Juancho Hernangómez, el Real Madrid y lo que pudo ser y no fue

El Panathinaikos que visita el WiZink Center este jueves como campeón de la Euroliga es un transatlántico de nuevo creación. Dimitris Giannakopoulos sacó el talonario, heredado de su padre y su tío, y se propuso regresar a lo más alto del podio continental con una plantilla que diera vértigo a cualesquiera que a ella se enfrentaran. Para ello siempre hay que pensar en quién sería la cabeza del proyecto; lo fue un turco, Ergin Ataman, elevado a los altares al ganar el torneo en dos ocasiones consecutivas. Y después vinieron los fichajes. Y qué fichajes. Mathias Lessort, tras ser revelación como pívot; Grant y Nunn, uno antes que el otro, para dar soporte a un Kostas Sloukas que cambió el Olympiacos por el eterno rival; Kostas Antetokounmpo, útil estando en la rotación; y muchos más. Rozando el escándalo.

De aquellos polvos, estos lodos. Un año y algo ha pasado desde aquel clic. Entre medias, algún ajuste en la plantilla hasta coger el punto en la Euroliga, llegar a los cuartos y saber sufrir contra el Maccabi, clasificarse para la Final Four y deshacerse del Fenerbahçe y el Madrid en Berlín. Se dice pronto, pero no es sencillo. El dinero no da campeonatos; te acerca, luego hay que rematar. Ellos supieron hacer bueno el esfuerzo económico del patrón y darle la Euroliga a los verdes trece años después de la última conquista. Como parte de este subidón de nivel también está el alero español Juancho Hernangómez, que sabe fehacientemente lo que es estar vinculado al Real Madrid -primero en su cantera, después en los mentideros- y ahora conoce de primera mano lo que es arrebatarle la corona de campeón. Ese rastreo de los descartes de la NBA, que en ese momento afectó al de Las Rozas o al mencionado Kendrick Nunn ya empezada la temporada 2023/24 y este verano ha servido con Omer Yurtseven y Cedi Osman, forma parte de la estrategia: los que ya no tengan sitio en la liga norteamericana sí lo tienen en un club que aspira a acercarse a ese modelo. El OAKA es un ejemplo: ha estrenado una iluminación interactiva al estilo yanqui. El mediano de los Hernangómez, que fue captado con una oferta de 4,5 millones de euros por 2 campañas, llegó y besó el santo en la Euroliga después de años en Nuggets o Timberwolves: a la primera, título para las vitrinas.

El Madrid fue una opción durante un tiempo. Su hermano y él han estado vinculados desde pequeño a la entidad merengue. Juancho salió rebotado de allí y realmente se formó en el Estudiantes, el equipo rival de la capital española y por el que destila un enorme cariño del que suele hacer gala públicamente. El sueño americano se acabó el año pasado tras siete de vigencia. Muchos clubes europeos se interesaron por su situación, una de la que el Real llevaba años pendiente. Cuando finalmente Juancho no vio más salida en Toronto que la de regresar a Europa hubo un tibio interés del Barça en juntarle con Willy en una superpareja, no se dio, el Panathinaikos hizo una apuesta lejos del mercado que otros le veían y el Madrid no se movió. Ésa es la cronología a vuelapluma de lo que pudo ser y no fue en el caso del internacional.

Ataman le pidió cuentas en varias ocasiones al ver que, de primeras, no rendía como se esperaba. Esas típicas salidas de tono de un entrenador criticando ante los focos a un nuevo fichaje que, quién sabe, unos meses después te puede llevar a ganar el campeonato más esperado. Una fractura en un dedo también le echó por tierra en los meses iniciales. Otros aportaban y él iba por detrás. El entrenador le vio sufrir para adaptarse a sus sistemas y le advirtió problemas al rememorar la nube de la cuál había escapado en Estados Unidos: intentar desmarcarse en la línea de tres y ejecutar, nada más. Como Hernangómez está para más que eso, sobre todo a la hora de defender hombres altos, jugar en ambos postes y pelear el rebote de ataque, tener paciencia y engrasar la conexión con los compañeros fueron la mejor solución.

Se convirtió en hombre clave a pesar de que la suerte, esa diosa insondable, le era esquiva. Unos días después de ser hospitalizado por una sinusitis se vestiría con capa de héroe para, en el quinto y definitivo encuentro de la serie ante el Maccabi que le daba al PAO el acceso a la Final Four, destacar con 11 puntos. Y ante el Madrid en el partido por el título, trabajo oscuro pero satisfactorio en 19:49. La confianza del entrenador se la había ganado a pulso después de los desplantes. En la reanudación de la Euroliga, nueva temporada, el volumen de puntos es el antes destacado: promedia 10,7 en las tres citas que hasta el momento se han dado. El megaconjunto de Atenas bien es cierto que no ha empezado a tope, ya que se dejaron por el camino la Supercopa frente al Olympiacos y llega a España siendo la víctima de la primera victoria de la historia del París en la Euroliga. Mucho que mejorar, por tanto. Un Madrid mermado será una piedra de toque con la que ver cuál de los dos tiene por la mano al otro. Se espera que el en otros ámbitos conocido como Bo Cruz, acorde a su inicio de curso, sea uno de las figuras a resaltar de este enfrentamiento.

Juancho ha cabalgado otra vez los rumores del mercado. Pero en esta ocasión la coraza se la construyó la misma persona que por momentos pensó no darle más oportunidades. Cuando los griegos se lanzaron a por Osman para redondear la plantilla y hacerla aún más temible, el apellido Hernangómez volvió a asociarse con el Madrid. Cedi es alero, o al menos ésa es la demarcación que ocupa en el Panathinaikos, y se pensó en que las horas del español podían estar contadas. Uno por otro. Fue Ataman el que cortó de raíz la especulación: contaba con Juancho al cien por cien. Al irse Yabusele a los Sixers queda vacante, porque los de Mateo siguen sin sustituto, esa plaza de alero alto que pueda jugar pisar la zona con garantías. No será él. Su camino y el del Madrid se juntan, sí, pero de enemigo, no de aliado.

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