El milagro de España

No sé sabe muy bien cómo, pero la Selección ganó un partido imposible. Se llevó un triunfo inexplicable de Bratislava frente a Eslovaquia (72-76). Uno que si lo juegas 100 de veces más, pierdes en 99. Una victoria que deja a España a solo un paso del Eurobasket: si gana en Ourense a este mismo rival el lunes, tendrá su billete veraniego. Y que se logró de manera agónica, en dos prórrogas, con acciones milagrosas como un triple estratosférico y a la desesperada de Santi Yusta.

El alero, el mejor español con 21 puntos, robó a cuatro décimas del final del primer tiempo extra un balón en el saque de fondo eslovaco para lanzar y anotar sin mirar un triple que empataba el partido a 67. Antes había acertado otro para el 66-64. Nadie en el Tipos Arena de Bratislava, que se silenció de inmediato, daba crédito a sus ojos porque España estaba KO: a 8 segundos perdía de 5 (66-61). Y luego llego Miquel Salvó. Cuando todo el mundo temblaba, el tres acertó desde el perímetro a 1:15 para concluir la segunda prórroga y colocar el 71-74. Dos tiros libres suyos, elevaron el marcador al 72-76 final.

Fue una victoria épica que evitó uno de los mayores batacazos en la historia de la Selección. Una para frotarse los ojos, respirar de alivio y pensar que todo lo sufrido, solo fue un mal sueño, como cuando Vladimir Brodziansky pudo finiquitar el duelo en el tiempo reglamentario desde la personal: solo acertó un tiro libre que dejó el marcador en 59-59. De vez en cuando la fe, los milagros aparecen. Y España estuvo en el momento justo... tras una segunda parte para el olvido, que perdió por 43-21. Horrible. Hizo un 5 de 20 en triples desde el descanso para el 9 de 31 final. Más horrible aún. Lo positivo, los 51 rebotes, 20 ofensivos.

España dominó sobre la pista y en el marcador en la primera parte. Desde el 0-2, los chicos de Scariolo lucieron con claridad, sin esconderse y sin dudas, el cartel de favorito en un Tipos Arena lleno para disfrutar del partido de la década, como lo había definido la selección eslovaca. Llegaba el campeón de Europa. No era un día más en la oficina. Sobre todo, antes la posibilidad de alcanzar por primera vez en su historia desde su independencia un gran torneo internacional… pero Fran Guerra despertó rápido del sueño a todo un país.

El pívot, en el mejor momento de su carrera, era la primera arma ofensiva que utilizó la Selección. Todos los ataques acaban en sus manos. Y él respondió: 9 puntos sin fallo en 5:23 y 5-13 para el conjunto nacional, que no encontraba el camino desde el perímetro (0 de 5). Daba igual, todo lo que se erraba, se recuperaba. Rebote tras rebote, España llegó a los 15 en el primer cuarto, 5 de ellos ofensivos. Al descanso, cerró con 24, 9 en aro contrario. Eslovaquia no encontraba la misma cura a su falta de puntería desde el triple: sus 13 capturas no equilibraban su 2 de 13 de la primera parte.

Lo único que presentaban los centroeuropeos eran al ACB Vladimir Brodziansky, al correoso Mario Ihring y a la perla Timotej Malovec. Entre los tres, 21 de los 25 puntos en los primeros 20 minutos de Eslovaquia. Insuficientes ante una Selección que en la recta final encontró el triple perdido (4 de 6). Fue Yusta, con dos seguidos, quien elevó la diferencia por encima de la decena, hasta el +13 (25-38), en la recta final del segundo cuarto. Un periodo en el que Sergio de Larrea, Mario Saint-Supery e Izan Almansa, las tres perlas de la convocatoria, compartieron minutos en pista. Dejaron buenas sensaciones, sobre todo, Almansa. El pívot, en sustitución de un desacertado Sima, se movió bien cerca del aro, capturó rebotes e hizo 6 puntos en 5:25. Nada mal.

Y llegó la segunda parte y el castillo de naipes se derrumbó. Fue un accidente de tráfico: no podías dejar de mirar. Eslovaquia decidió ir a tumba abierta con Brodziansky de estilete. El pívot del UCAM Murcia hizo 23 puntos, 17 de ellos en una segunda parte antológica. Sus 7 tantos en la recta final del tercer cuarto cerraron el parcial de 10-2 que colocaba el ajustado 46-48. Y completaba el 21-10 de ese periodo.

España no anotaba. No encontraba ritmo. Ni huecos. Y cuando los hallaba, chocaba con Michael Fusek y sus 6 tapones. La Selección solo anotó 38 puntos en los últimos 30 minutos por 47 de su rival. Brodziansky dio la vuelta al marcador desde el perímetro (58-57) y todo se volvió loco. Falló el tiro libre que habría dado un triunfo histórico a su país y apareció Yusta, sus dos triples imposibles, el último inexplicable. La tranquilidad de Salvó calmó a toda la expedición española y asfaltó el camino hacia el Eurobasket. Mucho sufrimiento. El lunes más en Ourense.

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