Vincent Poirier se reivindica dentro y fuera de la cancha

El Efes continúa encontrándose a sí mismo. Algo que ocurre tanto de manera colectiva como como individual. Tomislav Mijatovic se halla ante la primera temporada que puede dirigir desde el principio, ya que el experimento que se hizo con el turco Erdem Can finalizó en nulas ganancias, tratando de que se trabaje en la misma línea por la que se iba el pasado curso cuando él tomó las riendas. En la Euroliga el balance de las tres primeras jornadas les deja en negativo: han perdido dos partidos y han vencido en uno.

Se mantiene el grueso de la plantilla. Por ahí iban los tiros. Shane Larkin y Darius Thompson son los que llevan la guía, Beaubois es un seguro de vida, Willis tiene otra oportunidad de brillar y Elijah Bryant, sancionado para el duelo de este martes (en Serbia ante el Maccabi con 93-91 en el marcador) por su encontronazo a mordiscos con Tarik Biberovic, es otro de los que continúa. Entre los fichajes, contrastados como Rolands Smits y melones por abrir como Stanley Johnson. Y, como una de las transacciones europeas del verano, un Vincent Poirier crecido después de su etapa en el Real Madrid. El pívot francés, que a Tavares le disputaba la titularidad por momentos en la 2023/24, no había sacado la cabeza hasta ahora, firmando un par de jornadas iniciales con un éxito inversamente proporcional a su nómina.

El Efes peleó en el exilio del Maccabi, disputando de nuevo sus encuentros en la Sala Pionir, pero se quedó con las ganas. Una continuación de Hoard en la que precisamente Poirier se quedó rezagado puso el margen de dos puntos con el que la velada expiró, previo triple a la desesperada de Larkin a ocho metros del aro. En casa ante el Olympiacos tendrá la opción de balancear sus números en esta Euroliga, en la que no tienen las expectativas de los años gloriosos de Ataman pero aspiran a cazar una de las diez plazas principales.

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El verdadero protagonista de este choque, sin embargo, fue otro. Saben Lee inicia su ruta en la absoluta élite europea con un aviso a navegantes. Para empezar porque su primera jugada fue un matazo en la cara de Ercan Osmani al acabar un contraataque. El ex de la NBA, que en el Manisa turco hizo valer su calidad, disputó 22 minutos y clavó 23 puntos. Anotador con hambre, acierto a raudales. Ambas cosas juntas están haciendo de él una noticia en sí mismo este último mes. Acumuló también 5 rebotes con un robo y una asistencia. El cuadro de tiro, nada mal: 2/2 en tiros de tres, 6/8 en tiros de dos y 5/7 en tiros libres. El mencionado Hoard, con 18, y Blatt, con 14, le apoyaron bien en la tablilla de anotadores. Una receta que calma un poco las aguas en un Maccabi con hondo pesar: acaba de perder a Jordan Loyd, que se escapa a Mónaco, y tendrá lesionado a Rokas Jokubaitis unas tres semanas.

El paso adelante de Poirier

Teniendo una baja tan sensible como la de Bryant el Efes le puso carácter para no perder de vista la victoria, aunque finalmente se les escapó entre los dedos. Vincent Poirier fue uno de los responsables. El de Clamart había acumulado 7 puntos en 26 minutos durante las dos actuaciones iniciales de la Euroliga, raquítico para ser uno de los fichajes de relumbrón del mercado y con el historial que trae de la campaña anterior. Se estaba viendo fuera de foco ante el ímpetu que le pone Dan Oturu, que impactó nada más llegar y mantiene un buen nivel después de las vacaciones. Mijatovic apostó en Belgrado por Poirier al observar que el comienzo de partido era reivindicativo. Los números le dan la razón al entrenador para haber hecho ese cambio sobre la marcha: 10/11 en tiros de campo para 22 puntos en 30 minutos, añadiendo otros dos tiros sin fallo en la línea de personal.

Poirier, visiblemente en contra -y no sólo por ello en sí sino por anunciarse horas antes de jugar ante el Maccabi- de la sanción a su compañero Bryant tanto deportiva como económica, quiere ir reivindicándose también fuera de la cancha; en una airada conversación en Twitter con aficionados llegó a espetarle a preguntarle a uno “¿me he f... a tu madre o qué?”, algo que más tarde quiso suavizar diciendo que “me siento bien, esto es sólo un juego de niños, nada serio por mi parte”. El interior empieza a hablar claro tras un inicio de año titubeante.

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