El Real Madrid se atasca a domicilio
Cuatro derrotas ya en partidos oficiales del equipo de Sergio Scariolo, todavía muy irregular. Todas fuera de Madrid, donde aún no ha ganado en Liga ni Euroliga.
El nuevo Real Madrid de Sergio Scariolo está firmando un inicio de temporada discreto, con cierta ciclotimia que, desde luego, puede estar perfectamente justificada por el profundo cambio en una plantilla en la que han entrado seis caras nuevas (Theo Maledon, Chuma Okeke, Trey Lyles, Gabriele Procida, David Kramer y un Izan Almansa que hace doblete con la Liga U). Es, en la práctica, más de un quinteto nuevo y un estilo también nuevo con la llegada de Sergio Scariolo. Muchos cambios y, por lo tanto, una obvia necesidad de adaptación.
Por eso, quizás, la irregularidad de un equipo que en los mismos partidos ha enseñado por qué puede ganar todos los títulos y cómo puede acabar desdibujándose: perdiendo. De momento no pudo ganar la Supercopa (1-1) y ha alternado victorias y derrotas en Liga (1-1) y Euroliga (3-2). Un balance total de 5-4 que está obviamente por debajo de las expectativas y que demuestra que el proyecto está todavía en cocción. Y que puede acabar con un séptimo fichaje: habrá que estar atentos a los descartes NBA que se apilan estos días, antes de la nueva regular season, y a qué escoltas o combo guards (bases-escolta) quedan libres. Aunque hay que contar con una situación ya complicada con, ahora mismo, tres extracomunitarios.
No hay todavía motivos para la alarma, desde luego, aunque curiosamente el Madrid calca, después de una transformación profunda, el inicio de la pasada temporada: 1-1 en Supercopa (perdió la final contra el Unicaja), 3-2 en Euroliga y 1-1 en ACB. En ambos, casos, 4-0 y 0-3 a domicilio entre competición doméstica y continental. Entonces perdió en La Coruña, Múnich y Vitoria y ahora en Bolonia, Belgrado y Vitoria). La muestra todavía es pequeña, pero sí que es cierto que ese 0-3 fuera de su pista es lo más llamativo y lo que también recalcó Sergio Scariolo después de la nefasta segunda parte en pista del Estrella Roja. El italiano habló de demasiada diferencia entre jugar como local y visitante para un equipo con la “ambición” del Real Madrid.
También sorprende la irregularidad, dentro de los partidos, del equipo. En Vitoria, derrota después de 20-40 en el segundo cuarto (105-100 final); en Belgrado, de un gran inicio (20-31) a un desastre tras el descanso (un 48-45 llegó a ser 83-65 rumbo al 90-75 final). También en las victorias: contra el Partizán, el equipo pasó de volar (54-33) a sufrir (84-80 a 110 segundos del final). Contra el Olympiacos, el camino inverso: 19-29 en el primer cuarto, 25-8 en el último.
Resulta extraño, veremos si acaba siendo preocupante, que el equipo blanco encaje tan mal los golpes del rival, las rachas en contra. Se caen los sistemas, hay jugadores que hacen la guerra por su cuenta y las costuras saltan en ataque y en defensa, con pérdidas, despistes y una actitud blanda. Impropio de un equipo que contra Baskonia, Partizán y Estrella Roja había dejado, antes de difuminarse, minutos excelentes, con aspecto de apisonadora. Y que en Euroliga tiene algunos datos poco halagüeños: decimoctavo (de veinte) en anotación (82 puntos de media) y duodécimo (por debajo del ecuador) en valoración (93,4). Y es el mejor en tiros de dos (60,3%)... pero el peor en triples (pobrísimo 28,5%) a pesar de que es el séptimo que más lanza (27,4 por partido). Además, cuarto en rebotes (bien) pero duodécimo en asistencias y séptimo en pérdidas (bastante peor).
