Un momento clave para Mara
El pívot español sigue teniendo problemas para hacerse con un hueco estable en UCLA, aunque también empiezan a asomar algunos brotes verdes.
Aday Mara sigue siendo muy joven (19 años) y sigue siendo muy alto: 2,21 con una envergadura de 2,35. Con un talento incuestionable, sigue por lo tanto siendo una de las grandes promesas del baloncesto español. Aunque su progreso no va tan rápido como podría haber parecido cuando en el verano de 2023 decidió dejar su Zaragoza natal, y el Casademont, para jugar en la mítica UCLA, la universidad que fue casa de algunos de los pívots más dominantes de la historia del baloncesto universitario: Lew Alcindor (después Kareem Abdul-Jabbar), Bill Walton…
Su primera temporada fue difícil. Menos de 10 minutos en pista por partido, 3,5 puntos y 1,9 rebotes. Le costó adaptarse a la exigencia física y al ritmo del baloncesto universitario… y a las preferencias de un entrenador duro, de esos idiosincráticos que abundan en College, como Mick Cronin, que llegó desde la Universidad de Cincinnati en 2019 con un salario de cuatro millones de dólares al año. Más que algunos colegas de la NBA.
A Cronin, de entrada, no le convencía lo que podía obtener en el corto plazo de Mara, que llegó como fichaje impulsado por Ivo Simovic, ahora en los Raptors y exasistente en el equipo californiano gracias, sobre todo, a su ojo con el mercado internacional. En Loyola-Maryland, por ejemplo, había amarrado la llegada de Santi Aldama. Para este segundo curso, Cronin le pidió a Mara que ganara músculo, presencia física. El equipo se había quedado sin Adem Bona, el nigeriano que acabó siendo seleccionado por los Sixers en segunda ronda de un draft 2024 en el que no hubo sitio para Mara, que optó por seguir en UCLA. Y ganarse más minutos, más presencia.
Su segunda temporada, por ahora, tampoco va como para tirar cohetes ni está haciendo demasiado para relanzar las opciones del pívot español de ser elegido en una buena posición en el draft 2025. Y eso que UCLA está en una parte del calendario, la inicial, más cómoda, de partidos que no son de Conferencia y que resultan menos exigentes, ideales para que derriben la puerta los que quieren hacerse un hueco mayor en la rotación. Cronin tiene ahora a tres recién llegados como principales de la rotación interior: William Kyle III, un transfer llegado desde South Dakota, es lo más parecido a un pívot puro, más pequeño y tosco que Mara. Y Tyler Bilodeau y Eric Dailey Jr son forwards que se están adaptando a posiciones interiores. Los tres están por delante de Mara, aunque si juegan juntos, el español pasaría a ser el primero desde el banquillo para el juego en las zonas.
Cronin sigue siendo muy exigente, sin problemas para airear qué le gusta y qué no: contra Idaho State, Mara cometió dos pérdidas en dos minutos, nada más salir a la pista, y se marchó al banquillo para no volver. En esa situación de exigencia y con un entrenador que le va a obligar a ganarse cada minuto que juegue, el partido contra Cal State Fullerton (una paliza, 80-47) que puso a UCLA con un balance de 5-1, se puede ver como una buena noticia para Aday Mara. Jugó 13 minutos, gracias a que el partido apenas tuvo historia, y acabó con 10 puntos (4/6 en tiros), cinco rebotes, 2 asistencias y 2 tapones.
Los Angeles Times relata como el público celebró la entrada de Mara, en la segunda parte y cuando Cronin estaba mosca por los rebotes que estaba concediendo su equipo debajo de su aro. En sus primeras acciones, el aragonés anotó una bandeja entre la defensa rival, anotó un gancho y acabó con mates los pases de sus compañeros, en especial del también reserva Kobe Johnson, que celebró poder jugar con un pívot de su tamaño: “Es muy divertido. Hay pases que no puedes lanzar a la mayoría de la gente, así que es muy divertido poder pasar a un jugador tan grande como él”.
Cronin dejó que Mara, porque esta vez sí entró a la pista muy conectado, acabara el partido. Y después le dejó un halago ante la prensa después de un partido para el que el español fue duda por un fuerte dolor de cabeza: “Para mí, estaba perfecto. Lo único que no me gusta de él es su gancho de izquierdas. Él me dice que lo hacía mejor en España…”. Veremos si Mara convence definitivamente a su entrenador y si se hace un hueco estable en la rotación de UCLA, también cuando lleguen los partidos de máxima exigencia. En función de eso, de lo que suceda, tomará las siguientes decisiones en su futuro como jugador de baloncesto: tiene la opción de ir al draft de 2025, al menos si el panorama se vuelve más halagüeño de lo que es ahora mismo, puede cambiar de universidad en Estados Unidos, regresar al baloncesto europeo…
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