo que siempre fue así, pero no puede cargar con el peso que le ponen jugadores como Green en la mochila. De ahí su frustración.

En el partido contra los Magic del 27 de marzo Draymond fue expulsado por una doble técnica después de una señalización con la que no estaba de acuerdo. Exasperó al árbitro Ray Acosta y se tuvo que ir a vestuarios.

Los cuatro minutos que Green estuvo en cancha se hicieron ridículos en la cabeza de Curry, que acabó a lágrima viva de la pura decepción por lo que había hecho el compañero. Es el significado de salirse de un partido o, incluso, tirarlo a la basura. Mucho que mejorar.

“Se lo ha merecido”, dijo Kerr. “Me lo merecí”, dijo Green. El ala-pívot añadió que “no puede pasar” porque ya sabe “la posición en la que estoy, que esto sea la excepción y no la regla”. En la expedición de los Warriors había caras de incredulidad, pero no en todos; “¿de verdad esperábamos que no fuera a ser expulsado otra vez?”, apuntó con fina ironía uno de los miembros de la misma.

Con la admisión de la culpa y la victoria que se consiguió en Orlando, además con un triple decisivo de Curry, se puso en un segundo plano este desagradable incidente, pero no deja de ser un buen ejemplo de la desintegración de los Warriors como los conocemos.

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Green no sólo es sospechoso habitual. Es que en el siguiente partido, cierto es que provocado por un Grant Williams que a veces se dedica en exclusiva a esos menesteres, estuvo a punto de salirse otra vez de la vía de malas maneras. Su doble sanción no ha servido para que se calme en situaciones en las que de él se espera más control y menos bemol.

Curry ha pasado de nuevo una temporada en la que le ha tocado tirar del carro más de lo que debería, de nuevo atento a sus tocados tobillos, y no está valiendo para asegurar un puesto en la fase de eliminatorias. Los nervios están a flor de piel en unos Warriors que pelean por ser décimos de la conferencia y mantener un pequeño enganche con los mejores.

“Todo lo que diré sobre esto es que le necesitamos. Él lo sabe. Nosotros lo sabemos. Haremos lo que haga falta para que esté en la cancha y disponible”, citó Steph sobre lo ocurrido. Agregó que “también estoy extremadamente orgulloso de todos los que han puesto un pie en la pista. Es un esfuerzo de equipo el responder de la manera en la que lo hacemos”, además de justificar su llanto diciendo que “sabemos en qué punto de la temporada estamos“ y “a todos nos importa y somos apasionados” ante los periodistas que siguen al equipo.

Kerr y su cuerpo técnico sólo puede, en este punto, aportar una solución deportiva a las ausencias de Green, no evitarlas porque no atiende a razones. Jackson-Davis está creciendo a pesar de ser novato y es uno de esos parches de los que se ha valido el equipo. El punto de forma del trío Wiggins-Kuminga-Payton es también una clave en esas vértebras de la columna.

Curry y la posición de los Warriors

Green es un elemento sin el cual no se entiende la dinastía de Golden State en estos últimos diez años. Pero sus elementos disruptivos dentro de la cancha han ido pasando la raya de lo deportivo a lo puramente visceral.

¿Qué le deben los Warriors a Green? Que es una frase muy de estos tiempos. ¿Y viceversa? Para hacer una aproximación corta hay que ir a octubre de 2022, a la gresca entre Draymond y Poole. De ella se dijo que lo que la provocó fue una frase: “you’re an expensive backup for 30″ (en español, “eres un acompañante demasiado caro para Curry”). El dinero iba en dos direcciones e importaba más que el baloncesto que se juega en la pista, ya que en esa pretemporada llegaban como campeones por lo que la parcela deportiva estaba controlada. Poole renovó poco después. El verano siguiente lo hizo Green mientras el otro se marchaba a los Wizards. El ala-pívot fue perdonado repetidamente, como ha ocurrido todos estos años, sin que él haya demostrado más mesura o contención con rivales o compañeros. El de Saginaw, que recientemente ha cumplido 34 años, tiene sólo 49 partidos disputados de los 74 que ha tenido el equipo esta campaña. Las peleas con Gobert (Timberwolves) y Nurkic (Suns) llevaron a la NBA a suspenderle dos veces en un mes. De ahí la pena de Curry, que ve a los Warriors en un 10º puesto que otorga plaza de play-in pero con amplio sufrimiento.

Steph se encuentra en números de otros momentos. Sin la frescura de otros años cumple a nivel estadístico, colocándose por encima de su media de puntos. Igual es demasiado esfuerzo viendo que otros lo tiran por tierra.

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