Poirier lo celebra a lo grande

Aún sin finalizar la tercera jornada, solo quedan tres invictos en la Euroliga (con al menos dos partidos disputados) y los tres son españoles. El Madrid, el Barça y el Valencia, que recibe este miércoles al Maccabi, en un duelo declarado de alto riesgo, para ponerse al día. La ACB enseña músculo, saca molla el Madrid, que con el +14 definitivo al Zalgiris Kaunas (93-79) arrebata el liderato a los azulgranas por cuatro tantos en el average general. Apenas una anécdota. No lo es el nivel de juego merengue, su presencia imponente en toda la cancha, su serenidad en ataque (26 asistencias) y lo engrasado de sus mecanismos, con los roles, este año sí, muy definidos, con todos aportando, con Facundo Campazzo, en capitán general (18 puntos, 9 pases de canasta y 28 de valoración) y Vincent Poirier a un nivel muy alto, en forma, sintiéndose principal otra vez, remachando y llegando a mucho atrás (18 y 7 rebotes para 28 créditos). De celebración por su 30 cumpleaños. “Con los pases del Chacho siempre estoy de celebración”, venía a decir en Movistar+. Y, en medio de tanto, sin estridencias, aparece Deck tras la lesión: 19 con 8 de 10 en tiros de campo. Como Rudy (3 triples sin fallo, 6 capturas y 4 asistencias).

Poirier como Romay, de canasta a canasta

Los blancos volvieron a dispararse de inicio, pero sin dar sensación de exprimir su motor, más bien al revés, con un ojo en el calendario, en las rotaciones y en repartir esfuerzos (el jueves viene el Armani Milán de Mirotic y Messina). El duelo nació con ritmo alto, eso sí, y lo gobernó Campazzo de salida con sus piernas, capacidad de dirección y liderazgo, y acierto, autor de tres de los cuatro triples seguidos (el otro, de Yabusele) con los que el Real abrió la primera brecha: 25-16. El Zalgiris no andaba mal, contestaba, se agarraba y agrupaba buenos porcentajes (por encima del 50% al descanso), su hándicap estaba atrás, donde era incapaz de frenar las zancadas del rival.

Como las de Poirier, que relevó con fuerza a Tavares y protagonizó la acción de la noche, una que duró siete segundos y que se saldó con un canastón que no subió al marcador por falta antideportiva previa de Rolands Smits. La secuencia es la siguiente: el pívot francés va en ayuda de Rudy, casi roba el balón a Ulanovas, reacciona raudo y llega a ponerle un tapón a dos manos a Hayes, agarra el rechace, sale corriendo y tratando de controlar el bote con Hayes a su lado, dribla la presión de Evans en medio campo cambiándose el balón de mano (de la izquierda a la derecha), supera la falta de Smits, continúa y deja una bandeja desde abajo frente a Dimsa que entra limpia. Los árbitros anularon el desenlace por la acometida de Smits, nada dura, pero con la única intención de detener la galopada. Un jugadón, a lo Fernando Romay frente al Il Messaggero de Roma hace 34 años. Quien viera aquel coast to coast, lo recordará. Más allá, el Facu se fue al descanso con 16 tantos en 12 minutos. Y Rudy (fenomenal su reentrada: no participaba desde la victoria frente a Dallas), 14 de valoración en 10:31 con 6+4+4.

Lo que no había logrado la escuadra lituana en la primera parte, lo hizo en la segunda: aminorar al Madrid, su potencia de fuego. Los blancos, que partían del 53-43 del intermedio, tardaron casi seis minutos de la reanudación en apuntarse su primera canasta en juego. Y de ahí al cierre del tercer periodo, otros 15 tantos, con rebote y velocidad para olvidar un número alto de pérdidas. Los de Chus Mateo amontonaban ya 19 asistencias a falta del último cuarto, uno que abrió Llull con canasta y un 2+1, que no fue 3+1 por un centímetro, el que pisaba su zapatilla la línea: 77-65. Enfrente, Brady Manek, un cuatro francotirador, que ha pasado por Australia y que descerrajó 11 de los 13 puntos previos visitantes en ese tramo. No iba a ser suficiente: 85-67. El Real había dado un giro de tuerca a su intensidad, subía revoluciones. Ni Campazzo ni Tavares andaban en pista (luego volverían); sí estaban los Sergios y Poirier. Y un Deck restablecido de la rotura muscular. El Chacho repartió asistencias en cascada, hasta cuatro, una de ellas finalizada con un alley-oop acrobático del pívot francés con su mano izquierda, difícil de embocar, pero ¡vaya si la clavó! Monumental. Ovación y vuelta al ruedo tras su sustitución. Lo está disfrutando, como el Madrid.

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