Mavericks 129-Knicks 114

Aviso muy serio de los Mavs

Todavía sin Luka Doncic (y sin Klay Thompson, Daniel Gafford...), los texanos arrollan a los Knicks con una exhibición de baloncesto colectivo.

Poco a poco, y después de un arranque irregular con derrotas evitables y desajustes a veces groseros, los Mavericks están encontrando su lugar, su juego. Y lo están haciendo, es lo más impresionante de todo, sin Luka Doncic: en la temporada 2022-23 el equipo firmó un sufrido 5-11 sin el esloveno, la pasada un 4-8. Ahora es un 4-1 que, en cuanto uno echa un vistazo a lo que están haciendo en pista en los últimos partidos, invita desde luego al optimismo. Este es el campeón del Oeste, conviene recordarlo, y el vigente finalista de la NBA. Y parece que puede mejorar notablemente su versión del curso pasado, en el que ya acabó siendo (tras el meneo del mercado invernal) mucho mejor que en los que lo habían precedido. Ahora falta Doncic. Que vuelva a jugar… y que coja ritmo de verdad. El físico, el del tiro exterior, el del flujo de juego en los últimos cuartos… Si pasa, o más bien cuando pase, estos Mavericks podrán, en una liga en general confusa en sus rangos y jerarquías, volver a sentirse como uno de los principales favoritos para jugar (otra vez) las Finales.

Contra los Knicks (129-114) quedó claro que este equipo que ha construido con una enorme capacidad de visión Nico Harrison (una llegada balsámica, decisiva, en el verano de 2021) tiene la fórmula para ganar en la NBA actual. Y tiene, sobre todo, funcionamiento colectivo, una capacidad refrescante para elevarse por encima de sus estrellas. No solo Doncic: también Kyrie Irving. Queda muy lejos la absoluta dependencia de los jugadores franquicias (el A y, cuando llegó, el B), y también han desaparecido aquellos Mavs que vivían o morían en la línea de tres. Ahora es un equipo que gana de muchas formas, como todos los que son buenos de verdad; Pero que suele hacerlo, como todos los que son buenos de verdad, desde la defensa, la dureza, la circulación en ataque y los roles bien definidos.

Los Knicks llegaban al alza, después de meter 145 puntos en Denver y con ese nuevo quinteto especial (Brunson-Hart-Bridges-Anunoby-Towns) que se está empezando a encontrar, sobre todo en ataque. También llegaban en cuarto partido seguido fuera de casa. Así que el peso de las piernas maridó con la intensidad de los Mavs en lo que acabó siendo un ejercicio de dominación: 28-15 el primer cuarto, 60-38 al descanso con, por entonces, un 26% en tiros totales y un 13% en triples para los de Thibodeau. Cuando llegaron los puntos visitantes, la cosa no pasó de un intercambio amable de canastas (la desventaja no bajó de los trece puntos) porque los Mavs pusieron lo suficiente en ataque después de su excelente primera parte en defensa.

Ni Bridges ni Anunoby jugaron cómodos, el segundo negado (3/15, 0/8 en triples, 8 puntos) por el físico de los Mavs tras su partidazo en Denver. Tampoco Towns (25+14, gran parte de su producción desde la línea de personal). Y Brunson, en otro regreso a Dallas, acabó con 37 puntos y 7 asistencias pero no pudo evitar una sangría que partió de la línea de tres: 0/8 de los Knicks en el primer cuarto, 7/29 en total. Un obvio contraste con el 17/33 de los Mavs, que sacaron 30 puntos más del triple con un 51% de acierto. Y que no han tirado bien en lo que va de temporada y han ganado, más que nunca, gracias a su peso y su energía en las zonas. Si además, como esta vez, entran los triples, la cosa se pone seria de verdad.

Cuatro jugadores superaron los 20 puntos, y eso en un equipo sin Doncic, Klay Thompson y Daniel Gafford: 23 con 6 asistencias Kyrie, que no tuvo que hacer heroicidades, 21 con un 4/8 en triples un Quentin Grimes que jugaba contra sus ex, 24 Naji Marshall, que hace muchas cosas que no hacía Derrick Jones Jr; y 21 con 9 asistencias desde el banquillo Spencer Dinwiddie. Además, PJ Washington terminó con 19 puntos, 10 rebotes y 7 asistencias. El ala-pívot es, ahora, el gran termómetro de estos Mavs. Cuando faltó, el equipo se descosió y cayó dos partidos por debajo del 50% de victorias. Desde que ha vuelto, seis victorias en seis y 11-8 total. Washington es fundamental en defensa, determinante, y en ataque depende menos del tiro exterior (esta vez, eso sí, 3/3 en triple) y está explotando cada vez más las ventajas, generalmente contra defensores más pequeños tras los cambios defensivos del rival, que le generan sus guards estrella cerca de la canasta.

En total, y cuando estén todos, los Mavericks tienen una rotación profunda, física, con alternativas, especialistas en defensa, secundarios de primer nivel y súper estrellas al frente. Tiene, en fin, exactamente lo que hay que tener. Solo hace falta que la fórmula cuaje definitivamente, que en ello está, que la salud no juegue malas pasadas… y, , que regrese la versión prime de Luka Doncic. Mientras, partidos como este ponen en alerta a todo el Oeste. O deberían, desde luego.

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