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La Liga Endesa (el análisis de los 18 equipos en el desplegable de la parte superior derecha del navegador) sube el telón 95 días después de que el Real Madrid se alzara con su 13ª título ACB, el 35º desde 1957, cuando el baloncesto dio sus primeros pasos oficiales en España. Y abre sus puertas en una nueva temporada que será especial, emocionante, divertida y "la más difícil de la historia" en palabras de Antonio Martín, presidente de una ACB que ha apostado por dar un paso al frente. El inmovilismo del pasado ha quedado atrás y el plan de acción es claro: buscar la excelencia dentro de la segunda mejor liga nacional de clubes del mundo con los jóvenes como objetivo primordial.

La Liga está en un momento dulce. Lo dice ese oro Mundial imposible conquistado en China este mes de septiembre: 14 de los finalistas del España-Argentina jugarán este curso en el campeonato nacional, 21 de los 24 internacionales se han formado en equipos españoles. Y 40 mundialistas vestirán de corto en el torneo doméstico repartidos en 15 de los 18 clubes. Más del doble que en la siguiente liga nacional. Si la ACB fuera un país habría formado casi cuatro selecciones. Nada mal para los tiempos que corren.

Puro músculo que sirve de impulso y de unión perfecta entre la Asociación y la FEB, en un momento de armonía imposible hace unos años. La ACB son los clubes, cuyas canteras (desde el Joventut hasta el Madrid pasando por Estudiantes, Barcelona, Zaragoza...) han formado a esos internacionales, que solucionaron la desconcertante papeleta de la clasificación para la cita asiática en las Ventanas y luego superaron todas las barreras posibles para alzarse con el segundo Mundial de siempre para nuestro país. La Federación, por su parte, da visión e impulso al baloncesto español: las medallas en todas las categorías, desde la Sub-16 hasta la Absoluta, unen al aficionado alrededor de una alegría común. El aficionado se reconoce en todos y cada uno de los jugadores que se colgaron la medalla en Pekín.

Pero la ACB también está de dulce por el puro dato. La última temporada de la Liga Endesa fue de crecimiento absoluto. En audiencias y en redes sociales. Creció de forma exponencial en todas las fases de la competición, con un 32% de aumento en el promedio por partido de la temporada regular y un 37% en el playoff. Llegó incluso a un 42% en la final entre el Madrid y el Barcelona. Si lo comparamos con hace dos cursos, los números son aún más reveladores: 71% en la fase inicial de la campaña y un 91% en las eliminatorias por el título. En redes esa dinámica se mantiene: un 62% más de visualización de vídeos en relación a 2018 entre YouTube, Facebook, Twitter e Instagram.

Un éxito deportivo y unos porcentajes que nos dejan una Liga única. Envidiable. Sana. Y que los 18 clubes que formarán parte de ella no quieren dejar pasar. En un nuevo verano loco, con 113 fichajes(53 debutantes) y la vuelta de dos históricos como el Bilbao y el Betis, los equipos se han reforzado a conciencia, confeccionado plantillas de un nivel altísimo con relucientes estrellas de todos los rincones del planeta. Algunos, como el Barcelona, han tirado la casa por la ventana para recuperar la corona perdida tanto en España como en Europa. El equipo azulgrana y sus casi 50 millones de presupuesto han traído de vuelta a nuestro campeonato a Niko Mirotic (el jugador mejor pagado en el Viejo Continente) y han recuperado a Álex Abrines. A ambos se unen jugadores de talla planetaria como Cory Higgins, Malcolm Delaney y Brandon Davies. Cada uno, en un conjunto diferente, podrían formar parte del mejor quinteto de la Euroliga.

Un despliegue de medios para hacer frente al gran ogro de último lustro: el Real Madrid. Bajo la batuta de Pablo Laso (9º proyecto), los blancos suman cuatro de los últimos cinco campeonatos domésticos con el continuismo por bandera: pocos cambios (este año solo han llegado Jordan Mickey y el MVP Nicolás Laprovittola) y un estilo de juego mutable para adaptarse a lo que se tiene: de la velocidad y el dinamismo de los primeros cursos del técnico vasco a la exigencia defensiva, la autoridad en la zona con Tavares y la alegría en la conducción con Facundo Campazzo. Los dos renovados este verano con contratos de larga duración que les convierten en el principio y el final del Madrid.

Ambos han formado plantillas largas y profundas para afrontar un curso deportivo que con la ampliación de la Euroliga a 18 equipos pueden llevar a un calendario muy exigente, más cercanos a los 90 partidos que a los 80 para estos dos colosos, que harán frente a un torneo continental exigente sin perder de vista el doméstico. En él, Baskonia y Valencia (también renovados, en nivel y en profundidad) no desaprovecharán cualquier falló de los favoritos a todo con Nik Stauskas y Pierriá Henry como armas novedosas en los vitorianos, y el repatriado Quino Colom y el triplista gigante Brock Motum en los taronjas.

