SOCIEDAD

Muere una mujer tras pasar 31 años en coma

Miriam Visintin conducía durante la Nochebuena de 1991 cuando perdió el conocimiento y se estrelló contra un pilar en el arcén, lo que le produjo heridas severas en la cabeza.

RRSS

Miriam Visintin, una mujer de 57 años originaria de Treviso (Italia), falleció el pasado 10 de mayo tras pasar 31 años en coma. Su historia en ese estado comenzó en la Nochebuena de 1991, cuando perdió el conocimiento mientras conducía y sufrió un accidente de tráfico. Desde aquel día, Miriam no volvió a despertar.

La italiana murió por causas naturales en el hospital de San Bassiano por causas naturales. Había ingresado en ese centro por un derrame pleural hace dos meses, y durante ese tiempo tuvo dos paros cardíacos. El último de ellos acabó con su vida, según recoge El Mundo.

Miriam conducía durante la noche de Nochebuena cuando, tras perder el conocimiento camino a su trabajo, se estrelló contra un pilar en el arcén. La mujer acabó entre las chapas del vehículo y tuvo que ser rescatada por los bomberos. En el accidente recibió un golpe en la cabeza que le produjo heridas graves que la llevaron a estado de coma. Un año antes, se había comprometido con su marido, Angelo Farina, que la ha acompañado durante todo este tiempo.

“Me alegro por ella, por fin está arriba, en paz y en el paraíso”

“Me alegro por ella, por fin está arriba, en paz y en el paraíso. Creo que ha sufrido mucho durante estos años. Sólo llevábamos un año y medio casados cuando ocurrió la tragedia. Éramos jóvenes y teníamos muchos planes, le gustaban mucho los niños. El destino fue cruel con ella, demasiado cruel. No se lo merecía. Sigo diciéndolo y seguiré diciéndolo en el futuro”, ha declarado Farina.

“Quiero dar las gracias especialmente a las hermanas de Miriam, Rosanna y Carmen, a sus cuñados y a su madre María, que tanto han hecho a lo largo de los años”, ha señalado el marido. Miriam estuvo viviendo durante un tiempo en una residencia, y después fue trasladada al instituto Casa Sturm, lugar en el que estuvo hospitalizada durante los últimos años.

Lo que realmente me ha impresionado, además de la tragedia de una vida vegetativa de 31 años, es la cercanía de su marido, perpetuada en gestos cotidianos de amor durante tanto tiempo. No sé cuántos serían capaces de tanto. En un mundo muy centrado en el yo, este ejemplo da razones para creer que la humanidad aún existe”, ha señalado Aldo Maroso, alcalde de Cassola.

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