Baloncesto

Euroliga-NBA, ¿es posible?

Siguen los rumores sobre un posible desembarco de la gran liga estadounidense en el entorno competitivo del baloncesto europeo.

Juan Carlos HidalgoEFE

En el marco de la fase final de la segunda edición de la NBA Cup, en Las Vegas, el comisionado Adam Silver volvió a referirse a la intención de la NBA de entrar de lleno en el baloncesto europeo. No en cuanto a seguir alargando su inacabable sombra, la de la de competición más poderosa del mundo, sino, y esto sí es terreno desconocido, a la hora de aparecer en el panorama competitivo del Viejo Continente. Silver, eso sí, volvió a hablar con vaguedad, sugiriendo grandes planes pero sin entrar, ni lo más mínimo, en detalles: “No vamos a hacer ningún anuncio ni hemos tomado ninguna decisión interna todavía, pero creo que tenemos una enorme oportunidad, la de llevar el baloncesto europeo a otro nivel. La calidad es fantástica, desde luego, y muchos de nuestros mejores jugadores provienen de Europa. Pero creo que es a nivel comercial donde podemos crear realmente especial”.

El interés de la NBA por irrumpir en Europa ha sido un rumor más o menos constante, que aparece y desaparece, desde los tiempos de David Stern y la verdadera globalización de la liga y del baloncesto, un proceso que tuvo como gran punto de apoyo los Juegos de Barcelona 92. Pero ha sido en los últimos meses cuando, desde luego, se ha empezado a poner sobre la mesa, de verdad, la posibilidad de que la NBA se implique en la estructura competitiva del baloncesto europeo, algo que durante años se consideró, rumorología al margen, impensable.

El panorama actual tiene, obviamente, a la Euroliga como la gran joya del baloncesto europeo, controlada por la ECA (Euroleague Comercial Assets) y con la Eurocup como segunda pata de todo el entramado de Euroleague Basketball. Casi en paralelo a esta, la Basketball Champions League disputa su novena temporada como alternativa de FIBA con, también, un segundo torneo, en este caso el que se puede considerar claramente el cuarto, por nivel deportivo y relevancia: la FIBA Europe Cup. El resultado es un mosaico muchas veces difícil de seguir para el aficionado menos pegado a la actualidad del baloncesto: la ACB, en las últimas temporadas y según los resultados de las fases previas, ha aspirado a tener en Europa hasta doce de los 18 equipos que disputan la Liga. Eso, claro, crea unas congestiones de calendario sobre las que se han quejado, en algún momento y desde su punto de vista en cada caso, básicamente todas las partes.

El conflicto derivado de los modelos y formatos y, sobre todo, de quién controla las competiciones y cómo, va ya por el cuarto de siglo. Una situación incómoda heredada de la quiebra que se produjo en 2000 con la vieja Copa de Europa: la FIBA convirtió la competición en la Suproliga para firmar un contrato televisivo con la empresa suiza ISL (en su momento muy vinculada a la Federación Internacional). Y los grandes clubes del continente, que sintieron que no se había contado con su opinión, decidieron crear su competición al margen de la FIBA. Entonces todavía bajo el paraguas de la ULEB (Unión de Ligas Europeas) nació la Euroliga.

Se abrió un periodo de negociaciones que, la constante durante años, no fructificaron y durante un año se jugaron ambas competiciones en paralelo: Suproliga y Euroliga, que ya quedó sola a partir de 2001 como torneo de los principales clubes del continente. Desde entonces, FIBA y ECA han sido incapaces de ponerse de acuerdo para compartir y facilitar un marco mejor estructurado del baloncesto europeo. Durante años, la concordia no parecía ni una opción remota. Con Jordi Bertomeu como director ejecutivo de la Euroliga (2000-2022) y el fallecido Patrick Baumann en el puesto de Secretario General de la FIBA, la tensión llegó a sus máximos y terminó adquiriendo una profundidad que llegaba a lo personal.

