Alberto Díaz, el héroe imposible de España

Dentro del organigrama casi poliédrico, formalmente perfecto y objetivamente preciso que Sergio Scariolo maneja en la Selección española, no deja de ser extraño que haya un héroe tan inesperado que cueste incluso trabajo asumir que lo está siendo. Y, sin embargo, la realidad cae por su propio peso: Alberto Díaz está siendo, de forma tan inesperada pero totalmente merecida, un revulsivo tan necesario como esencial en el buen hacer de España en el presente Eurobasket. Un torneo en el que ya se han alcanzado, por cierto, los cuartos de final. Y todo, con la inestimable labor del jugador del Unicaja, que ha sido el último en llegar pero da la sensación de llevar toda la vida desenvolviéndose en campeonatos internacionales.

Alberto llegó a la Selección tras ser el primer descarte, salir de la misma en la primera criba de Scariolo de cara al Eurobasket. Nunca fue uno de los elegidos para ir, pero la lesión de Sergio Llull y su imposibilidad de competir en el torneo continental lo cambió todo: Scariolo, que mantuvo a Juan Núñez hasta el final, descartó al joven base y llamó a alguien más experimentado como Díaz. Meses antes, la lesión de Ricky Rubio dejó a España con una gran escased de playmakers que provocó la lesión contrarreloj de Lorenzo Brown. Tras la baja de Llull, el único base puro que había era el propio Lorenzo, acompañado de un Jaime Fernández que también podía hacer de escolta. En otras palabras, se necesitaba más apoyo en esa posición... y ahí apareció Díaz.

En su momento, la llegada de Díaz fue por mera necesidad. Ahora, su presencia es una bendición. Empezó fuerte: ante Bulgaria, 5 puntos, 2 rebotes, 3 asistencias y un +12 con él en pista para 5 de valoración; ante Georgia, 8+1+1, otro +12 y 8 de valoración. Su estadística bajó en los siguientes encuentros, pero sus minutos se establecieron en la rotación y las intangibles empezaron a ser esenciales: sus movimientos laterales defensivos, su insistencia a la hora de perseguir jugadores pequeños y rápidos y su movilidad defensiva, ya sea en situación zonal o en estático, provocaban que fuera muy útil en una segunda unidad más centrada en la otra parte de la pista, con Usman Garuba protegiendo la zona (y haciendo de todo), y Alberto Díaz acompañando a Rudy Fernández en el hostigamiento exterior (y haciendo de todo).

Ante Turquía, Díaz fue clave al final, forzando faltas en ataque, provocando pérdidas con su agobiante presión encima del hombre y persiguiendo a Shane Larkin por toda la pista. En octavos de final ante Lituania, su capacidad defensiva y su ayuda en ataque (8 puntos), permitieron a España asentarse en pista y remontar el partido. Díaz sumó un +15 en pista y 9 de valoración. Y jugó casi 20 minutos (hubo prórroga), muchos de ellos acompañando en el quinteto a Lorenzo Brown, que pudo soltarse en ataque una vez sintió la tranquilidad suficiente que le daba su compañero en defensa. Rokas Jokubaitis fue uno de los que sufrió el efecto del base. Todo un referente del Unicaja que llegó de rebote a la Selección... y que está siendo uno de los héroes. Alberto Díaz, genio y figura.