Un error arbitral, a los tribunales

Un equipo de instituto de Nueva Jersey ha dado un paso con muy pocos precedentes y va a llevar un error arbitral a los tribunales una vez que la competición reconoció la equivocación pero se mostró sin capacidad para cambiar el resultado del partido, que era de playoffs y, por lo tanto, de eliminación. Sucedió el pasado martes en un Manasquan-Camden de semifinales del campeonato estatal del Grupo 2. Camden ganaba por un punto (45-46) cuando Griffin Linstra anotó la que parecía canasta ganadora, sobre la bocina, para Manasquan, que parecía rumbo a la final.

Uno de los tres árbitros dio la canasta por buena y en principio se dio por acabado el partido con victoria de Manasquan. Sin embargo, una reunión improvisada de los árbitros con el representante de la NSJIAA (New Jersey State Interscholastic Athletic Association), en el centro de la pista, cuestionó una decisión que no se podía revisar porque en esta categoría no está permitido el uso de vídeo ni de tecnologías como el instant replay. Otro de los árbitros cuestionó que la bola hubiera abandonado la mano de Linstra cuando sonó la bocina de final de partido, y la jugada quedó anulada y el partido cerrado sin esos dos puntos. Camden era el clasificado para la final estatal.

La jugada recorrió Estados Unidos a través de las redes sociales y provocó reacciones de personajes tan reconocibles como Dick Vitale, miembro del Hall of Fame y analista de ESPN: “No me puedo creer que los árbitros hayan decidido quitar a estos chicos la oportunidad de jugar una final estatal de instituto, algo que habrían recordado siempre. Me siento muy mal por ellos”.

A partir de ahí, comenzaron las reclamaciones de Manasquan, que presentó evidencias a la NJSIAA de que la canasta había sido legal: fotos y vídeos que parecían darles la razón pero que, una vez más, no se podían usar como prueba por las normas de la competición. Sin embargo, la claridad de la acción llevó a la NJSIAA a emitir un comunicado público en el que reconocía que la canasta debería haber contado y que Manasquan debería haber ganado el partido y accedido a la final. Pero insistía en que no podía cambiar el resultado oficial del partido y rectificar la decisión de los árbitros. Así que la cosa se quedó en una disculpa sin más acciones.

Sin embargo, Manasquan ha llevado su queja a los tribunales. Su abogado, Gerald Clark, definió la acción como “una absoluta parodia” y habla de conductas “caprichosas, arbitrarias y nada razonables” tanto en el momento en el que se cambió el primer criterio arbitral como en la falta de medidas que siguieron después, a pesar de que se reconoció la equivocación. Además, según información de Sportico, el instituto considera que un miembro de la NJSIAA (el que salió a la pista a hablar con los árbitros, se “situó de forma inapropiada en la escena e intervino de forma decisiva en el desarrollo de los acontecimientos”. En Manasquan creen que se violaron normas del deporte de instituto del estado de Nueva Jersey, y que el resultado inicial que se había decidido no se podía haber cambiado una vez dado el partido por acabado.

Hoy sábado se juega la final de ese Grupo 2 estatal en el que Camden, debido a este polémico cierre de la semifinal, jugará por el título contra la Arts High School de Newark. Manasquan quiere que se pare el partido y que este no se dispute hasta que sean atendidas sus reclamaciones, que quieren presentar antes los tribunales en una vista. Quiere evitar lo que sería, una vez que se juegue la final “un daño y una injusticia irreparables”: “Esto ha roto el corazón de jugadores, entrenadores, aficionados y todavía la comunidad académica de Manasquan”. Hay más asuntos detrás de todo esto: jugar una final de este tipo es algo importante para los jugadores que quieren estar en el radar de los ojeadores de las universidades que dan después las becas académicas para jugar en sus equipos.

Siempre según Sportico, será difícil que los tribunales ordinarios del estado interfieran en un asunto que consideran deportivo. Las leyes de la competición dan margen de maniobra a sus organizadores y son aceptadas por todos los equipos que participan. Además, se asume que una intervención en este caso podría abrir las puertas a consecuencias imprevisibles en todo el mundo del deporte, algo que con lo que los tribunales seguramente no querrían lidiar.