PANATHINAIKOS

Cuidado con la gran amenaza verde

El Panathinaikos va a volver a ser el gran actor de las próximas ventanas de mercado en Europa y quiere fichar a Hezonja y Tavares: “Queremos ser los mejores”.

JESUS ALVAREZ ORIHUELADiarioAS

El objetivo es hacer un equipo que gane al Olympiacos de 40 y no de cinco, es hacer el mejor de la historia del baloncesto europeo. Ganar más Euroligas, la séptima, la octava, la novena…”. El que hablaba así (después de ganar por cinco al Olympiacos, claro) es Dimitris Giannakopoulos, el tantas veces polémico (muchas veces más allá del límite) propietario del Panathinaikos, un grande del Viejo Continente que está volviendo a alzarse después de unos años de crisis. De hecho, la primera piedra ya está puesta: con la llegada de Ergin Ataman al banquillo y con una plantilla totalmente renovada, el PAO está cuarto, y al alza, en la clasificación de la fase regular de la Euroliga 2023-24.

El viejo poder verde está encontrando una identidad que había perdido completamente. Lleva desde 2011 sin ser campeón y desde 2012 sin jugar la Final Four. Y desde la temporada 2018-19 no tiene balance ganador (fue sexto). El año pasado acabó penúltimo con 11 victorias, 23 derrotas, líos internos… y una media de menos de 6.500 personas en las gradas de un OAKA por debajo del tercio de ocupación. Y con partidos en mínimos de toda la Euroliga: 2.340 personas ante el Bayern. El infierno verde, congelado. Algo tenía que cambiar.

Y vaya si ha cambiado. El propietario, el volcánico Dimitris Giannakopoulos (un vórtice de líos y titulares escandalosos), prometió en mayo que harían un equipo para “volver a ganar dobletes y tripletes”. “La posición del Panathinaikos no es la última de Europa… pero tampoco la segunda de Grecia”. El Olympiacos había ganado también (3-1) en la serie por el título doméstico. Ahora, el PAO invierte también las tornas en Grecia contra un Olympiacos que salió antes de su particular bache y, de hecho, rozó la Euroliga la pasada temporada. Lo tuvo casi literalmente en la mano, hasta que se la arrancó una canasta de Sergio Llull que ya es historia del Real Madrid.

Kostas Sloukas, Luca Vildoza, Jerian Grant, Kendrick Nunn, Matthias Lessort, Ioannis Papapetrou, Juancho Hernangómez… El Panathinaikos tiró la casa por la ventana pero, el verdadero aviso para el resto de Europa, quería más. Intentó quitarle a Jan Vesely al Barcelona, a Tornike Shengelia a la Virtus… y el propio Giannakopoulos contó que lanzó un órdago para que Willy Hernangómez vistiera de verde junto a su hermano: Es el rechazo que más me dolió”. También intentó cerrar un acuerdo con Nikola Mirotic (“hablé con él y cuando colgamos, pensaba que firmaría”) y llamó a las puertas del Real Madrid. Lo intentó con Facundo Campazzo, al que dijo que había ofrecido mucho más dinero que el club blanco, y con Edy Tavares: Me sentí como si entrara en un restaurante en el que no había reservado mesa y me dijeran ¿señor, qué está haciendo aquí?”.

Pero esas palabras, ahora, ese “hacer el mejor equipo de la historia de Europa”, es algo que el resto de grandes tienen que tener muy en cuenta de cara a los próximos movimientos del mercado. Desde luego, así debería ser en un Real Madrid con muchas cuentas que echar porque acaban contrato Sergio Rodríguez, Sergio Llull, Fabien Causeur, Rudy Fernández, Dzanan Musa, Mario Hezonja, Vincent Poirier y Edy Tavares. De ellos hay dos, como mínimo, por los que es seguro que se va a interesar el PAO, que llamará a las puertas correspondientes con mucho dinero entre mano: Hezonja y Tavares.

La situación del pívot es conocida: es feliz en el Real Madrid, es su primera opción… pero no ha renovado todavía. Hay diferencias económicas importantes y ecos de la NBA que reaparecen de cuando en cuando en el entorno de un jugador que no triunfó en Estados Unidos pero que ha sido el pívot más dominante de Europa en los últimos años. Desde luego, el Panathinaikos volverá a la carga y, como mínimo hará una oferta que podría tensar todavía más las negociaciones entre el Madrid y el pívot caboverdiano.

El caso de Hezonja es, en este caso, todavía más delicado, como quedó claro cuando el Real Madrid visitó el OAKA (con victoria) en diciembre. Después de una mala experiencia en la NBA (2015-2021) tras ser elegido con el número 5 del draft, fichó por el PAO en su regreso a Europa porque el Barça, desde donde había cruzado el Atlántico, no quiso hacerse con él aunque conservaba sus derechos. De Grecia pasó a Rusia, donde brilló en el UNICS hasta que la invasión de Ucrania dejó a la Euroliga sin equipos rusos. Su siguiente destino fue el Real Madrid.

Ya después de ganar la última Euroliga, la de la canasta de Llull, hubo rumores de que Hezonja podía salir, pero el croata dejó entonces claro que cumpliría su segundo año de contrato en Madrid. En todo caso, la sombra verde del Panathinaikos no deja de alargarse. Hezonja es un objetivo muy claro y nadie duda de que tendrá una gran oferta para regresar al equipo en el que fue feliz y se reencontró con su juego tras sus malos tiempos en la NBA. Después del Panathinaikos-Real Madrid, provocaron muchos comentarios los gestos del alero, que se acercó a los aficionados de uno de los fondos y les hizo un gesto que se podía interpretar como un “nos vemos después” o un “nos volveremos a encontrar”.

Desde antes del inicio del partido había sido aclamado por una afición que le pide que regrese, y él quiso aclarar después cuál es su posición: “Esté en Rusia o en España, realmente me gustaría volver a jugar en el Panathinaikos. Veremos cómo va. Ahora, el Real Madrid es mi equipo, estoy feliz aquí y van a tener preferencia para hablar conmigo en cuanto acabe mi contrato”.

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