Unicaja da la campanada

La Copa del Rey de baloncesto tiene algo especial y en los dos primeros partidos de cuartos de final se pudo comprobar perfectamente. Ambos decididos con un último tiro que no entró, con una moneda al aire que pudo caer de cualquier lado y que, en el segundo partido, cayó del lado de Unicaja. Porque los de Málaga lo pelearon, lo persiguieron y al final lo merecieron. Porque Darío Brizuela dio otra exhibición contra el Barça, secundado por Perry, pero también porque Laprovittola falló en el momento clave. Porque al Barça le pesaron las piernas en una prórroga donde no estuvo fino y en un último cuarto donde se dejó remontar. Porque la Copa es especial. Porque en la Copa todo puede suceder.

La igualdad en el parqué se reflejó en el marcador final del primer cuarto (21-20) en un partido donde ya desde buen principio pasaron muchas cosas. Un partido que supieron leer bien los dos técnicos, Jasikevicius y Navarro, retocando los quintetos y las ideas sobre la marcha para contrarrestarse una vez tras otra. El primero en mover ficha fue Unicaja, quitando a Perry (10-8). El norteamericano fue el mejor de los malagueños en ataque pero sufrió mucho en defensa: Satoransky lo busco constantemente. Con Alberto Díaz sobre el checo la cosa se calmó, pero el acierto exterior azulgrana les mantuvo por delante. Hasta que entró Brizuela. Con él se revolucionó el partido pero Jasikevicius encontró también la respuesta: Rokas Jokubaitis. El final del primer cuarto fue un bonito duelo entre Brizuela y el lituano ante la imposibilidad de superar las defensas con un juego combinativo. La poca inspiración de Laprovittola tampoco ayudó.

Las rotaciones, ya en el segundo cuarto, volvieron a distanciar al Barça. Porque desde el banquillo azulgrana entraron hombres como Abrines, que sigue muy entonado de tres, Higgins o Nnaji. El potencial y poderío del banquillo les puso por delante (32-21) ahora sí en unos buenos minutos de los de Saras. Encomiable el trabajo sobre todo de los dos interiores, Nnaji y Tobey, absolutamente dominadores en la pintura. El único pero, el rebote defensivo. Controlado sin problemas en el primer cuarto, ahora sí Unicaja consiguió segundas acciones. De poco le valieron. Con un Perry menos acertado les faltaron recursos en ataque. Solo Kravish ofreció alguna alternativa.

Pese a mantener la delantera en el marcador (41-34) las sensaciones ya cambiaron antes de la media parte. Al Barça le faltó fluidez en ataque y contundencia atrás, dejando espacio a demasiadas canastas sencillas de Unicaja. En cambio, los malagueños, fortalecieron su defensa. Pese a ello Satoransky salvó a los suyos de una bronca mayor de Jasikevicius: un triple y un robo dieron aire al Barça.

Darío Brizuela, otra vez, fue el líder de Unicaja. Omnipresente en ataque, enchufado, activo. Un jugador diferencial, un espectáculo para el aficionado. Acercó a los suyos pero el Barça contestó a base de triples. El tercero de Satoransky, sin fallo hasta el momento, y el primero de Kalinic, tras dos errados. El partido entró entonces, mediado el tercer cuarto, en un intercambio de golpes que en este caso favoreció a Unicaja pese a Higgins. Al inicio del último período, ligera ventaja azulgrana (55-50).

Abrines apuntaló la ventaja hasta el 67-57 a cinco minutos para la conclusión del partido. Y ahí le entraron las prisas al Barça. Pudo y quiso matar el encuentro, pero los triples dejaron de entrar. Y en un abrir y cerrar de ojos, Brizuela mediante, Unicaja estaba de lleno en el partido. Un parcial de 0-8, en el mejor momento, para poner contra las cuerdas al Barça (67-65). A uno del final, tras un triple de Osetkowski, el partido ya estaba empatado. Al final de los 40 minutos también.

La prórroga transcurrió como debe ser un tiempo extra en una competición del KO. Intensa, luchada, épica y con un final inesperado. Los malagueños se pusieron por primera vez desde el inicio por delante en el marcador (81-85) pero un triple de Mirotic y otro de Laprovittola lo volvieron a igualar. Y toda la presión del mundo cayó sobre el argentino. Se jugó el último tiro (87-89) y recibió falta. 0′8 segundos en el reloj y dos tiros para forzar una segunda prórroga. Con un ruido ensordecedor, como no lo hubo en toda la tarde, erró el primero. Tiró el segundo a fallar y buscar el milagro pero no fue posible. Unicaja será el rival del Real Madrid en semifinales.