Algunos fichajes que sí ilusionan
Sí hay una diferencia fundamental con la temporada pasada: si entonces los fichajes parecieron un problema (desde luego, no una solución) desde el principio, esta vez las sensaciones son contrarias: pese a una inoportuna lesión, Theo Maledon ya ha dejado evidencias (contra el Partizán quedó claro) de que es uno de los guards de referencia en la Euroliga. Y tanto Chuma Okeke como Trey Lyles están enseñando los atributos que los pueden convertir en dos fichajes de altísima nota, el primero a base de trazas de pegamento perfecto desde las alas (defensa, rebote, tiro…), el segundo con su finura para anotar, sobre todo por fuera, y su envergadura. Hasta David Kramer tuvo su momento, contra el Olympiacos, más a base de defensa (un trabajo remarcable contra Evan Fournier) que del tiro que es otra de sus obvias armas. Procida, por ahora, ha pasado prácticamente desaparecibido.
De hecho, en Euroliga los tres jugadores más valorados del equipo son, precisamente, los tres fichajes principales: Okeke (16,2), Maledon (13,5) y Lyles (12,6). Pero los que más juegan, curiosamente (o no), siguen siendo los tres referentes que ya estaban en el equipo, Facundo Campazzo, Mario Hezonja y Edy Tavares. Eso sí, Scariolo intenta rebajar su carga de juego y controlar sus minutos. El argentino está en 23:31 por los 25:44 de toda la temporada pasada en Europa; Hezonja, 21:43 por 27:03 y Tavares, en 21:09 por 23:15). El técnico de Brescia ha dejado claro en estos primeros partidos que no va a alterar el ritmo del proceso por una visión más cortoplacista y ha mantenido el perfil (dinámico y a veces masivo) de sus rotaciones incluso cuando los partidos se estaban torciendo. Hay una idea, así que será cuestión de ver si encaja, y cuándo.
Campazzo, que sí estuvo más cerca de su nivel en Vitoria en la derrota liguera, no ha estado bien por ahora (salvo momentos puntuales) en Euroliga. Está en 6,2 de valoración media y todavía no ha llegado a 10 puntos mientras que su ratio entre asistencias (4,4) y pérdidas (2) está por debajo de lo habitual en él. Scariolo cuida sus minutos, pero está por ver cómo afecta eso al ritmo del base, que además tiene que jugar menos con la bola si comparte pista con Maledon. Tampoco Andrés Feliz está todavía en el nivel de confianza con el que acabó la temporada pasada, en la que fue tan de menos a más. Y con Procida por ahora anclado en el banquillo, sí da la sensación de que en algunos momentos falta otro escolta capaz de manejar, crear, y generar puntos. De ahí esa puerta abierta al séptimo fichaje que, desde luego, bendeciría Scariolo. Hezonja, en Belgrado, no supo leer bien el partido y tuvo ansiedad para cambiar una mala tarjeta de tiro que (no es la primera vez que le pasa) solo empeoró por culpa de esa selección de sus lanzamientos más ansiosa. Y Tavares, bien controlado contra el Estrella Roja, sigue siendo un jugador fundamental... pero seguramente demasiado fundamental: Bruno Fernando no despierta pese a sus brotes verdes de los últimos playoffs ACB y Usman Garuba está, por ahora, lejísimos de una versión óptima. Entre los dos pívots suplentes, 3,5 de valoración en la Euroliga. Un problema si se quiere priorizar el descanso del caboverdiano; uno que parece que sigue vigente desde la salida de Vincent Poirier. Conviene recordar, sobre esta gestión de la rotación, que Campazzo tiene 34 años, Tavares 33 y Hezonja, 30.
En todo caso, la temporada no ha hecho más que empezar. Hay momentos en los que el Real Madrid es, simplemente y con necesidad de paciencia, un equipo en preparación, que gesta su nueva personalidad. En función de cómo y cuándo se manifieste, sabremos si estas derrotas son solo dolores de crecimiento o si hay motivos para la alarma más allá de los discretos resultados. Ahora es pronto, pero esas cuatro derrotas y el 0-3 fuera de casa entre Liga y Euroliga son, eso también es así, cualquier cosa menos buenas noticias en el inicio del segundo proyecto Scariolo.
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