El Movistar Estudiantes, contra las cuerdas
El Hereda San Pablo Burgos pone el 0-2 en los cuartos de ascenso. Los castellanos volvieron a fustigar desde el perímetro a los madrileños con 20 triples.
Segundo golpe del Hereda San Pablo Burgos en los cuartos de la LEB Oro. Y este parece letal para el Movistar Estudiantes. No solo por ese 0-2 que coloca a los castellanos a un solo triunfo de la Final Four con los dos próximos partidos en el Coliseum, en su casa, en un recinto que estará a reventar para apoyar a los suyos y sentir un poquito más cerca su vuelta a la Liga Endesa tan solo un año después de caer al Infierno. Sino también por el partido, porque los colegiales cayeron (89-102) de manera clara y contundente contra un rival que dominó en todo momento el encuentro. Los burgaleses se sintieron muy cómodo gracias, de nuevo, a su increíble acierto desde el perímetro. Una auténtica locura: 20 anotados de 31 intentos. 5 más que el primer día cuando hicieron un 15 de 31. Imposible parar una máquina tan eficaz. Rupnik cogió el testigo de Khyri Thomas con 17 puntos con un 5 de 6 de tres. Josep Franch, con 23 tantos fue el máximo anotador en los locales, que estarán por tercer año seguido en LEB Oro si un dios benigno no intercede.
A rematar. A diferencia del partido inaugural de estos cuartos, los castellanos tomaron la decisión de saltar a la yugular de su rival desde el primer minuto. Sin especular. Sin dejar que se asentara. Aprovechar el viento a favor que les dio el duelo del viernes para someter, minuto a minuto, a su rival en la primera parte. Supieron romper la defensa individual colegial y también las variantes en zona, que otra vez permitían a los tirados esquinados tener una línea de visión perfecta de su objetivo. Los colegiales iban a remolque. Tapan lo que podían tapar con Smith, algo de Leimanis y un Franch que puso el 22-21 al concluir el primer periodo con dos triples, cada uno más lejano que el otro. Una ventaja sospechosa, bastante falsa por lo visto sobre el parqué.
Y, claro, si algo parece mentira, es que es mentira. El Burgos tiró del arma que le dio la victoria inicial en esta eliminatoria: el triple. Bueno, en verdad, fueron los dos equipos los que fustigaron desde el perímetro, pero el San Pablo tenía tres cosas a su favor: solo tenía que defender su ventaja, tiene un mayor potencial desde la línea de tres y la defensa ramireña no era contundente. Se iba hacia abajo con un soplido… y el Hereda dio siete en ocho intentos, con San Miguel (cómo ha manejado los dos duelos) acertado y Kancinas apareciendo a ráfagas. Escasas pero letales. Con esos ingredientes, esta sopa: 15 puntos en los primeros tres minutos del segundo cuarto. 21, los mismos que en el periodo inicial, en cuatro. Y ¡36!, en 10 para poner el 49-57 al descanso. Enorme Corbalán en el corte y la penetración. Mahalbasic era un boya en ataque. Solo Hughes, Franch y Larsen hacían algo de sombra a los chicos de Curro Segura.
El Estu estaba en la lona. El cambio debía partir de la defensa, de rebajar el acierto exterior de su rival… y no se dio nada. En ningún momento. El barco había chocado con el iceberg y por la grieta entraba demasiada agua. Y la necesidad se convirtió en nerviosismo con el arbitraje, que tomaba cada contacto como un falta, y en desesperación. Dos triples de Álex López y uno de Rupnik pusieron un +19 (55-74). El Burgos alcanza los 15 triples en 24 intentos. Un 68,2% de acierto letal que se alimentaba también de las pérdidas colegiales: 10 en tres cuartos, 12 en total. El telón se fue bajando poco a poco en el último periodo con unos castellanos que se ven ya en la Final Four. Solo un vuelco difícil de prever en estos momentos lo evitaría.