Liga Endesa

Una mamá en la ACB

Esperanza Mendoza volvió a arbitrar un partido el pasado domingo, cuatro meses después de dar a luz a una niña.

CHEMA DIAZDiarioAS

Esperanza Mendoza debutó en la Liga Endesa en octubre de 2017, en un Real Madrid-Casademont Zaragoza. Siete años después, también en el WiZink Center, volvió a arbitrar otro partido muy especial. Fue un Real Madrid-Breogán, que suponía su regreso a las pistas cuatro meses y dos días después de dar a luz a su hija Nuria. “La sensación que tuve en ambos partidos fue similar, pero quizás los nervios en el debut duraron más, aquí fue sólo al principio. Como dicen mis compañeros, era sólo cuestión de quitarle el polvo al silbato”, dice Mendoza, que recuerda lo intensos que fueron los meses previos a su regreso. “Mi entrenador es el que ha ido marcando los tiempos de la vuelta. Han sido muchas jornadas de entrenamiento, al principio sin hacer deporte de impacto, y luego ya pudiendo salir a correr. Un trabajo muy duro; muchas horas en el gimnasio con él y con la niña”. Porque aunque prefería no marcarse una fecha concreta, sí que había un objetivo: “Terminar el año con algún partido arbitrado”.

Y ese día llegó el pasado domingo. “Hay varias fotos en las que salgo sonriendo y esa es la mejor definición de cómo me sentí: contenta de estar de vuelta. La acogida que tuve por parte de los jugadores y cuerpo técnico fue muy buena. Muchos de ellos me dieron la enhorabuena y me preguntaron por la niña”. Y más felicitaciones llegaron después. “Recibí muchísimos mensajes; mucha gente estaba contenta de volverme a ver en una pista y de ver que se puede regresar a la actividad en un tiempo prudencial. Creo que esto también abre puertas, porque la gente ve, sobre todo las chicas jóvenes árbitras, todo este proceso con más naturalidad”. Mucho público en el Palacio en su regreso, pero la espectadora más especial fue Nuria. “Mi hija estaba en el pabellón. Es muy pequeña y todavía no es consciente de nada, pero tengo muchas ganas de salir a la pista y verla por allí, que me señale con el dedo y sonría”.

Este domingo toca A Coruña para arbitrar un Leyma-Joventut. “Mi marido es el que se encarga de la niña cuando yo tengo que viajar. Pero no es fácil. Al final él trabaja, vivimos en Salamanca, mi familia está en Cáceres y eso hace que sea un poquito más difícil, pero nos apañamos bien. Tenemos a mucha gente que se ofrece para ayudarnos y, por suerte, la niña, por ahora, es muy buena y eso hace que sea fácil dejarla”.

Decidir hacer un parón para ser madre no fue fácil, porque al final implica casi un año de inactividad. “Tienes miedo, incertidumbre por saber qué va a pasar, cómo vas a volver, cómo va a reaccionar tu cuerpo... Pero en nuestro caso tenemos un convenio con la ACB muy bueno, que nos cuida y nos da muchas facilidades. Eso te da tranquilidad a la hora de tomar la decisión”. Yasmina Alcaraz, la otra árbitra en la Liga Endesa, también ayudó a despejar esas dudas. “Ella se quedó embarazada hace un par de años y fue de las primeras personas en la Liga en saber que yo lo estaba. Durante este tiempo me ha estado aconsejando, contando cómo fue su recuperación, lo que hizo... Nos apoyamos mucho la una a la otra y no sólo en este tema, sino en el arbitraje en general”. Ambas son las únicas árbitras en una competición en la que antes también estuvieron Pilar Landeira y Anna Cardús. “Son referentes para nosotras, porque fueron las primeras que abrieron la puerta. Y añadiría a Susana Gómez, por la cercanía que siempre he tenido con ella y porque me ha ayudado mucho. Fue con la que más coincidí en LEB Oro y a nivel internacional. Y fuimos las primeras en compartir pista en la LEB Oro. Luego lo conseguiría también con Yasmina en ACB”.

Las barreras, como reconoce Mendoza, poco a poco se van rompiendo. “Todo tiene un proceso. Hace años era impensable ver a una mujer arbitrando y ahora es habitual. Por ejemplo, en Primera FEB hay diez. Se trata de que la pirámide se llene en la base para que poco a poco seamos más”. Ella se colgó un silbato porque, al cumplir 18 años, no encontró un club en Extremadura para seguir jugando. Probó también a entrenar, pero le conquistó el mundo del arbitraje porque podía “seguir dentro de la pista y ser parte del juego”. “Cuando empecé hace veinte años sí que me daba la sensación de que llamabas la atención por ser mujer. Recuerdo que en los primeros partidos en EBA, el delegado me preguntaba dónde estaban los árbitros y le tenía que explicar que yo era el árbitro. Ahora, por suerte, eso no ocurre. Una de las cosas que más me gusta de la ACB es que nos tratan como profesionales, no como mujeres profesionales. Cuando debuté, a lo mejor podía recibir protestas o comentarios por la inexperiencia, pero nunca por ser mujer”.

En la Euroliga ahora hay dos mujeres, la alemana Anne Panther y la griega Vasiliki Tsaroucha. ¿Para cuándo una española? “Va poco a poco. Necesitamos entrar en estas competiciones, ganar experiencia y que se abra la puerta. He tenido la suerte de arbitrar con las dos y son muy profesionales. Tarde o temprano habrá cada vez más mujeres en todas las competiciones”.

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