Un jubilado italiano es multado con 882 euros por arreglar un bache en la carretera
Al hombre de 72 años, habitante del municipio de Barlassina, también se le ha ordenado que vuelta a hacer el boquete que tapó
La surrealista historia de un jubilado de la provincia italiana de Monza lleva varios días llamando la atención de los internautas. Así contado rápido, la verdad es que el asunto pudiera parecer una broma. Pero no lo es. Sobre todo para el afectado, que ahora podría tener que hacer frente a una abultada factura por pasarse de proactivo. Todo comenzó con un boquete en mitad de un paso de cebra.
Claudio Trenta, informático retirado, llevaba largo tiempo mirando con el ceño fruncido una imperfección rampante que presentaba la calzada a la altura de su casa en el pueblo de Barlassina. Un agujero que, evidentemente, podía suponer un peligro tanto para los peatones que cruzaban como para los coches que pasaban. En repetidas ocasiones había elevado quejas al respecto. Pero, como nadie le hacía caso, y el bache seguía ahí, inerte y malvado, como riéndose en su cara, el señor se arremangó y cogió al toro por los cuernos.
Compró un saquito de alquitrán y, en cuestión de minutos, cubrió por completo la contrahechura de la vía pública. Después, presumiblemente se fue a casa con la sensación de haber hecho una buena obra. Pero fue entonces cuando empezó el segundo acto de la tragedia. La de la burocracia vigilante. Porque, después del arranque de albañilería improvisada, Trenta recibió una multa por -se dice pronto- 882 euros.
Con ganas de guerra
Según la administración, el señor infringió la ley al haber realizado una obra en espacio público sin tener los permisos pertinentes. Pero ahí no acaba la cosa. Lo más llamativo de la represalia tomada por la municipalidad es la petición que se le ha trasladado al sancionado de que vuelva a hacer el agujero que había antes. Se desconoce si esto se debe a que el ayuntamiento quiero volver a efectuar la obra o porque algún concejal le tiene especial apego al socavón.
En cualquier caso, el vecino les ha salido guerrero. Ya ha comunicado públicamente que no solo no deshará su reforma sino que, además, no pagará la sanción. Por lo visto, está dispuesto a ir hasta el final y presentar una contradenuncia. Si esto es una épica historia del individuo contra el aparato o una anécdota sobre un señor que tenía demasiado alquitrán y tiempo libre ya queda al juicio de cada lector. Lo que está claro es que esta ópera tragicómica tendrá continuación. El tiempo dirá quién se alza con la victoria, si el jubilado o el boquete.