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Estrella Roja, Facu Campazzo y un muro muy difícil de traspasar

Por plantilla el Estrella Roja debe pelear por ser uno de los ocho mejores de la Euroliga, pero llega el final de la temporada y se mantiene lejos.

En esta Euroliga no de puede dar nada por hecho hasta que no suene la bocina final. La competición se ha igualado en los últimos años y en este en particular tiene como punto fuerte las luchas por el liderato y por los últimos puestos de las eliminatorias. Y quizá de una manera nunca antes vista por el equilibrio y calidad de las plantillas y los resultados que con ellas se están dando. Dos de los que pelean por hacerse un hueco entre los ocho primeros y tienen una tendencia totalmente opuesta son los serbios.

Tanto el Partizán de Belgrado como el Estrella Roja han ingresado de nuevo en la máxima competición continental esta temporada y su rumbo ha sido contrario. Los de Obradovic empezaron con dudas y ahora están de dulce, mirando a los demás desde el 7º puesto de la clasificación. Los de Ivanovic, un entrenador que fue relevo del que empezó la campaña, pegaron un estirón con los fichajes argentinos pero se han diluido hasta caer a la 14ª posición de la tabla.

En el caso del Estrella, dada la inversión forzada para mejorar el equipo y la ilusión generada por ello, el tiempo se acaba para arreglar la situación. Se intentó cerrar el círculo con Achille Polonara, en el mercado por su mal comienzo en el Efes y con destino final Kaunas, pero se bastan con los fichajes sudamericanos que se llevaron directamente de Estados Unidos. Luca Vildoza y Facu Campazzo, que además son conocedores de la Euroliga, han supuesto un chute que se necesita rentabilizar ganando.

Después de que fuera levantada la sanción de la Comisión Económica de la Euroliga, por la que Campazzo estuvo más de dos meses sin poder ser inscrito y sin debutar con ellos, la misma sensación se ha agudizado: deben aspirar a más. Pero una de las dos semanas de marzo con doble jornada marcará claramente el ritmo del cuadro que dirige Dusko. La derrota en Múnich, ante un equipo golpeado por la grave lesión de Rubit, hizo daño en la anterior; esta semana se ha ganado al campeón un miércoles (94-75) y, por contra, se ha perdido en un desolado OAKA un viernes (75-66), lo cual ha dejado tocada la moral de las tropas. Hay que levantar mucho más peso. Se salvan porque la competencia es fiera. El Olimpia de Milán, por ejemplo, estaba en una situación aún más cruda y se acerca peligrosamente al objetivo (siendo rival directo de los serbios, algo también a considerar). Al Estrella Roja le restan seis citas por jugar y se encuentra con un balance de 12-16 (y sólo tres triunfos de los últimos diez posibles). La distancia es de tres triunfos con el Maccabi, que marca el corte. Ahora visita al Barça, debe asegurar los tiros contra Baskonia y Valencia en casa y, tras el ASVEL, quedan dos compromisos que también le marcará: recibir a Olympiacos y Fenerbahçe, dos de los que pueden acabar como cabezas de serie (cuatro primeros puestos). El proyecto no sólo necesita el dinero para hacerse sostenible, también la permanencia en una Euroliga apretada y en la que por ahora el Estrella Roja no pasa por su cuello de botella. Empresa complicada para las jornadas definitivas del calendario.

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