Cavs y Magic inauguran los ‘playoffs’ por todo lo bajo

Los playoffs 2024 de la NBA no tuvieron un estreno brillante. Cavs y Magic no era, a priori, la eliminatoria más excitante y en la práctica cumplió las bajas expectativas. Ganó Cleveland (97-83) porque se sacudió la tristeza y falta de ánimo que había exhibido en su juego en las últimas semanas de liga regular y, también, porque tiene mejores jugadores. O jugadores con más calidad y talento ofensivo. Donovan Mitchell, con 30 puntos, demostró ser el jefe de todos ellos, pero no le anduvieron a la zaga Darius Garland (14 tantos y 8 asistencias) y los dos interiores, Evan Mobley y Jarrett Allen, que hicieron un estropicio por dentro a los Magic, algo que se veía venir. 32 puntos y 29 rebotes entre ambos. Enfrente se vio poca cosa. La temporada de los Magic ha sido un éxito rotundo y hay mimbres para seguir creciendo en los próximos años, pero a la primera de cambio que este grupo ha llegado a playoffs ha quedado claro que necesitan algo más en ataque. 32,6% en tiros de campo, 21,6% en triples y 63,3% en tiros libres firmaron. Así es imposible ganar. Y eso que enfrente los Cavs tampoco fueron ni siquiera notables: 44,4% en tiros, 26,7% en triples. Un espectáculo digno de no ver que no augura nada bueno a ninguno de los dos equipos a medio plazo en estos playoffs.

Los Cavs salieron a la pista con ganas de comerse el mundo y Mitchell de demostrar que él es el mejor jugador de la eliminatoria. Dos cosas que no habíamos visto demasiado a menudo durante las últimas semanas de temporada regular. Todo ello combinado con el acierto inicial en los triples (5/5) empezó a abrir un hueco preocupante para los Magic en el marcador. El equipo de Orlando, que no es precisamente el mejor en el tiro exterior, también se veía superado en ambos tableros por las Torres Gemelas de los Cavs, Mobley y Allen. Mobley, además, era uno de los que castigaba desde la larga distancia, haciéndole más difícil la tarea a la tercera mejor defensa de la temporada regular. Jonathan Isaac, que volvía a ser titular más de dos años después, mantenía un poco el tono de los suyos con lucha y buenas acciones defensivas, como en él es habitual. Paolo Banchero, que debutaba en los playoffs, lo intentaba aunque sin excesivo acierto. Con la entrada de los suplentes la cosa se equilibró un poco y se llegó al final del primer cuarto sin que la sangre de los de Florida llegase al río.

En el segundo cuarto ya sí pareció un partido de playoffs con todas las letras. Primero un empujón de Okoro a Mo Wagner cuando éste bajaba a defender pitado como técnica y después una defensa de Fultz sobre Niang en un contraataque que también acabó en técnica para los dos calentaron el ambiente. Esos piques cortaron el ritmo de juego, algo que a priori tendría que haber favorecido a los Magic, que eran quienes estaban por debajo y quienes jugaban peor hasta entonces. Pero no. Los Cavs siguieron más intensos, más acertado, dominando casi todas las facetas del juego. Y según fueron volviendo los quintetos titulares la distancia se hizo mayor. Al descanso, 53-41 y gracias, pensarían los Magic.

En el segundo cuarto habían firmado un 5/21 en tiros, un 0/7 en triples y habían perdido 4 balones. La suerte para ellos es que, aparte de los pívots (30 puntos entre ambos) y de Mitchell, y también del ánimo con el que estaban jugando, el partido de los Cavs tampoco era perfecto: 6/16 en tiros de campo, 0/6 en la larga distancia. Y la cosa empeoró a la vuelta de vestuarios, cuando al defensa de los Magic hizo aparición en todo su esplendor. Los Cavs metieron sólo 2 puntos en los 6 primeros minutos del segundo tiempo. La cuenta de triples fallados seguía su curso (15 fallados después de los 5 primeros aciertos) y los visitantes se llegaron a colocar a 4. A esas alturas Banchero, con 19 puntos, era la referencia clara de Orlando. Pero enfrente volvió a aparecer Donovan Mitchell con varias canastas seguidas que volvió a dejar la diferencia en dobles dígitos a favor de los locales.

Y de ahí no bajó hasta que un triple de Franz Wagner puso a los Magic a 9 a 7:30 del final (78-69). En los minutos previos los Cavs llegaron a tener una ventaja de 20 puntos que vieron como se esfumaba en otra desconexión ofensiva. Sin embargo, fue otra vez un espejismo para los visitantes, incapaces de mantener un ritmo anotador digno de remontada. Incluso desperdiciaban tiros libres casi cada vez que iban a la línea. Los últimos minutos fueron casi un baño y masaje para unos Cavs que recuperan la autoestima en el momento justo.

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