Así que ambas partes empezaron a moverse por su cuenta: la Euroliga creció, fue evolucionando en su formato y ampliando su calendario y radio de acción. La FIBA introdujo la Champions, un órdago que no acabó siendo a grande (aunque tanteó a clubes socios de la Euroliga) pero que sí ha generado una competición ya consolidada, y transformó también el calendario de los partidos de selecciones con la creación de las ventanas de citas internacionales durante las temporadas, un agrio punto de conflicto que acabó en una situación nada deseable para selecciones, equipos y aficionados: partidos solapados (el Real Madrid llegó a jugar en Euroliga mientras lo hacía en paralelo España en partidos oficiales de clasificación) y convocatorias internacionales sin los jugadores de los equipos de Euroliga, generalmente los principales de cada país.

Conversaciones sin soluciones importantes

En los últimos años se ha planteado un lento pero progresivo deshielo. En el entorno Euroliga las cabezas visibles son Dejan Bodiroga como presidente y Paulius Motiejunas como CEO. En la FIBA; el secretario general es Andreas Zagklis con el español Jorge Garbajosa como presidente de la rama continental, FIBA Europa. Regresó el diálogo y comenzaron los pasos hacia una dirección, como mínimo, consensuada. El calendario, todavía muy sobrecargado, se adaptó la pasada temporada para evitar la colisión entre Euroliga y Selecciones. Así, en una de las Ventanas no se solaparon partidos y los jugadores de la principal competición pudieron volver a jugar duelos de clasificación con sus selecciones. Los contactos continuaron, pero no ha habido más avances en temas que se pusieron públicamente sobre la mesa como la unificación de Eurocup y Champions en una gran segunda competición continental que aunara a Euroliga y FIBA y creara así nuevas sinergias entre los dos modelos y la forma de acceder a ellos.

Es en este marco en el que podría irrumpir la NBA. ¿Con qué rol? Nadie parece explicarlo con exactitud, pero todas las partes han querido en los últimos años tirar de ella, como mínimo para aprovechar el comodín de prestigio que arrastra el nombre de la mejor competición del mundo. La FIBA presume de una excelente relación aterrizada en la presencia de Mark Tatum, vicecomisionado y mano derecha del mandamás Adam Silver, en su Central Board. Y en marzo apareció en Sportico una información que lanzaba con más detalle que nunca el globo sonda de una intervención de la NBA a nivel competitivo en Europa, totalmente al margen del entorno Euroliga y vinculada con FIBA. Según aquella información, la NBA encargó al banco de inversiones Raine Group una evaluación de sus posibilidades de negocio en Europa. Incluso dejaba caer la opción de una alternativa, que parece muy difícil en un continente con una estructura tan arraigada de clubes y competiciones, como la Basketball Africa League (BAL) creada en 2021.

Mientras, la Euroliga también se refirió a sus conversaciones con la NBA sin hablar tampoco de en qué se materializarían y cómo afectarían o se harían notar en el baloncesto europeo. Motiejunas habló de ello en AS (“hemos tenido reuniones, siempre quiero aprender de ellos”) y también en Berlín, durante la Final Four. Allí dijo que no veía al gigante estadounidense ni como competencia ni como potencial inversor.

Desde la distancia, la NBA es un factor obvio en el baloncesto mundial, desde luego en el europeo. El trasvase entre los dos lados del Atlántico es más fuerte que nunca. Entre los jugadores consagrados, otros que buscan suerte aquí o allí y, cada vez más, también entre las jóvenes promesas que prefieren irse a Estados Unidos a hacerse hueco, antes de su draft, en las plantillas de los grandes equipos de Europa. Lo están viviendo ahora, sin ir más lejos, Real Madrid y Barcelona. Y es algo que solo va a ir a más a medida que las universidades van cambiando (a la fuerza, generalmente) su enfoque y van ofreciendo nuevas vías de ingresos económicos a los jugadores, algo que era anatema hasta hace solo unos años.

Así que hay, desde luego, asuntos sobre la mesa entre la NBA y los poderes del baloncesto europeo. Hasta ahora, la gran Liga estadounidense ha participado en contactos cuando se le ha invitado a hacerlo. Y su postura, según confirmaron en primavera a AS fuentes cercanas a la propia NBA, está totalmente distanciada de la de la Euroliga. Después de unos contactos y unas conversaciones que sí existieron, la visión de la Euroliga no se alineaba con la de la NBA. Así que esta última aparcó cualquier contacto por ese lado y comenzó a evaluar otras opciones para, potencialmente, ser un actor más en los movimientos del baloncesto europeo. Ahora mismo no se sabe mucho más sobre cómo se podría materializar esto, pero lo que parece claro es que no sería de la mano de la Euroliga. Adam Silver también ha dejado claro en sus últimas intervenciones públicas que lo que hagan, cuando lo hagan, será a través de su alianza con FIBA.

