El Mónaco amarga el debut de Ricky

Ya era evidente antes del partido, por trayectoria y juego, que el Mónaco es uno de los mejores equipos de la Euroliga. Y tras la victoria en el Palau, contundente en juego y resultado, se postula como uno de los favoritos para estar en la Final Four. Los monegascos amargaron el debut de Ricky en lo deportivo, pero no en lo anímico. Regresó al Palau 12 años después, arropado por amigos, familiares y una afición que confía en él. Todavía tiene muchas noches por delante para jugar en el Palau y seguro que más de una será de gloria. Ante el Mónaco, sin embargo, fue aciaga.

Todos los focos del partido estaban puestos en dos hombres. El primero, protagonista indiscutible de la noche, Ricky Rubio. El segundo, potencial máximo anotador de toda la historia de la Euroliga, Mike James. Pero el partido arrancó sin que ninguno de los dos hiciera justicia a las expectativas levantadas. El primero porque no jugó en los primeros diez minutos, el segundo porque estuvo más que desacertado. El ataque del Mónaco fue un monólogo de James, intentando tiros imposibles, muy bien defendido por un Satoransky físicamente superior. Compró varios asientos de pista para que familiares y amigos le vieran superar el récord de Spanoulis y lo que presenciaron, al menos al inicio, fue a un James sobrepresionado.

Y lejos de los focos vivió cómodo el Barça, con Laprovittola de líder, en un partido que dominaron al inicio. 7-0 de salida, 12-4 a mitad del cuarto tras varias defensas excelentes. Grimau quiso respetar los galones, el esquema de la plantilla, dando entrada a Jokubaitis antes que a Ricky. De hecho, en los primeros diez minutos jugaron todos menos el base de El Masnou y Nnaji. En una segunda parte de cuarto mucho más lenta, las diferencias se redujeron pese a los malos porcentajes de tiro de Mónaco.

No fue pues hasta el segundo cuarto cuando llegó el gran momento. El redebut de Ricky. Recibió la primera ovación de la noche cuando fue presentado, la segunda cuando se levantó del banquillo y la tercera cuando entró a pista. Con un quinteto conocido, tres de ellos compañeros de selección, pero muy inconsistente. Y no precisamente por culpa de Ricky. El base movió bien el balón, generó tiros abiertos para sus compañeros y anotó una canasta. Pero el Barça estuvo flojo de tres. De la mano de Okobo, además, Mónaco llegó a ponerse muy cerca. Por delante con la entrada, y la segunda canasta, de Mike James (28-29). El control del rebote fue visitante, pero una bajada en el acierto puso al Barça por delante en el descanso.

La dinámica del partido, sin embargo, ya había cambiado. Y continuó tras el descanso. Abrieron el camino los 11 puntos de Strazel y los continuaron los ocho consecutivos, en menos de dos minutos, de Motiejunas. A la fiesta, además, se unió Mike James, que conectó con Hall (46-52). Los problemas por dentro del Barça, especialmente con Willy, fueron una mina para el Mónaco. Dispusieron de multitud de segundas acciones. Y los azulgranas no tuvieron el día desde el triple. Ni siquiera la entrada de Ricky mejoró a un Barça negado (51-60).

Tenía el Barça una tarea nada sencilla en el último cuarto y desperdició los primeros minutos. A seis del final, todavía le quedaban once puntos por remontar. Y ya estaba en bonus, con un arbitraje riguroso criticado por la grada del Palau. Nada que hacer pese a los esfuerzos de Vesely. Los de Grimau se precipitaron buscando triples que no entraron, tampoco tenían otra alternativa, mientras que el Mónaco alargó lo suficiente los ataques como para no ver peligrar la victoria.