Él lo guisa, él lo come: Beverley se autodescarta para el Madrid

Patrick Beverley ha vuelto a utilizar su podcast para informar sobre su situación en el baloncesto europeo y sobre lo que hará y no hará en el futuro inmediato. El jugador estadounidense, con vicisitudes familiares complicadas dado que su prometida es de origen iraní y la geopolítica en Oriente Próximo no da tregua, se encuentra en Israel como parte de la plantilla del Hapoel de Tel Aviv. Él mismo ha especulado con una posible salida después del conato de su amigo Johnathan Motley, que salió para luego volver por miedo a caer en incumplimiento de contrato; no será así, se queda.

En el episodio más reciente de esta conversación semanal el base, tras once años en la NBA, ha rechazado hablar de los ofrecimientos concretos que recibió de la Euroliga (algo ya desvelado en el pasado, habló de tres equipos y de que uno era el Madrid) pero sí ha dado una noticia sobre su futuro: no abandonará el Hapoel, que acaba de cambiar de manos con la llegada de Dimitris Itoudis a un precio desorbitado. Asegura el oriundo de Chicago que “algunos equipos de la Euroliga, y no voy a decir cuáles para no meter a nadie en un problema, me contactaron porque necesitaban un base como yo y estaban encantados de que pudiera unirme a ellos, pero tenía que tomar una decisión”, pero también que “hablé con Dedas y con el nuevo técnico, Itoudis, y les dije que no me iba. Todos se sorprendieron. ‘No puedo irme. Vine aquí y prometí que ganaría la triple corona’. Así que estoy intentándolo”.

Patrick Beverley realiza estas declaraciones después de haberse lesionado el cuádriceps y tener un tiempo estimado de baja de seis semanas, por lo que cualquier salida queda descartada merced a este motivo. Conviene recordar que Beverley conoce bien el mercado europeo porque ya estuvo en él antes de hacer carrera profesional en Estados Unidos: entre Dnipro y Spartak fue parte de la plantilla del Olympiacos, hace doce años, un club que ha realizado un cambio reciente fichando al pívot ghanés Nathan Mensah. El Hapoel, propiedad del magnate Yannay, le retiene.

Mientras Patrick se autodescarta, cuando él mismo abrió la caja de los truenos unas semanas atrás, el Real Madrid continúa pendiente al mercado de fichajes por si sale una oportunidad que le merezca la pena. Dos posiciones sobre las que se trabaja: base y escolta, bien sea con un generador o con alguien que priorice ataques individuales de calidad; ala-pívot, preferiblemente con tiro exterior, para tapar el hueco de Yabusele que aún no se ha cubierto con un nuevo jugador. Las malas rachas no han activado el botón de pánico en las oficinas merengues, que no ha realizado incorporación alguna a pesar de que los técnicos la reclaman desde septiembre.

Hay un camino por recorrer en el equipo de Beverley, el Hapoel de Tel Aviv, que les lleve a la Euroliga. Porque ése es el objetivo. “Alguno dice: ‘¿Qué pasa si no lo logran?’ Que les den. Yo tengo confianza en el equipo, el entrenador, el equipo”, añadía en el podcast. La EuroCup, segunda competición continental, es el paso previo: si la ganas, asciendes. En el grupo A, que dominan Bahçesehir y Granca, ellos marchan quintos con seis triunfos y cinco caídas. El desafío no será menor.

Para Hapoel la temporada es crítica si ponderamos la inversión económica que se ha hecho y los resultados que esperan de ella. Los israelíes quieren llegar al primer nivel europeo con un billete que años atrás ya lograron Mónaco, Virtus o el reciente París, con crecimientos exponenciales. El multimillonario Ofer Yannay, con una fortuna labrada gracias a las energías renovables, maneja el club con puño de hierro y a golpe de talonario ha reunido a foráneos como Wainright, Ragland, Blakeney o el irreverente brasileño Bruno Caboclo. Beverley y Motley, que hicieron amistad en Los Ángeles y llegaron de la mano a Tel Aviv, aún se mantienen. Es un doble o nada.

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