El Barça recupera la sonrisa en Europa

Tenía el Barça varios retos que superar ante el Mónaco y lo logró con un notable partido. El primero, evidente, ganar ante un rival que aspira como ellos a meterse entre los cuatro primeros de la Euroliga. El segundo, importante, controlar esos últimos cuartos que tantos dolores de cabeza le han dado al Barça esta temporada. Conseguido también. Y el tercero, quizás el más importante, demostrar que son un equipo sólido. Los de Jasikevicius fueron por delante durante todo el encuentro, controlaron perfectamente el tiro exterior de Mónaco y fueron superiores partiendo siempre de una gran defensa. Noche redonda.

No le costó al Barça entrar al partido pese a los días de descanso, concentrado e intenso, en los primeros cinco minutos. Le benefició el poco acierto de dos del Mónaco, pero le incomodó la defensa de Borwn sobre Mirotic. Tanto que se llevó hasta una técnica el ala-pívot del Barça. Con dos triples de Abrines, que salió de inicio, los azulgranas abrieron el primer hueco (12-6).

Los triples fueron de hecho la mayor diferencia del primer cuarto. Ninguno anotó el Mónaco, cuatro el Barça, para el 24-18 con el que finalizó el período. Además de Abrines sumaron también muy buenos minutos Satoransky y Mirotic, que poco a poco fue entrando en partido. El Mónaco vivió alguna dificultad en ataque, se apoyó en Diallo para sumar y siguió siempre de cerca al Barça. De Mike James, sin embargo, ninguna noticia.

La contundencia del Barça en el segundo cuarto se cimentó en un Vesely inmenso, capaz de continuar con acierto todos los bloqueos y ofreciendo siempre una solución a sus compañeros. Jokubaitis lo leyó a la perfección y los locales se fueron de once (33-22). Despuntó también Higgins pero, para desgracia del Barça, Jordan Loyd hizo lo propio. Varios puntos fáciles de Mónaco obligaron a Jasikevicius a parar el partido. No quería ni la más mínima relajación. Mantuvieron bien la renta (50-39) pese a la aparición de Mike James.

La sólida primera parte del Barça tuvo continuidad tras el descanso. Con una ventaja que rondó los diez puntos, los azulgranas no lograron romper el partido pero tampoco permitieron que el Mónaco se les subiera a las barbas. Los visitantes aumentaron el nivel defensivo en un tercer cuarto muy trabado. Pero el problema del Barça este curso, como se vio ante Unicaja, no son los inicios ni los terceros cuartos. Son el final de los encuentros (65-57).

Y se le complicó el partido al Barça. El apagón ofensivo de los azulgranas duró casi cinco minutos, incapaces de superar la defensa de un Mónaco que poco a poco fue sumando. Se pusieron a tres (65-62) con cinco minutos por delante. Habían llegado a ganar de 15. Pese a ello, ahí se acabaron las dudas. De la mano de Higgins y Satoransky volvieron a coger una buena ventaja que ya no perderían en el que fue un final de partido rarísimo: tras una discusión en el banquillo del Mónaco, los visitantes prácticamente renunciaron a jugar los dos últimos minutos.