Luis Casimiro: “Con la edad saboreas mucho más las cosas”

Luis Casimiro Palomo (Villamayor de Calatrava, Ciudad Real, 64 años) ocupa el podio de los técnicos con más partidos en ACB, tras Aíto (1.111) y Pedro Martínez (1.028). Suma 758 con un sinfín de equipos. Apenas ha parado desde que arrancó su carrera en la élite en 1997, haciendo historia con la Liga de Manresa. Pero tiene hasta más ilusión que entonces. Tras sus primeros pinitos en Puertollano, en donde hasta le dedicaron un polideportivo con su nombre, fue pasando por Don Benito, Gandía, Alicante, Salamanca, Gijón, Manresa, Cáceres, Valencia, Valladolid, Fuenlabrada, Estudiantes, Unicaja, Sevilla, Gran Canaria, Zaragoza y Promitheas Patras. Tras un año y medio en blanco, ha vuelto al ruedo en las filas del Breogán. Un nuevo reto que le devuelve a un banquillo, su hábitat natural durante estos más de 30 años intensos. Desborda pasión.

Aquí está de nuevo, en el baloncesto, su vida. ¿Lo ha echado mucho en falta?

Pues lo echaba mucho de menos, claro. La temporada pasada crees que vas a poder entrar en los primeros cortes que haya y luego, como al final no entras, sí, el verano también es duro. Había muchas ganas y la verdad es que vas todavía teniendo más hambre de baloncesto según pasa el tiempo. Estás estudiando y observando a otros equipos, poniendo un poco en orden tu baloncesto, porque te da tiempo. Organizas tus ideas, las cosas que tienes que seguir trabajando y que ir cambiando. Bueno, una vez que haces todo esto, pues estás deseando tener un equipo para ponerlo en práctica evidentemente.

Va para los 800 partidos en ACB, se dicen pronto. Solo Aíto y Pedro Martínez le anteceden, parecen inalcanzables, pero no creo que eso le quite el sueño.

No, no, para nada. Son dos personas a las que admiro y quiero. Tengo muy buena relación con ellos, prácticamente de amistad. Aíto debe de estar temblando porque Pedro parece que tiene ganas de batir ese récord, que ya es difícil. Para mí es un privilegio poder estar ahí y la verdad es que no pienso mucho en esto. Bueno, una vez que lo ves, es grato y un motivo de satisfacción, evidentemente.

Parte de sus orígenes fueron en Lugo con nuestro común un amigo Ricardo Hevia, que en paz descanse. Él siempre me dijo que usted era un entrenador de esos que se forman en el barro. ¿Duele ver a exjugadores estrella a los que parece que a veces regalan los banquillos?

Vengo del barro, así es. He entrenado en tercera división, en segunda, Primera A y B cuando existían, EBA, LEB... Como decía Ricardo, un entrenador hecho a sí mismo, con la experiencia en banquillos ya en categorías inferiores. En mis primeros pasos como profesional, con dos años en Don Benito, no tengo trabajo y aparece él para decirme: ‘Vente aquí’. Y lo que hace es que estoy viviendo en su casa y la manutención corre de su parte, porque yo era muy joven, acabando de empezar y él me ayuda para estar aquí observando cómo trabaja y para trasladarme ideas. Aprendí mucho de lo que es el juego, la relación con los jugadores y con los directivos. Siempre lo dije, es un maestro.

Tiene muchísimos equipos a sus espaldas, no terminaríamos nunca de citarlos. Y una salida fuera, a Grecia, al Promitheas Patras. Hubo problemas con el propietario e incluso decía que emigrar igual puede cerrar puertas aquí en España. Tuvo opciones recientemente en Rusia, Turquía e Italia. ¿Quedó muy escarmentado? Siempre priorizó la ACB.

Noooo, al revés, porque deportivamente Grecia fue una muy buena experiencia. Jugamos la Supercopa, ganamos a AEK en semifinales y llegamos a la final contra el Panathinaikos aquella pretemporada. Competimos muy bien y quedamos segundos. Luego empezamos la liga, el equipo está segundo, justo un sábado jugamos contra Apollon Patras: rivalidad, derbi local y ganamos en su casa por 16. Yo era el rey de Patras. Entonces vamos a jugar un partido a Bourg en la Eurocup y perdemos por 30. Me lanzan: ‘¿Qué pasa?’. Digo que hay que cambiar a algún jugador veterano griego y al día siguiente estoy en la calle....

