La Euroliga se queda sin paciencia

La exigencia en la Euroliga es máxima. Tanta… que puede estar empezando a ser demasiada. Al menos, con los entrenadores. Por mucho que la fase regular sea un trayecto muy largo, 34 partidos que desembocan en play in (novedad esta temporada) y el habitual playoff de cuartos de final. Pero el hecho es que después de solo cuatro jornadas y tres semanas de competición (ha habido ya una doble) han cambiado ya los ocupantes de tres banquillos. Y hay un cuarto cuyo futuro está seriamente comprometido. Tanto que hasta Mike James, uno de los mejores de la competición en los últimos años y un habitual también en las redes sociales, ha pedido un poco de paciencia para el baloncesto europeo. Visto este arranque de temporada, puede que no le falte razón al base del Mónaco.

Después de la cuarta jornada cayó Dusko Ivanovic, que ha dejado de ser entrenador del Estrella Roja, un equipo que planteó la temporada con mucha ambición y ha comenzado con tres derrotas en cuatro partidos, además seguidas después de comenzar con victoria cómoda contra el ASVEL. Dos partidos fuera (Kaunas, Bolonia) y uno en casa contra un equipo que fue de Final Four el pasado curso (Mónaco) se saldaron después con tres victorias apretadas, ninguna por más de seis puntos y en partidos en los que al equipo de Belgrado se le atragantaron los últimos cuartos. Ivanovic ha pagado el pato y ha sido despedido. Su lugar lo va a ocupar el griego Ioannis Sfairopoulos, que en la última década ha entrenado a Olympiacos y Maccabi.

El siguiente partido del Estrella Roja es nada menos que su gran derbi local contra el Partizán, que comparte su mal inicio (1-3). Cuatro días, además, el duelo se repetirá en la ABA. Para Ivanovic no ha valido ni tener una plantilla totalmente renovada (once salidas, once fichajes) ni el buen rendimiento en la Liga Adriática: 3-0 con un Ivanovic (66 años) que se hizo cargo del equipo el pasado 11 de noviembre (hace menos de un año) y que tenía contrato hasta el final de la presente temporada. La pasada, cogió al equipo en una situación muy mala y lo llevó a pelear unos playoffs que finalmente no alcanzó un equipo cuyo futuro va a depender a partir de ahora de Sfairopoulos.

Muchos ya han atado además cabos: Ivanovic se ha quedado sin banquillo en un momento en el que Joan Peñarroya parece estar en la cuerda floja en el Baskonia. Los vitorianos también están 1-3, y sus tres derrotas han llegado en su pista, donde ya han perdido los mismos partidos que en toda la fase regular 2022-23. De hecho, parece que el partido de Liga contra el Unicaja puede ser de ultimátum para un Peñarroña que ya acabó tocado el curso pasado, muy difícil para el Baskonia, y al que ya se le buscó relevo en verano. Ivanovic, conviene recordarlo por si acaso, ha entrenado al Baskonia en tres etapas distintas a lo largo de más de tres décadas. La primera comenzó en 2000 y la última (por ahora) acabó en 2021.

El despido de Ivanovic ha seguido al de TJ Parker, que ya no entrena al último de la clasificación en la Euroliga, uno de los dos (el otro es el Alba de Berlín) que no ha ganado (0-4) ningún partido, el ASVEL Lyon. Además de los problemas en Europa, el equipo marcha con un pobre 4-3 en la Liga francesa. El ASVEL ya fue el último y el único que no ganó al menos diez partidos (8-26) en la pasada Euroliga, así que Parker ha dejado el equipo a pesar de llevarlo al título de Liga en 2021 y 2022 y pese a que es hermano del presidente, el legendario exjugador Tony Parker.

El ex de los Spurs ha explicado una decisión que incluye para él un complejo factor familiar: “Tocaba cambiar, los resultados estaban siendo catastróficos. Siempre he dicho que haré lo que crea que es mejor para el club. Y siempre he sido paciente con los entrenadores. El único que estuvo solo una temporada fue Zvezdan Mitrovic, y fue porque los jugadores no querían seguir con él. Cuando se pierde al vestuario, la situación es muy mala. Con mi hermano era al contrario. Tenía el apoyo total de los líderes del vestuario: De Colo, Kahudi, Lauvergne… el grupo quería que siguiera. Se vio contra el Efes, que bien se podría haber perdido de 30 si los jugadores no hubieran querido seguir jugando para mi hermano. Esta es mi decisión, es cosa mía y lo accionistas me respaldan. No voy a tener remordimientos si creo que algo es lo mejor para el club, y creo que era el momento de hacer esto. Obviamente, no es fácil con alguien de tu familia, pero lo hemos hablado mucho y él entiende mi decisión. Hablé con mis padres, con nuestro otro hermano… todos entienden mi decisión. No me preocupa lo que pase con nuestra relación. Siempre será mi hermano, y siempre nos vamos a querer”.

Parker tenía un claro objetivo: Gordon Herbert, el hombre que guio a Alemania al título en el reciente Mundial 2023. Pero la situación no es sencilla porque la Federación Alemana no ha mostrado ningún interés en permitir al técnico que compatibilice ambas tareas, y este no va a dejar a la campeona del mundo en, además, año de Juegos Olímpicos. Parker, sin embargo, es optimista y cree Herbert acabará llegando a un equipo que entrenarán, por ahora, los asistentes Pierric Poupet y Jean-Christophe Prat: “Solo he hablado con dos entrenadores: Sergio Scariolo y Gordi Herbert. No he hablado con Andrea Trincheri. Con Gordie hay acuerdo, y esperamos ahora alcanzar uno también con su Federación. Si no, buscaremos otra opción. No hay muchas, pero hay. Gordie es mi preferencia, el número 1 de mi lista”.

El galo reconoce así que tanteó a Sergio Scariolo, el tercero de la lista de entrenadores que no está donde se le suponía después de solo cuatro jornadas de Euroliga. Pero la situación del seleccionador español es distinta a la de Ivanovic y Parker, ya que él ni comenzó la temporada con la Virtus de Bolonia. El de Brescia fue despedido de forma fulminante nada más comenzar la pretemporada del equipo y después de una rueda de prensa en la que tensó la cuerda con el propietario del equipo, cuya relación ya estaba muy tocada desde el final de la temporada pasada. A Scariolo lo sustituyó otro de los entrenadores que han salido muy reforzados del Mundial, un Luca Banchi que llevó a un extraordinario quinto puesto a Letonia y que también ha caído con muy buen pie en Bolonia: 3-1 para un equipo que es tercero por detrás de Barcelona y Real Madrid.

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