Musa lidera la fiesta en Dubái
El primer partido de la historia de la Euroliga en Dubái, con un buen ambiente en las gradas, deja una victoria trabajada, estética y convincente, del equipo local.
Si se considera que este Dubai Basketball juega hacia dentro, para atrapar adeptos en su casa mientras hace camino, pero también hacia afuera, para ganar legitimidad en la zancada de la Euroliga en Oriente Medio, seguramente no había mejor rival para su estreno que el Partizán de Zeljko Obradovic. Realeza del baloncesto europeo, un buen puñado de serbios en las gradas… y el mejor entrenador de la historia de la competición en el banquillo visitante. Si quieres dejar claro que este es tu lugar, que estás donde mereces, seguramente no hay nada más significativo, un guiño simbólico, que ganar a un entrenador que tiene nueve Euroligas en su palmarés. El Dubai Basketball, solo un partido disputado. Y ganado.
Solo un partido que no fue solo un partido: la Euroliga amplió definitivamente sus fronteras, primera experiencia de fase regular en el Golfo Pérsico, y cambió su geopolítica para siempre, un impulso que ha gastado muchas horas en despachos y que recogió la inercia de la pasada Final Four, en Abu Dabi. Esta es la Euroliga moderna, la de los veinte equipos que acabarán siendo, veremos cuándo, veinticuatro con dos Conferencias. La que rasga las fronteras clásicas de su mapa y obliga a sus aficionados a reubicarse. Con un ojo en los Emiratos: el Dubai Basketball se dio el gusto de un estreno brillante (89-76) ante más de 6.000 aficionados.
Una imagen saludable en el fantástico Coca-Cola Arena, un pabellón de formulación NBA que tapó un anillo superior que quizás abra contra el Barcelona (una marca global) en su siguiente partido como local, el 16 de octubre. Este, el primero de esta temporada y de su historia en la Euroliga, cumplió con lo que había prometido en la víspera el ideólogo de este proyecto, el bosnio Dejan Kamenjasevic, un ambiente de partido a la americana (el pack completo con animación, música, concursos, percusión…) pero el juego tiene que ser de Euroliga. Y lo fue.
Y vistoso, que hay que sembrar. El público era una mezcla con mucho pulso de trabajadores expatriados (muchos europeos, un buen caladero para ir dando pasos) y nuevos aficionados dubaitíes. Justo detrás de la zona de prensa, algo que no sorprende en cuanto se han pasado un par de días en una ciudad que parece acoger doscientas nacionalidades en cada baldosa, se hablaba español: una familia gallega vio el partido con sus abonos de temporada. Diez años después de llegar a Dubái, esta es la primera vez que sienten que un equipo es de verdad de la ciudad. Esa es la baza, la identidad de un proyecto con tres años de vida y mucho por hacer… pero un potencial de desarrollo fascinante.
Después de quitar el precinto a la tarde, y todavía con olor a nuevo en el ambiente, una expectación saludable que habrá que ver hasta dónde llega, el Dubai Basketball jugó un muy buen partido contra un Partizán sin conexiones. Un equipo que lleva ya algunos años invirtiendo en plantilla cambiantes, con jugadores que cuesta ver como ideales para el gusto de Obradovic. Muy decepcionante aunque todavía sin hacer, con muchas caras nuevas. El único momento visitante, con cánticos serbios en el City Walk de Dubái (es un nuevo mundo…), llegó en el inicio del segundo tiempo, cuando un parcial de 0-8 puso por delante (47-48) a un equipo que había sido zarandeado de salida (28-18, primer cuarto) por las ráfagas de triples (7/7 para empezar) del Dubai Basketball. Pero ahí se acabó (80-58 no demasiado después) un equipo que pareció una reunión de jugadores que acababan de conocerse. Con chispazos discontinuos de Jabari Parker, el del Barça, y muy poca producción de los talentos individuales más obvios (Carlik Jones, Duane Washington, un correcto pero intermitente Shake Milton…).
El Dubai Basketball sí tenia un plan. Y fue mucho más vital. Jugó con energía, ideas y vocación de anotar, correr… divertir. Davis Bertans (5/7 en triples, 20 puntos) tuvo uno de esos días suyos en los que parece incapaz de fallar. Mfiondu Kabengele controló las zonas (15 puntos, 5 rebotes) y sacó el martillo cuando la cosa se puso fea; McKinley Wright IV dirigió sin estridencias (7 asistencias), Filip Petrusev jugó con la voracidad que no siempre encuentra (14 puntos, 8 rebotes) y Dzanan Musa (19 puntos, 4 rebotes, 5 asistencias) dejó algunos de los mejores latigazos de talento de la noche. El ex del Real Madrid tiene el juego y la jerarquía para ser capitán general en este Dubai Basketball que gustó en su primer partido. Un buen equipo, un excelente pabellón, un proyecto que será o no será pero que desde luego puede ser. Todo nuevo y, para empezar, con una sonrisa de oreja a oreja.
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