La chistera del Chacho

Vaivenes no faltaron, momentos de ir arriba y otros de cierto desgaste y nula fluidez, pero el Madrid agarró el triunfo (72-56), que era de lo que se trataba tras encadenar dos derrotas en la Euroliga (Olympiacos y Barça). Un impulso para seguir trabajando porque tiene tarea por delante (19 pérdidas, por ejemplo, y muy concentradas en un mal tramo). Lo mejor esta vez fue la puesta en escena, que Sergio Rodríguez sacó su chistera (8 asistencias y fundamental para romper las fases de atasco colectivo) y que Deck, hipercompetitivo, se desquitó de la mala actuación del miércoles ante Sloukas y compañía (12 puntos, 9 rebotes y 5 pases para 23 de valoración). En el Estrella Roja, malísimos porcentajes de tiro que ni siquiera compensó un Ben Bentil certero (17 tantos con 6 de 10). A Luca Vildoza lo vimos con ganas en su regreso a Europa: quiere sacar cuanto antes su chispa y su genio, aunque agrupara más fallos de los deseables.

El Madrid hizo un muy buen primer cuarto, que estiró hasta el 31-13 del minuto 13, y un muy flojo segundo, en el que se embotelló en ataque y bajó su nivel atrás hasta encajar un parcial de 4-15 que volvía a estrecharlo todo: 35-28 tras dos triples consecutivos de un Vildoza motivado. El base argentino comenzó algo precipitado y fallón, también desde la personal. Luego se calentó y trajo vida a los de Belgrado, también influyó la actividad de John Holland y la entrada de Hassan Martin.

Chus Mateo prefería mirar a su equipo, lo había dicho en la previa, y encontró dos caras opuestas en la primera parte. De salida eligió a Abalde de base (bien, matazo en penetración incluido) y a Cornelie de ala-pívot (igualmente bien en el inicio) como grandes novedades. A su lado, Musa, Deck y Tavares. Un cinco muy alto que demostró un buen nivel atrás y que evitaba que el rival arrancara con la fijación de atacar al par de Sergio Rodríguez. El Chacho entraría esta vez mediado el primer acto con su creatividad en el pase en niveles máximos. Buscó con gran criterio las continuaciones de Poirier, que no materializó todas, pero se sintió muy cómodo suministrado de balones. En cinco minutos, seis asistencias del tinerfeño, y los blancos despedían el cuarto inaugural con un +15 (25-10).

Después de la primera rotación completa, el cuarteto Llull, Causeur, Hezonja y Yabusele se desconectó entre sí. Las pérdidas, caballo de batalla en duelos previos, pasaron de solo 2 a 16 en poco más de 15 minutos. Un ritmo infernal de extravíos, imposible hilvanar el juego así y empezó a pesar el impulso individual mal gestionado. Se echa en falta más movimiento sin balón. Además, Cornelie no ataba en corto los triples de Bentil y el Estrella Roja sintió que le salían alas: 44-42, minuto 24.

Tocaba defender y crear con la pelota. Y vimos lo uno, después de casi seis minutos a cero del equipo serbio, y lo otro, cuando el Chacho apareció con el desatascador en la mano y esta secuencia: asistencia, 2+1, otro pase de canasta al final del tercer cuarto y triple tras recuperación ya entrado el último. Severo latigazo, 13-2, y Rodríguez se iba al banco. Aplauso de la afición a su sombrero de copa.

Quedaba partido y entre Bentil Y Hassan Martin acongojaron a la grada: 59-54 a 3:30 de la bocina. La sombra del Olympiacos, más que alargada, estaba muy próxima (48 horas antes) y aún se veía y se sentía. El embrollo lo resolvió Tavares con un casimate y un mate del todo más adicional tras un preciso pase de Yabusele. Ahí claudicó el adversario en plena gran labor de Deck, que se desquitó del traspié con los de El Pireo. Musa sumó y la primera doble jornada queda atrás, restan seis más. La Euroliga no deja de picar hacia arriba.