Buah, tremendo.

¿La experiencia? En ese sentido es mala, pero deportivamente fue muy buena. Si volviera a salir al extranjero tendría que medir la seriedad de la liga, de los clubes, para tomar una buena decisión. Y, como has dicho, ahora mismo mi idea era aguantar dos temporadas como máximo sin trabajo para ver si podía volver aquí y si no, lo que tenía claro es que quería seguir siendo entrenador e iría a trabajar a donde hiciese falta.

Va a decir que en todos en todos los sitios ha aprendido cosas y ha estado feliz, pero aquella Liga con el Manresa... Eso es algo histórico, inigualable.

Sí, está claro, ojalá lo pudiera repetir otra vez. Es un hito en el baloncesto español, es difícil que un club de las características del Manresa en aquella época vuelva a ser campeón de Liga. En el año del debut se dan las circunstancias como uno quiere... que el estilo de juego que planteas sea ideal para los jugadores que tienes y al final acabes jugando muy buen baloncesto para ser campeón de liga, es lo máximo. Fuimos campeones de la Liga Catalana, semifinalistas de Copa del Rey y al final somos capaces de ganar la Liga. Jugamos un muy buen baloncesto. Si tuviera que destacar una temporada en mi trayectoria deportiva, es esa.

También tiene la Supercopa con el Granca.

Fue muy buen momento porque en un año somos campeones de la Supercopa y al siguiente, semifinalistas de la Liga y dejo el equipo en Euroliga. Luego se me han reconocido cosas en Valencia. Hay un momento amargo, haber perdido la Copa Saporta en Lyon a partido único contra el Montepaschi. Estábamos jugando muy bien, íbamos quintos en la Liga y en las eliminatorias y demás de la segunda vuelta de la Saporta nadie nos pudo parar. Llegamos muy bien, pero contra un Montepaschi que era un equipazo que entrenaba Ataman, no fuimos capaces de ganar y la verdad es que me dejó bastante herido eso. Fue algo que me señaló en Valencia para poder haber hecho una muy buena temporada. Me he quedado varias veces segundo y nadie se acuerda, en la Copa del Rey, la Saporta y en más cosas. El subcampeón se queda en el olvido.

¡Nos hacemos mayores! Entrenó a Alston y ahora anda el hijo en Manresa dando guerra.

¡Soy consciente! Pero ¿sabes qué me da la experiencia? Que saboreas mucho más las cosas, cada día en una cancha, soy más consciente de lo que hago. Eso te da la edad. Estoy disfrutando y soy feliz ahora volviendo, porque tengo muchísima ilusión. Tengo la pasión todavía por el baloncesto por entrenar. Volver aquí, a entrenar, a mí me hace feliz y lo valoro muchísimo más. Cuando estás metido, entrenas mil años sin parar, no te da tiempo a saborear nada y valorarlo, que estoy haciendo un trabajo que me apasiona y que tengo que disfrutarlo. Muchas veces el estrés de la competición te lleva a no ver esto. Y con la experiencia, te das cuenta de que tienes que vivir cada día y cada entrenamiento con la máxima intensidad.

Desde luego, desbordaba ilusión en su presentación en Lugo. ¿Le queda alguna espina clavada? En 2008 se llegó a hablar de candidato a la Selección por Pepu. Ahora con Scariolo parece imposible porque nos imaginamos que es eterno.

Hubo dos tentativas. Estuve cerca en esa que tú dices, porque sí que comí con Palmi y estuve con Pepe Sáez. Podía darse la circunstancia de entrar en la FEB, pero al final no hubo ni propuesta, ni oferta, ni nada, pero sí que hubo un par de encuentros. Quedó en nada. De forma muy inteligente, lo que hizo Pepe Sáez es: si vengo de Pepu y tengo algún problema, ojo, ha quedado campeón del mundo, lo mejor es traer a Aíto para aquellos Juegos Olímpicos. Era incontestable. Me puse en su lugar y dije: normal que traigan después de Pepu que ha sido campeón del mundo a alguien que sea incontestable para todos.

Unicaja lo verá ahora con envidia ganando títulos. ¿Cayó allí en un mal momento?

