La Final Four pasa por Vitoria

Con la eliminatoria 2-0 y el Madrid a un triunfo de meterse en su décima Final Four de las últimas trece, cada entrenador se afana en lanzar su mensaje, el que le interesa a su equipo. En los blancos, claros dominadores de la serie hasta ahora, Chus Mateo quiere que nada cambie, o que si lo hace sea a mejor, para sentenciar la eliminatoria en Vitoria. “Particularmente, no me fío de nada, intento ser cauto y transmitir esa alerta a los jugadores, pero también mucha confianza. (...) Quiero jugadores que presten atención, que sepan que con todos los sentidos puestos en la cancha es difícil batirnos”. Y pide mejorar atrás en el uno contra uno y en el balance defensivo. En los azulgranas, Dusko Ivanovic toca a zafarrancho sin ninguna red ya de seguridad: “Es una gran día para intentar ganar este partido y seguir en la lucha por la Final Four. Con nuestro público todo es posible”.

El Baskonia no se lleva un duelo de playoff en Europa desde 2019, en su última participación, y no pasa una eliminatoria desde 2016, pero apurará sus opciones si alcanza su mejor versión incluso con la baja confirmada también para este tercer encuentro de Moneke. Sedekerskis, el capitán vitoriano, refuerza el mensaje de su técnico: “Todos juntos podemos ganar este partido”.

El Baskonia tiene que pasar de las palabras a los hechos en un playoff en el que se ha mostrado inferior en la pintura a un rival con Tavares y Poirier (se reparten los minutos de forma salomónica) promediando conjuntamente en el puesto de cinco 19 puntos (69% en tiros de campo), 15 rebotes, 3 asistencias, 3 recuperaciones y 4,5 tapones para 34,4 de valoración. Apenas ­Costello ha salvado algo la cara; no es suficiente. De hecho, los baskonistas suman solo tres triples menos (28 con un 37%) que canastas de dos (31).

El base Miller-McIntyre y el alero Marinkovic son los mejores en el perímetro y necesitan que su cañonero, Markus Howard, se libere de una defensa rival que lo ha dejado en solo 13,5 tantos con un 37% en el lanzamiento (y 4,5 de valoración) en los dos primeros asaltos. Si alguien puede enardecer el Buesa, es él con sus rachas. “Si empieza a meter es imposible pararlo. El objetivo es que no levante los triples, tratar de mandarle a la pintura”, explica Deck, uno de sus defensores. “Es extraordinario, de los mejores jugadores que hemos visto en los últimos tiempos”, apunta Chus Mateo, que cuenta con la versión MVP de Campazzo (17 puntos, 5 asistencias y 23 créditos) al timón.

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