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Así es Jordi Fernández, primer técnico español en la NBA: ¿qué esperar de su debut en los Nets?

Por primera vez, la NBA tendrá un head coach español. Fernández lo ha logrado después de convertirse en uno de los asistentes más reputados.

Jayne Kamin-OnceaUSA TODAY Sports via Reuters Con

Jordi Fernández (Badalona, 1982) se convirtió en abril, con su fichaje por Brooklyn Nets, en el primer entrenador español en la NBA. Un paso gigantesco que llevaba tiempo rondando gracias a que estaba considerado como uno de los asistentes más reputados en la mejor liga del mundo. En 2009 dio el salto a Estados Unidos para integrarse en el organigrama de Cleveland Cavaliers de la mano de Mike Brown, su jefe también los dos últimos años en Sacramento Kings. Después de ascender, paso a paso, en la franquicia de Ohio, se mudó a Denver en 2016 como asistente de los Nuggets. Además, trabajó también con Sergio Scariolo en la Selección española y ahora es seleccionador de Canadá, bronce en el Mundial 2023 y quinta en París 2024, un torneo olímpico algo decepcionante porque era una de las claras aspirantes a medalla.

En junio, ya en su nuevo cargo, Fernández le contó a AS cómo había sido el proceso, diferente de otros por los que había pasado como asistente de primera categoría porque fue, a la postre, el definitivo para él, el del gran salto: “Es algo que nunca se sabe. He pasado por procesos de selección que creía que habían ido muy bien. En alguno estuve muy cerca de conseguir el puesto, pero finalmente no salió. Así que no te puedes fiar hasta que de verdad te ofrecen el trabajo. En el proceso de selección con Brooklyn Nets me sentí muy bien y después ellos tomaron la decisión. Creo que tuvimos conexión desde el principio”.

Ahora, comienza una nueva etapa y marca un hito para el baloncesto español. Pero él tiene claro que llegar es un enorme éxito pero que, a la vez, es solo el un paso más en su carrera. En cierto modo, si se quiere, uno de los primeros: “Esto es un proceso, y el mío no finaliza aquí. Los primeros pasos, el inicio, fueron muy duros. Estás en posiciones donde hay que trabajar mucho para aprender desde muy abajo, así que tiene igual de mérito o más que pasar ahora de primer ayudante a entrenador principal. Para mí ahora no termina nada, es solo un paso más. Paso a ser entrenador principal, pero no es el final de nada. Mi objetivo es serlo muchos años, que mis equipos se clasifiquen para playoffs, que luchen por títulos…”.

Un equipo que entra en reconstrucción absoluta

El debut de Jordi Fernández como head coach llega en un escenario gigantesco: el baloncesto de Nueva York. Y lo hace en pleno cambio de paradigma. Después de años de proyectos muy ambiciosos (Kevin Durant, Kyrie Irving, James Harden…), los Nets han entrado en una profunda reconstrucción que contrasta con el excelente momento que viven los Knicks, que tras lustros de disfunción se presentan en la temporada 2024-25 con uno de los proyectos más ambiciosos de su historia. Y como uno de los favoritos al anillo: Jalen Brunson, Karl-Anthony Towns, OG Anunoby y un jugador traspasado precisamente por los Nets, Mikal Bridges.

La pasada fue la primera temporada fuera de playoffs para los Nets después de cinco años en las eliminatorias del Este. El proyecto se vino definitivamente abajo en la segunda mitad del curso: 15-15 en Navidad, 32-50 final con solo once victorias después del All Star. Pero no sirvió para nada porque la primera ronda de draft era de Houston Rockets por el traspaso que llevó a Brooklyn a James Harden. Acabó siendo un número 3 muy valioso, que los texanos invirtieron en el guard tirador Red Sheppard, uno de los favoritos, a priori, para ser el próximo Rookie del Año. Y un recordatorio para los Nets de cómo de difícil es salir de proyectos que no han salido bien y para cuya construcción se hipotecó ese futuro que ahora se echa de menos. Por si hacía falta: en la franquicia se sigue recordando el órdago por Paul Pierce y Kevin Garnett que no llevó gloria alguno y entregó unas rondas de draft con las que los Celtics se acabaron llevando a Jaylen Brown y Jayson Tatum, los referentes del equipo que se proclamó campeón en junio.