No me lo planteo. Estoy agradecido a Unicaja y a todo lo que me dieron allí, sobre todo interno y a nivel de público y del Carpena. Estoy supercontento, el trabajo que se hizo fue bueno. Se puede ver la botella medio lleno o medio vacía. Lo que está claro es que nosotros estuvimos a punto de entrar en semifinales de la Eurocup y nos golpearon muchísimo las lesiones cuando jugamos contra el Alba de Berlín. Competimos bien, pero no llegamos a pasar a semifinales. Con Unicaja yo he jugado una final de Copa del Rey y estuvimos a un tiro libre, a un rebote ofensivo, que lo teníamos casi en las manos, para haber eliminado en la burbuja a Baskonia y entrado en las semifinales, porque teníamos el partido supercontrolado y no fuimos capaces de cerrarlo. Tú analizas los resultados y puedes decir que estuvo bien, para mí es así.

Se le ve satisfecho.

Yo creo que se hizo muy buen trabajo porque la segunda clave que te doy es que yo he dirigido tres temporadas al Unicaja de menos presupuesto. En la historia de Unicaja, los tres años con menos presupuesto han sido los míos, es un dato objetivo y con eso, pues trabajamos y estoy superagradecido a lo que me dio el club y Málaga. Ningún rencor y, al contrario, me alegro muchísimo por la gente que antes estaba allí y a la que ahora le va bien. Los respeto muchísimo, me parece que el trabajo que está haciendo Ibon (Navarro) está siendo muy brillante.

Se enfrenta a Chus Mateo, al que sustituyo en Fuenla y Unicaja tras destituciones. Siempre parece que está en entredicho.

Cuando estás en el Real Madrid o el Barcelona, todo se dimensiona. Y como lo normal es que tengas que ganar muchos partidos y perder pocos, cuando pierdes alguno más de la cuenta, estás en el disparadero. Ha hecho un gran trabajo los últimos años, el trabajo de los anteriores es excepcional y ahora con un equipo muy renovado porque ha perdido mucha gente de muchísima calidad, hay medio equipo nuevo, debe tener un margen para que todos se adapten. Es el tributo que tienes que pagar para estar a este nivel Y dicho esto, el Real Madrid tiene una capacidad impresionante. Contestando a tu pregunta, como entrenador del Real Madrid o de los equipos grandes, pues el tributo es este, cuando tú pierdes algún partido que no esperabas, estás ahí en la picota.

Comenta que la definición perfecta para ellos es que están siendo irregulares.

Cuando vienes de ganar o de una racha buena, igual estás más tranquilo, confiado de que puedes ganar otro partido, y al final eso es malo. Nosotros ya sorprendimos así al Gran Canaria, que venía de ganar partidos muy difíciles. Y cuando no ganas te crea desconfianza, incertidumbre, te genera dudas. Puede hacer que estés más en alerta, pero si no estás fino tampoco estás sólido. Veremos qué nos vamos a encontrar.

Han pasado muchos jugadores por sus manos. Hasta dirigió a uno de los equipos del All-Star ACB en 1998 en Murcia con Pedro Fernández de MVP. Por ahí andaban Cabezas, Berni, Felipe...De todos los que ha tenido a sus órdenes, ¿cuál es que le ha dejado más marcado?

Bueno, me ayudaron muchos. Una cosa es cuando tú empiezas y tienes tu baloncesto en la mente y lo empiezas a practicar con jugadores de más nivel. Estos te ayudan a mejorar, te enseñan muchas cosas. Si tengo que decir un nombre, Pepe Arcega. Me enseñó mucho sobre la mentalidad del jugador a nivel competitivo, porque era un tío, como buen maño, directo, de frente y luego con detalles a la hora de tomar decisiones en el juego que los he ido enseñando. Le llamo ‘el maestro’, he aprendido mucho de él. Claro, mucha gente joven que lea esto dirá: ¿quién es este Pepe Arcega? Pues un gran base del CAI. Hay muchos y muy buenos. Gracias a ellos he podido hacer una larga vida deportiva como entrenador.

Acabamos con su actual equipo, el Breogán. En Lugo el baloncesto es casi una religión. ¿Cómo calificaría este reto?

Como apasionante. Porque vengo con hambre después de un año y pico parado. Es una ciudad que vive el baloncesto desde hace muchos años y tiene una gran afición, exigente. Poder trabajar en un club de esta estabilidad como el Breogán, con las ideas claras, con un público y una afición entregada, con una ciudad detrás, para mí es una responsabilidad, pero, al mismo tiempo también supone mucha motivación para hacer bien mi trabajo.

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