Ni Obradovic, ni Laso, ni Messina

Los que hacen unos meses, casi todos ellos, tenían la consideración de mejores entrenadores del baloncesto europeo, la siguen teniendo hoy. Las cosas no cambian por una temporada, un puesto clasificatorio decidido por un triunfo arriba o abajo. Eso es tan cierto como que ha sido una Euroliga muy dura para leyendas de los banquillos continentales como Pablo Laso, Ettore Messina y la mayor de todas, el inigualable Zeljko Obradovic. Los tres (sus equipos: Bayern, Milán y Partizán) llegaron eliminados a la segunda tanda de partidos de la última jornada de una fase regular que esta vez metía a diez en postemporada, ya que el nuevo play in (implementado a imagen y semejanza del de la NBA) pondrá en liza a séptimo, octavo, noveno y décimo por los dos últimos puestos en playoff. Ni así: hay ocho equipos eliminados y tres de ellos tienen como entrenadores a Laso, Messina y Obradovic.

Y otro tuvo a Dimitris Itoudis. El griego fue despedido por el Fenerbahçe, y sustituido por Sarunas Jasikevicius, a mediados de diciembre. El equipo turco estaba 6-7 y después, con el ex del Barça, reaccionó y se aseguró su presencia entre los que estarán en playoff sin pasar siquiera por la nueva repesca. Incluso se puede incluir en esa lista de ilustres maltratados por esta Euroliga 2023-24 a Sergio Scariolo. El seleccionador español salió de Bolonia de forma ruidosa y fulminante justo antes del inicio de la competición y en medio de una fuerte polémica con la directiva de la Virtus.

No ha sido una temporada paciente con los banquillos. Si se cuenta a Scariolo, que no llegó a empezar los partidos oficiales del curso, y se llega hasta Álex Mumbrú, despedido por el Valencia Basket hace unos días, un total de ocho equipos (de 18 totales) de la Euroliga han cambiado de técnico durante la temporada. Los que han ido dejando su puesto han sido, además de los citados Scariolo, Mumbrú y Ditoudis, estos: Dusko Ivanovic (empezó la temporada en Belgrado y la acaba en Vitoria), T.J. Parker (en líos por las formas de su despido con su hermano Tony, el mítico exjugador y presidente del Asvel), Gianmarco Pozzecco (apenas dos meses en el Asvel como relevo de Parker), Kazys Maksvytis, Joan Peñarroya y Erdem Can, que solo duró unos meses como relevo de Ergin Ataman en el Efes pese a llegar con los premios de Mejor Entrenador de 2023 tanto en la Eurocup como en la Liga turca.

Messina, en la situación más delicada de todas

Si se combina la actual Euroliga y la vieja Copa de Europa, solo hay 16 entrenadores que, desde Alexander Gomelsy estrenó el palmarés en 1958 con el ASK Riga, han ganado al menos dos veces la máxima competición continental. Cuatro de ellos son Itoudis, Laso, Messina y Obradovic. Que apilan 17 copas entre los cuatro: las nueve de Obradovic, cuatro de Messina y dos de Itoudis y Laso. Y que, por ejemplo, fueron responsables de cinco títulos seguidos (2015-19) antes del parón por la pandemia y, desde entonces, los dos de Ataman con el Efes y el de Chus Mateo con el Real Madrid. Ataman, el último en llegar a dos títulos (2021, 2022) se salva de la quema de ilustres de esta Euroliga: tras salir del Efes, cogió un Panathinaikos que venía de tres temporadas con más derrotas que victorias (11-23, 9-19 y 11-23) y lo ha convertido en segundo de la fase regular (23-11) y una de las principales alternativas al gran favorito al título, el Real Madrid.

Itoudis no tuvo éxito en el Fenerbahçe y el 13-21 final del Bayern de Laso se puede considerar decepcionante: decimoquinto de dieciocho equipos. En plena transición y en construcción de un proyecto más grande y a mayor escala, al vitoriano no se le pedía, en su primera experiencia en un banquillo tras su salida del Real Madrid, que ganara el título ni que estuviera en la Final Four. Desde luego, el Bayern no era uno de los favoritos para acabar entre los cuatro primeros de la fase regular, pero un billete para cuartos de final o al menos una plaza para la repesca del play in habrían dejado mejor sabor de boca en Múnich.

Obradovic no ha podido repetir el increíble trabajo de ensamblaje que realizó la temporada pasada, cuando cogió un Partizán muy renovado y tras un principio difícil lo acabó metiendo en cuartos… y puso un pie en la final four cuando su equipo ganó dos partido en el WiZink y dominaba 0-2 al Real Madrid. Pero los de Chus Mateo, tras la infame pelea que cerró el segundo partido, remontaron la serie y eliminaron a un Partizán que, desde ahí, tenía buenas perspectivas para esta temporada. Pero la ha cerrado en negativo (15-18) y a un partido del play in. Las caras nuevas no han estado a la altura de algunas bajas que se han demostrado fundamentales (Exum, Lessort…).

Pero el caso más duro es, sin duda, el de Messina. Que el Olimpia Milán, con su presupuesto y su plantilla, no esté ni entre los diez mejores parece demencial. Ha habido muchas lesiones (una larga de Nikola Mirotic, por ejemplo), polémicas, cambios en la plantilla… pero el Milán nunca ha llegado a engancharse ni siquiera al furgón de cola, pese a su intento final a la desesperada. Y era un equipo llamado, este sí, a pelear por estar en la Final Four. Messina lo llevó a ese escalón en 2021, se quedó a un tiro de Cory Higgins en el último segundo de, tal vez, eliminar al Barça y jugar la gran final pero después han seguido dos años de pesadilla. Este ribeteado por el fracaso, al menos este curso y entre lesiones y derrotas, de la gran apuesta realizada para hacerse con Mirotic. Messina (64 años), cuatro veces campeón de la Euroliga (la última en 2008), ha parecido durante muchos momentos del curso superado, sin recursos ni ideas y metido en peleas internas que, al menos por ahora, no han hecho que se acabe la fe enorme que tienen en él el propietario, Giorgio Armani y el presidente, Leo Dell’Orco.

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