Confirman la presencia de huesos humanos en las obras de la línea 11 del Metro de Madrid
Los restos fueron hallados entre las tierras utilizadas para colmatar y nivelar la Plaza de Comillas tras la demolición de la Colonia falangista. En concreto, los huesos pertenecen a dos adultos y un niño.
Las obras de ampliación de la línea 11 del Metro de Madrid continúan siendo todo un quebradero de cabeza para los vecinos de la zona, y durante su desarrollo los operarios han llegado encontrar diversos objetos como canicas, monedas de Franco e incluso huesos humanos. En concreto, los huesos de dos adultos y un niño. “Hay que mencionar que durante los trabajos de retirada del nivel de los derrumbes de los barracones, se localizaron en estos escombros una serie de huesos humanos pertenecientes a uno o dos adultos y a un niño”, señala un informe de la Policía Nacional.
Por el momento, las autoridades no han podido confirmar la identidad de los restos humanos, pero han detallado que un equipo de arqueólogos “analizará los restos encontrados para poder conocer con exactitud de qué año son y valorar su importancia”. “Estos restos óseos, se encontraban entre las tierras utilizadas para colmatar y nivelar la Plaza de Comillas tras la demolición de la Colonia falangista, posiblemente estos restos pertenecerían al cementerio existente en las proximidades, el Cementerio General del Sur o de Puerta de Toledo”, comentaban los expertos.
Es muy común localizar restos en este tipo de excavaciones, pero debido a la antigüedad de estos es muy probable que la Policía Nacional no le den mucha relevancia. “Si se determina que los restos son recientes (años 70), y no corresponden a una explicación histórica, se notificará a la Policía Nacional”, resume el procedimiento el Gobierno regional a través de documentación enviada a principios de año a la Asamblea de Madrid.
Un recinto heredado de la Guerra Civil
A día de hoy, el parque de Comillas es utilizado como un punto de reunión para efectuar las protestas contra la tala de cientos de árboles con motivo de las obras de Metro, pero tras la Guerra Civil, en 1940, los falangistas obligaron a los presos republicanos a construir una colonia para aquellas familias que habían perdido su casa durante el conflicto o se les expropió.
Según se detalla en la novela gráfica ‘Vida y milagros en Carabanchel Bajo’, de Blanca Nieto, parte de esa colonia, en la cual vivían y trabajaban los presos, era un “campo de concentración sin rejas”, debido a que no tenían agua caliente, se les cortaba la electricidad y habitaban en una vivienda con malas condiciones.
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