La cuestión es que sigue habiendo muy poca información, o ninguna, sobre qué pretende hacer la NBA en Europa, y está por ver si los partidos de regular season en París (un doble Spurs-Pacers los días 23 y 25 de enero) pueden ser el marco en el que Adam Silver aprovecha para avanzar algo más. Mientras, la Euroliga ha dado pasos cruciales para amarrar su futuro a medio plazo. Con ellos, ha dejado básicamente anulada la opción de que FIBA y NBA puedan pescar entre los equipos con licencia, los grandes de Europa que desde luego son el gran motor competitivo y mediático del baloncesto en el Viejo Continente. Los rumores han apuntado a tentaciones para Real Madrid, Barcelona, Fenerbahçe, Panathianikos… pero varios de ellos han desmentido todo lo que se ha sugerido hasta ahora, han negado cualquier contacto serio y, efectivamente, han avanzado hacia un escenario de mayor estabilidad y crecimiento para la Euroliga. Eso dejaría las opciones de ese plan NBA/FIBA (otra vez, sea el que sea) en una situación extraña. En el continente africano se articuló una nueva competición, pero eso parece inviable en Europa, con sus arraigos tan claros y establecidos.

Un paso definitivo para la Euroliga

Después de muchos meses deshojando la margarita, posponiendo la decisión y apurando al máximo el plazo, los trece clubes propietarios de la Euroliga (Real Madrid, Barcelona y Baskonia, entre ellos) decidieron dar el paso y que la próxima Final Four de la competición (23 y 25 de mayo) se celebre en Abu Dabi, uno de los siete Emiratos Árabes, a orillas del Golfo Pérsico. El escenario, el Etihad Arena, con capacidad para 18.000 espectadores.

Una primera experiencia fuera de Europa para evaluar futuros proyectos en Oriente Medio, incluido el de la participación de un club de Dubái. La cuestión económica explica la decisión, porque Abu Dabi podría pagar cerca de 75 millones de euros por organizar tres ediciones del mayor acontecimiento del baloncesto de clubes fuera de la NBA. De momento, se estrenará en 2025 y se podría repetir en las siguientes dos ediciones si el evento funciona.

Los clubes tuvieron dudas. De hecho, la decisión en la junta de la ECA (los activos comerciales de la Euroliga) se resolvió por una votación de 11 a 2. A favor, Panathinaikos, Barcelona, Baskonia, Fenerbahçe, Efes, Armani Milán, Bayern, Asvel Villeurbanne, Zalgiris, Maccabi y CSKA (vota porque es accionista pese a que no juegue). En contra, el Madrid y el Olympiacos, que recelan sobre cómo afectará a un evento donde los aficionados son muy importantes en el éxito de la cita. De ahí, que se esté estudiando la forma para que, al menos, un grupo de los seguidores más fieles de los cuatro equipos que se clasifiquen puedan viajar en buenas condiciones económicas a Abu Dabi.

Aunque el deporte mundial se ha abierto a los Emiratos y a Qatar, incluso la propia NBA ha jugado allí partidos de preparación, en un guiño claro a un mercado que le interesa, la decisión de la Euroliga ha sido controvertida y no son pocos los aficionados que han mostrado su descontento. Para el futuro de la competición, sin embargo, hay algo mucho más significativo, que es la próxima renovación de la alianza con IMG, que, según informan a AS fuentes de los clubes, anda muy cercana. La vinculación de la Euroliga con el gigante del marketing deportivo (empresa estadounidense de deportes, eventos y medios), una unión de empresas que acababa en 2026, se prolongará otros diez años, hasta 2036. Un movimiento capital, sobre todo ante ese runrún creciente de un posible desembarco de la NBA en Europa para crear un torneo que nadie ha podido concretar y que quizá también tenga algo de filtración interesada para mover el avispero de los clubes.