Esa es la artillera de los grandes junto a la incógnita Unicaja: siempre en lo alto, siempre en los torneos principales, siempre en plena lucha contra todos, pero (y ahí el problema) contra sí mismo. Los cinco son los intratables de la Liga, por decirlo de alguna manera. Pero por detrás, a su sombra, crece una Liga Endesa de mil y una posibilidades. Los conjuntos canarios, los remodelados Herbalife Gran Canaria e Iberostar Tenerife, animarán el campeonato; al igual que los resucitados Joventut de Badalona (económico) y Casademont Zaragoza (deportivo); sin olvidar la aparición en estos últimos años de los proyectos modernos: San Pablo Burgos y MoraBanc Andorra. En crecimiento constante y sin límite aparentes, los dos han sido un soplo de aire fresco en el campeonato en su corta, pero ya intensa vida en la Liga Endesa.

Por debajo, en esa tierra del todo o nada, en esa delgada línea que separa la vida y la muerte están los menos poderosos. El histórico Movistar Estudiantes en un nuevo kilómetro cero y con un galopante problema económico más antiguo ya que el mundo y el Montakit Fuenlabrada, que pone en marcha un nuevo proyecto tras el adiós de Pako Cruz y de Marko Popovic. Difícil, pero no imposible que estos conjuntos puedan dar la campanada y sacar una nueva sonrisa a sus aficiones. El esperanzador UCAM Murcia, el reinventado con magia gallega Obradoiro y el Baxi Manresa, la gran revelación del pasado curso, darán igualmente guerra junto a los recién ascendidos Bilbao Basket y Coosur Betis.

La Liga Endesa afronta esta nueva temporada con ilusión y con la esperanza de ser el mejor curso de la historia, rodeada, eso sí, de un ambiente cada día más embarrado en el baloncesto mundial. La Euroliga se ha convertido en una devoradora de mundos con su ampliación y su prolongación en el calendario y la FIBA confirmó en 2017 que no le importaba poner más carga de trabajo con la introducción de las Ventanas, que continuarán en 2020 con las Ventanas de clasificación para el Eurobasket de 2021. Y todo, con un Preolímpico nada más acabar el playoff y los Juegos de Tokio el próximo verano. Problemas que necesitan una solución para mantener la paz social en el baloncesto. Para preservar a los héroes aparentemente olvidados: los jugadores. Sin resolución sufrirán ellos y sufrirá el aficionado.

Pero hasta que haya respuesta, a nosotros nos toca disfrutar con la mejor liga nacional de Europa. Que el telón se levante y empiece el baile. No se pierdan ni un detalle y les aseguro que se divertirán. ¡Qué comiencen los juegos!

 

La Liga Endesa 2019-20 pega el pistoletazo con una doble jornada encorsetada en seis días consecutivos, sin apenas descanso después de la Supercopa de Madrid, que a su vez se celebró sin apenas reposo tras el Mundial de China. Su arranque al rebufo de estos dos sonados eventos ha añadido interés al campeonato.

Hasta 40 jugadores de la ACB disputaron la Copa del Mundo, un número que casi hubiera permitido formar cuatro selecciones. De ellos, 14 finalistas españoles y argentinos siguen en la Liga. La guinda de oro fue el triunfo de España, que ha devuelto la alegría al baloncesto patrio. La Supercopa dilató la fiesta el siguiente fin de semana, con 12.348 espectadores en el WiZink Center, lo que supone un nuevo récord en el torneo, y con el primer Clásico Madrid-Barça en la primera final de la temporada.

Este curso se han marchado pocas estrellas: Poirier, Ayón, Voigtmann... Y han venido o han regresado muchas más: Mirotic, Davies, Higgins, Mickey, Henry, Abrines, Marinkovic, Bourousis, Rivers, Motum, Colom, Zisis, Delaney, Aguilar, Slaughter... Hay motivos para pensar que estamos ante una Liga de magnitud mundial. Oro de muchos quilates.

La Liga trabaja para renovar el producto, tras comprobar que la afición peinaba cada vez más canas y los jóvenes no llegaban a las gradas ni a las pantallas. La ACB ha cambiado el logo, ha insistido en Broncano como presentador, ha sustituido a las cheerleaders por espectáculos de cultura urbana... Material de primera y buenas intenciones. Ahora hay que ver cómo se fusionan estos ingredientes con el juego.

Porque la Liga no sólo es el deslumbrante oro del Madrid o del Barça, equipazos con presupuestos superiores a los 40 millones. Junto a ellos también cohabitan otros metales más sufridos como ese Fuenlabrada que perdió en la Supercopa por 55 puntos. Todos son ACB. La liga regular se estrena con múltiples atractivos, pero tiene difícil mantener la tensión hasta el playoff de mayo. El globo se desinfla por el camino, salvo en la ventana de la Copa del Rey. El debate sobre el sistema de competición sigue abierto. No hay que tener miedo a crecer.