El Real Madrid escapa de la escabechina de los locales

Pasó la primera jornada de los cuartos de final de la Euroliga y lo hizo con emociones muy fuertes. Solo el triunfo del Real Madrid contra el Baskonia fue plácido. Los otros tres partidos se resolvieron in extremis y con opciones de caer hacia cualquiera de los dos lados. El Maccabi dio la sorpresa en el Oaka, donde se impuso al Panathinaikos remontando en el último cuarto y con un trance final en el que Lorenzo Brown anotó un canastón y Kostas Sloukas se equivocó y entregó la bola a un rival en el ataque definitivo de los de Ataman. El Fenerbahçe también se rehízo tras un mal inicio y ganó en Mónaco, en un partido que necesitó una prórroga. Y, en el último de esta tanda, el Barça no pudo remontar al Olympiacos aunque lo tuvo varias veces a tiro en el último cuarto.

Real Madrid, Maccabi, Fenerabahçe y Olympiacos sumaron el primer punto de la serie. Pero de los cuatro, solo el Real Madrid puso el 1-0. Para los otros tres supuso un 0-1 muy valioso porque ganaron a domicilio y recuperaron un valiosísimo factor cancha. No solo eso, completaron algo que no se había visto nunca desde que la Euroliga recuperó los cuartos de final (antes de accedía directamente a la Final Four desde el Top-16) en la temporada 2004-05: tres victorias a domicilio sobre cuatro posible para abrir las eliminatorias.

La Euroliga introdujo el playoff de cuartos en la temporada 2004-05, la quinta en el formato moderno. Hasta entonces, avanzaban a la Final Four los cuatro líderes de los cuatro grupos del ya desaparecido Top-16. Durante cuatro años, las series eran al mejor de tres partidos y desde el curso 2008-09 pasaron a ser al mejor de cinco, la constante hasta ahora con la excepción de la temporada abortada por la pandemia (2019-20).

En los últimos diez años (cuarenta eliminatorias totales), el equipo de casa había acabado con victoria 33 veces, un 33-7 que contrasta con el 1-3 de estos cuartos de final. El 4-0 se había dado cuatro veces por cinco el 3-1 y solo una hasta ahora el 2-2. Fue, eso sí, el año pasado. Así que, curiosamente, el dato es 3-5 si se separan las dos últimas temporadas.

La historia bendice al Real Madrid

Para el Real Madrid, y si se fija en el pasado, la victoria es básicamente una garantía de billete para la Final Four, aunque todavía tendrá que sudar para tumbar al Baskonia. Desde 2005 y en veinte ediciones posibles con cuartos de final (en 2020 la temporada se tuvo que parar de forma abrupta por culpa de la pandemia), el equipo blanco ha tenido factor cancha a favor nueve veces. En las ocho anteriores a esta, siempre pasó a la Final Four. Y en siete, ganó el primer partido. Sumado el triunfo del martes, son ocho de nueve arranques sin fallo en Madrid. El único patinazo llegó la pasada temporada, contra el Partizán. El equipo serbio se puso, de hecho, 0-2, pero el Madrid remontó, después de la infame pelea del segundo partido, y enlazó tres triunfos para meterse en la final a cuatro y ganar el título con la ya icónica canasta de Sergio Llull contra el Olympiacos.

El patrón del Madrid evidencia cómo fue a más en Europa a partir de la llegada de Pablo Laso en 2011. Entre 2005 y 2011, solo tuvo una vez factor cancha a favor en cuartos: eliminó al Valencia Basket (3-2). Desde 2011, lo ha tenido ocho veces, incluido este año. En los siete anteriores, pudo con Maccabi (3-0), Olympiacos (3-2), Efes (3-1), Darussafaka (3-1), Panathinaikos (3-0), Maccabi (3-0) y Partizán (3-2). Por algo el equipo que ahora entrena Chus Mateo es el más fiable en las series de playoffs de la Euroliga moderna con permiso de un CSKA que lleva fuera de la competición desde las sanciones a los equipos rusos por la guerra de Ucrania.

El Barcelona ya está en problemas

Para el Barcelona, la derrota en el Olympiacos es una pésima noticia, un patinazo que le puede acabar costando muy caro. Entregó a las primeras de cambio el factor cancha por el que tanto había peleado durante la fase regular, un problema serio para un equipo con dos caras en Europa antes del partido de ayer: 15-2 en casa, 7-10 fuera. La historia ofrecía una perspectiva general mucho más halagüeña antes de jugar: ha habido 84 series de cuartos de final en la Euroliga moderna, y en 71 se ha clasificado el equipo con factor cancha a favor. Un tremendo 84,5% para el mejor clasificado y una brecha que ha sido aún más pronunciada en los diez últimos años: 34-6 para el local en las 40 eliminatorias más recientes. Incluido un 4-0 la pasada temporada, con tres quintos partidos ganados por el local. Una ventaja que a los azulgrana solo les duró un partido. Ahora no están desde luego eliminados, pero tendrán que ganar como mínimo un partido un Atenas.

Para el Barça, el factor cancha se antojaba especialmente crucial. Desde que hay cuartos de final, ha jugado antes de estas quince series (todas las posibles menos tres). De ellas, ha ganado nueve y ha perdido seis, con un desequilibrio muy obvio: como local, en once ocasiones, balance de 9-2. Solo ha perdido dos veces, en las temporadas 2010-11, cuando defendía título pero se estrelló contra el Panathinaikos, y 2014-15, cuando no pudo con el otro equipo de Atenas, el Oympiacos.

En las otras nueve ocasiones, ha accedido a la Final Four, en cinco, además, sellando el pase en el último partido, en su pista. En esos dos años, 2011 y 2015, perdió uno de dos primeros partidos del Palau (el segundo en ambos casos) y no pudo ganar fuera (1-3 en ambas eliminaciones). Ahora lo tendrá que hacer en la misma ciudad donde no pudo en esas ocasiones anteriores, Atenas, y en cancha de un Olympiacos que ha firmado un 13-4 como local. Con, además, ocho victorias en los últimos ocho partidos. El Barça ganó en El Pireo en la fase regular (68-77) pero fue en la segunda jornada de la competición, el 13 de octubre.

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