La realidad de ese inminente nuevo pacto con IMG supone un impulso clave para la Euroliga, que extenderá, al menos por otros diez años, las licencias de los citados 13 clubes propietarios. Un gran espaldarazo para la competición, que se blinda, junto a los grandes clubes de Europa, para esta década y parte de la siguiente, un asunto importante a la hora de negociar nuevos contratos con patrocinadores. Esta renovación con IMG no será automática, como recogía el contrato firmado en 2016 si se conseguía una cifra determinada de ingresos por la actividad (entonces, la compañía garantizó una inversión de más de 600 millones de euros en estos diez). Y no lo será no porque no se vaya a alcanzar la cantidad fijada (se hubiera logrado incluso sin acuerdo con Abu Dabi, según nos aseguran nuestras fuentes), sino porque se prevé rubricar un nuevo compromiso.

En el corto-medio plazo, casi ya sobre la mesa, surge una posible ampliación a 20 equipos que habrá que valorar ahora, además, que va a entrar en liza el nuevo reglamento del Fair Play financiero, un límite salarial, diferente al de la NBA, que persigue lograr un modelo de equilibrio competitivo. En caso de producirse ese salto a 20 participantes, se mantendría el actual formato con cuatro jornadas más de fase regular. No habría espacio ya para las Ventanas de selecciones, pero es que la negociación con la FIBA está parada porque las posturas son antagónicas y eso, claro, es malo para el baloncesto. También para el de clubes, que necesita un segundo torneo, el que da acceso a la Euroliga, unificado, en vez de la actual Eurocup por un lado y la Champions FIBA por otro. Para la Federación Internacional las Ventanas de selecciones no se discuten y tampoco se plantea cambiar los grandes torneos al principio del verano, como antiguamente, en vez de al final, como ahora, lo que provoca que los equipos con más internacionales no puedan realizar una pretemporada en condiciones.

Solo con una ampliación a 20 equipos podría tener cabida el club de Dubái en la lista de participantes, dada la actual situación con un París Basketball pujante, un Valencia Basket a la espera de una plaza con su fantástico nuevo pabellón muy avanzado, el potencial y lo que mueven los dos clubes de Belgrado… Al final de la presente temporada, por cierto, termina el contrato con Turkish Airlines, que da nombre a la competición, y ya hay negociaciones para prolongarlo después de tres lustros juntos. Otro paso importante para la Euroliga mientras se esperan acontecimientos, noticias, sobre qué pretende hacer realmente la NBA en Europa.

La nueva vía de la NBA

Tras meses y años de rumores y declaraciones que no llevaban a ningún sitio, el periodista Aris Barkas ha publicado en Eurohoops un artículo que apunta a nombre concretos y vías antes no exploradas que pueden dar una idea más exacta de por dónde van las intenciones de la NBA. Cualquier desembarco deportivo estaría fijado en los grandes mercados europeos, en las capitales principales del continente: Londres, Berlín, Milán... Y, por supuesto, París. Barkas escribe que la explosión deportiva y de seguimiento del Paris Basketball es justo lo que estaban esperando en Estados Unidos. Con un dueño y un director deportivo estadounidenses, el equipo parisino es prioridad absoluta para la NBA.

La ventaja a la hora de negociar con el Paris Basketball está en que no tiene licencia A, no es propietario de la competición. La juega esta temporada como campeón de la última Eurocup, pero si quedase por debajo de los 8 primeros la perdería automáticamente. Por tanto, su relación con la Euroliga no es, en este momento, a medio-largo plazo. Pero desde la liga norteamericana son conscientes de que contar con los grandes equipos de Europa ayudaría a hacer despegar un futuro proyecto. Los supuestos contactos con el Fernerbahçe o el Panathinaikos han sido descartados por los dos clubes, pero desde Eurohoops dicen que el Real Madrid no les ha descartado nada y que sus fuentes apuntan a que sería el equipo, dentro de los propietarios actuales de la Euroliga, más interesado en escuchar lo que tenga que proponer la NBA.

Barkas también hace referencia al formato de competición de la NBA en Europa. Aclara que no hay nada decidido, pero sí ideas de cómo comenzar la relación entre la liga norteamericana y el baloncesto europeo. El primer paso puede ser el desembarco de varias franquicias norteamericanas en pretemporada para jugar más partidos contra equipos europeos e, incluso, llegar a dar alguna plaza a estos últimos para participar en la NBA Cup. Una idea que hasta ahora nadie había expresado en público. Todavía estamos ante un lienzo prácticamente en blanco, pero está cada vez más claro que hay mucha gente con ganas de pintar el futuro del baloncesto en Europa.

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