Así que Jordi Fernández llega a un equipo en horas bajas en lo deportivo (suele ser así, de lo contrario es raro que se produzcan cambios en los banquillos) pero que tiene claro que su ruta es pensar en el medio plazo: construir. El general manager Sean Marks abrió de par en par esa carretera cuando traspasó a Mikal Bridges al vecino de Manhattan. El alero dejó en caja seis primeras rondas de draft, un botín excelente: cuatro no protegidas, un derecho a intercambio y una protegida de los Bucks. En paralelo, Marks recuperó, operando con los Rockets, las primeras rondas propias de 2025 y 2026 que habían entregado por James Harden. Así que ya no había duda: si los Nets querían recuperar sus rondas de los dos próximos drafts es porque contaban con no ser demasiado buenos… y no querían que pasara otra vez lo de Red Sheppard. No digamos lo de Jayson Tatum y Jaylen Brown.

¿Qué hace el entrenador de un equipo en reconstrucción que no piensa en ganar demasiados partidos y que de hecho trabaja para unas oficinas que seguramente prefiera perderlos? El draft de 2025, por ejemplo, trae lo que a priori son varios proyectos de estrellas diferenciales, de las que pueden cambiar equipos completamente: Cooper Flagg, Ace Bailey… La tarea de Jordi Fernández será ir creando una cultura de trabajo e ir viendo qué podrá ser útil en el futuro y qué no.

Hay jugadores que seguramente serán traspasados, veteranos de los que ayudan a ganar partidos en el corto plazo y que pueden dejar más rondas de draft si los equipos con aspiraciones se sientan a negociar: Dennis Schröder, Cam Johnson, Dorian Finney-Smith, Bojan Bogdanovic… Hasta el pívot Nic Claxton, que ha renovado por cuatro años y 100 millones de dólares, podría estar en el mercado si llega una oferta jugosa. Los Nets tratarán de cambiar presente por futuro: picks de draft, jugadores jóvenes, contratos que acaben a corto plazo... Ahora mismo, solo tienen garantizados 65 millones en salarios para la temporada 2025-26. Acaban contrato en junio Bogdanovic, Schröder, Finney-Smith (tiene una player option)… y Ben Simmons, esa estrella caída con la que es imposible saber qué pasará. El australiano solo ha jugado 57 partidos en las últimas tres temporadas y los Nets podrían intentar que esté en pista y coja el ritmo que hace tanto que no tiene para ver si, tal vez, alguien se plantea dar algo, por poco que sea, por él.

Mientras, el gran objetivo será ver qué tienen realmente dentro jugadores drafteados en los últimos años como el anotador Cam Thomas (22,5 puntos de media el pasado curso), Dariq Whitehead o Noah Clowney, un proyecto de cuatro abierto que podría hacer una buena pareja interior con Claxton. Porque lo cierto es que los Nets no están para aspirar a grandes cosas, pero sí podrían reunir una rotación profesional y capaz de ganar partidos (Schröder, Thomas, Johnson, Finney-Smith, Bogdanovic, Simmons, Claxton, Clowney…); La cuestión es que seguramente esa no será la prioridad. En la casilla de salida está claro, el trabajo de Jordi Fernández será poner de su parte para que la reconstrucción no acabe en disfunción y, como pasa no pocas veces, se acabe llevando por delante también al entrenador que ha tenido que lidiar con esa fase 1, el punto de arranque. Ese es el gran reto para un técnico excelente que está haciendo un camino que ya es historia del baloncesto español.

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