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Un nutricionista indica los alimentos que llevan sal ‘invisible’

Algunas salsas, incluso las que tienen sabor dulce, tienen grandes cantidades de sal que, consumida en exceso, puede crear problemas de salud

Una constante de los médicos y los nutricionistas es advertir de los peligros del consumo excesivo de sal. Un ingrediente que está muy presente en la cocina mediterránea. El aderezo que es capaz de darle gracejo y desparpajo incluso a los platos de un chef mediocre. La sal, bien empleada, potencia las virtudes y enmascara las miserias culinarias. Pero ojo, porque a pesar de todas sus virtudes, también puede apuñalarte por la espalda.

El consenso científico es que la sal, consumida en grandes cantidades, puede crear grandes problemas de salud. Desde dolencias cardíacas hasta cáncer gástrico. Por eso, allá donde haya un profesional de la nutrición siempre se podrá escuchar la cantinela de “cuidado con la sal”. Grande es la dualidad del cloruro de sodio. Lo mismo hace sabroso un filete que vuelve imbebible el agua de los océanos. Lo que sal te da, la sal te lo quita.

Además de peligrosa, también es sigilosa. Aunque pensemos que estamos limitando con éxito la sal ingerida en nuestra dieta diaria, puede que no sea así. La sal vive agazapada en cada rincón del mundo, esperando la ocasión de lanzarse hacia los estómagos de sus víctimas. No basta con no echar paladas de sal en la comida -aunque, sin duda, esto ayuda-. El mondongo de la cuestión es que hay muchos productos que tienen lo que se llama “sal invisible”. Sal espía. Sal ninja, en definitiva.

La sal omnipresente

Así lo advirtió el nutricionista Pablo Ojeda en el programa televisivo Más Vale Tarde. Hizo especial hincapié en las salsas que se encuentran en los supermercados. Casi ninguna está libre de agentes salados. Lo más sorprendente es que incluso las que tienen un sabor manifiestamente dulce presentan un porcentaje elevado de sal en sus receta. Por lo tanto, uno acaba consumiendo este ingrediente en una proporción mayor de lo que se cree.

Dos de los principales señalados fueron el ketchup y la mostaza. Y es que huir de la sal es mucho más complicado de lo que pudiera parecer. Porque esta, con sus mil ojos y su omnipresencia, siempre acaba por encontrarte, haciendo escalar a traición la presión arterial. No obstante, el escenario óptimo para las personas sanas no es tanto la abstinencia como la moderación. Algo que, por otra parte, hay que practicar con casi todo. Es mejor no temer a la sal. La sal huele el miedo.

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