Una enfermera de cuidados paliativos señala cuál es el arrepentimiento más común en el lecho de muerte

El paso por la vida nos enseña que, en ocasiones, no somos conscientes de lo que tenemos hasta que lo perdemos. Esta reflexión cobra especial fuerza en el contexto de los cuidados paliativos, donde los enfermos terminales enfrentan sus últimos momentos con la angustia de las decisiones y las oportunidades no aprovechadas.

Julie McFadden, enfermera con más de 16 años de experiencia en cuidados intensivos y hospicios, ha sido testigo de los arrepentimientos más profundos de aquellos que se enfrentan a la muerte. A través de su experiencia, McFadden ha destacado un sentimiento común que atraviesa a sus pacientes, el lamento por no haber apreciado su buena salud cuando la poseían.

En conversación con el podcaster Rob Moore, McFadden reveló que uno de los arrepentimientos más frecuentes que escucha es el deseo de haber valorado más la salud cuando aún la tenían. “Lo principal que dicen las personas en su lecho de muerte es ‘desearía haber apreciado mi salud’”, afirmó. Para la enfermera, este es un patrón que se repite constantemente, tanto en sus pacientes como en ella misma. La práctica de no valorar el bienestar físico hasta que se ve amenazado por una enfermedad terminal es un comportamiento que muchos caen en el error de hacer, y McFadden no se excluye de esa reflexión.

El impacto de la salud en nuestra vida diaria

Para contrarrestar esa tendencia, McFadden ha encontrado una forma personal de reconocer y agradecer las pequeñas bendiciones diarias que muchas veces damos por sentadas. Cada noche, la enfermera escribe una “lista de gratitud”, en la que se detiene a reflexionar sobre lo afortunada que es por poder ver, caminar o simplemente respirar. “Me gusta el hecho de que puedo sentir el sol en mi piel, esas pequeñas cosas que realmente marcan la diferencia”, compartió McFadden. Para ella, este ejercicio no solo la ayuda a mantener una actitud positiva, sino que también le permite valorar lo que, muchas veces, se da por hecho.

A través de su libro sobre el proceso de morir y su campaña por una mejor preparación ante la muerte, McFadden destaca que, aunque la muerte es un proceso natural, muchas personas aún la enfrentan con miedo. Sin embargo, ella sostiene que la verdadera preocupación radica en la falta de apoyo adecuado para quienes atraviesan este proceso.

La enfermera critica abiertamente los sistemas de salud que no financian correctamente los servicios de cuidados paliativos, señalando que, en muchos casos, tener dinero se ha convertido en un requisito para “morir bien”. Esta realidad genera una carga adicional para las familias, especialmente las de clase trabajadora, que se ven obligadas a equilibrar el cuidado de un ser querido con su capacidad económica.

Un sistema de salud desigual

La falta de acceso equitativo a los servicios de cuidados paliativos es una de las críticas más contundentes de McFadden. Según la enfermera, las personas que pertenecen a la clase trabajadora, aquellas que luchan por llegar a fin de mes, a menudo no tienen los recursos necesarios para dejar de trabajar y dedicarse al cuidado de un ser querido en sus últimos días.

“Para muchas familias, esto se traduce en un gasto considerable, ya que deben contratar a alguien para que cuide a su ser querido, lo cual es muy caro”, explicó McFadden. Esta desigualdad económica resalta una de las grandes carencias del sistema de salud estadounidense que, según la enfermera, pone a muchas personas en una situación vulnerable en los momentos más delicados de sus vidas.

Con su amplia experiencia en cuidados paliativos, McFadden invita a la sociedad a reflexionar sobre cómo valoramos nuestra salud, lo que puede marcar la diferencia en la forma en que afrontamos la vida y la muerte.

Su mensaje resuena con fuerza, recordándonos que la salud es un tesoro que a menudo pasamos por alto hasta que ya es demasiado tarde.

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