El Barça sobrevive en Tenerife

Tremendo esfuerzo. Tremenda recompensa. En un duelo a distancia dispar con el Madrid, que recibía al recién ascendido Granada, y sabiendo que Baskonia visitaba la casa del Valencia unas horas después, el Barça se metió en una auténtica guerra de la que, pese a actuar en tierra hostil, va a salir reforzado. El choque era de los importantes, un 2º contra 4º de la Liga Endesa para intentar mantenerse en el coliderato una semana más. Lenovo Tenerife buscaba no ya la sorpresa, porque no lo hubiera sido dada su trayectoria en éste y los últimos años, sino dar un golpe en la mesa para escalar en la clasificación y demostrar que puede hacer sufrir a los grandes. Y vaya si lo pasó mal el conjunto azulgrana. El 76-79, a un tiro de la prórroga, habla a las claras de lo competido que fue todo. Y, por salir del paso, de la moral que van a coger los triunfadores tras terminar una semana con triplete de victorias.

En la previa el Barça había recibido un palo: Nikola Kalinic tiene una lesión en la planta del pie izquierdo y el club la trató a la hora de comunicarla con vistas a que se pueda perder varios partidos. Significativo. El pegamento de este equipo, fichaje de relumbrón este verano, preocupa para el futuro más cercano. Una situación a vigilar. En el cuadro local también faltó uno de los hombres más punzantes, Jaime Fernández, cuya ausencia se notó de igual manera en un partido que requería de jugadores que lo abrieran al espectáculo.

Sasu Salin, el tirador especialista de Txus Vidorreta, ejemplificó perfectamente lo que fue su actuación en la última jugada. Con tres abajo y una acción en la que el balón aterrizó en sus manos, estando solo para lanzar el triple, ni quiso lanzar. Se la pasó a Doornekamp y fue él el que falló. El finés, con 0/5 en tiros de campo y 1 punto en 23 minutos, quedó secado por la defensa de un hipermotivado Kyle Kuric, ansiando minutos después de haberse quedado en la nevera más de uno y más de dos partidos esta temporada. El Canarias, después de remontar un -12 y de tener a los de Sarunas Jasikevicius en la palma de la mano, erró en las acciones en las que más frío hay que ser. Una victoria que exuda confianza para lo que viene, de estar habituado a ella, de las que muestran el camino. El técnico lituano ha dicho varias veces, este curso y el anterior, que quería jugadores más cabrones, explícitamente así, que supieran matar los partidos, y aquí se lo pusieron complicado y el tanto se fue a su casillero.

El primer envite fue competido, de tú a tú, para marcar la pauta. El enfrentamiento se vendía como un duelo en lo alto de la clasificación de la Liga y así tenía que reflejarse. La igualdad se volvió el molde hasta que, con la entrada de los suplentes, cambió la tendencia. Se pasó a algo cercano a un rodillo del Barça. En ataque y defensa se salían con la suya. Shermadini sostenía arriba, pero no las cazaba cuando tenía que proteger su aro y los interiores del Barça se crecían. Sanli empezó con un 5/5 en tiros; Vesely, con 4/4. Y los recursos exteriores eran bien diferentes: mientras que Kuric se lanzaba a correr como un loco, para amarrar o anotar, los de Vidorreta firmaban un calamitoso 1/10 en triples entre los dos primeros periodos.

Con todo ello cogió el Barcelona su +12 (30-42, minuto 16) para terminar dominando cuando llegó el parón de la media parte. Y salió del mismo embobado, perdiendo balones y compostura, para recibir un parcial de 12-2 que equilibraría todo.

Huertas asumió el mando para ordenar los ataques con incluso mayor acierto que en su primera tentativa en el encuentro. Fitipaldo, como segundo constructor de los ataques, apareció. Y en el lado contrario, lo contrario: Satoransky le tenía pánico a las entradas que tan fuerte hacía antes de marcharse a América, Higgins parecía una sombra de su yo más exitoso que no tenía influencia alguna en el juego y, claro, el rival se echaba encima.

Minutos calientes, con Cook metiendo un rodillazo en la espalda y a mala idea a Mirotic (y menos sentido tuvo que no se señalizara antideportiva pese a ser revisada), y con el público entrando a jugar como sexto hombre de Lenovo Tenerife. Esto segundo, como tiene que ser. Ahí el Barça se estaba metiendo en la boca de lobo.

Marcelinho era de nuevo el que más daño hacía a los catalanes con sus bloqueos y rebloqueos, tiros a la pata coja y movimiento de fichas para desvirtuar la defensa. Se fueron seis arriba y ahí salió el temple del Barça, con un triple de Mirotic y otro de Laprovittola, para responder con contundencia en el momento más complicado. Supuso un mazazo a la confianza para los locales, que se veían lanzados hacia el triunfo en ese punto.

A falta de sólo 1:36 Shermadini, todo un MVP de la ACB, erró dos tiros libres después de que Sanli, con porcentajes mejorados, pusiera la ventaja azulgrana con un triple. Mirotic sí metió sus dos tiros y Salin y Doornekamp no respondieron bien.