Relaciones Internacionales

Svalbard, la isla noruega que quiere controlar Rusia: Putin tiene un objetivo

Hay 40 nacionalidades, 3 mil personas, las aguas que rodean las islas son rusas y el archipiélago noruego, un problema de seguridad para la OTAN.

Cavan Images / Raffi Maghdessian
Cosecha del 81. Licenciada en Periodismo. Desde 2017 en Diario AS. Si hay un directo, estará tecleando. Sino, estará buscando una entrevista, un destino por descubrir o un personaje al que conocer.
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Cuenta Baba Ahmed Mulay, experto en geopolítica de Recursos Estratégicos, que fue en agosto del 2007 cuando el océano Ártico vio como los intereses geopolíticos podían alterar la calma de las gélidas aguas del polo norte, cuando un grupo de investigadores rusos instaló en el fondo del lecho marino del círculo polar una bandera rusa. “Este acto desencadenó una carrera frenética por el control no solo de las aguas sino de las ingentes reservas de recursos estratégicos que atesora esta región. A parte de los recursos estratégicos, el ártico cuenta con una posición privilegiada en cuanto a rutas comerciales marítimas. Sin embargo, históricamente estas rutas nunca han tenido un peso importante en el comercio internacional debido principalmente a su peligrosidad. En las últimas décadas, y debido a las alteraciones en los parámetros medioambientales, la región ha experimentado un retroceso en las capas de hielo, lo que ha dado lugar a la apertura de rutas navegables en esta región”.

Svalbard es conocido por albergar el Banco Mundial de Semillas, concretamente en la isla de Spitsbergen, muy cerca de Longyearbyen, un depósito donde se guarda un ejemplar de cada semilla existente para ser replicada en caso de catástrofe.

En Svalvard se encuentra el silo de semillas mundiales.Crop Trust

Aunque el archipiélago de Svalbard está bajo soberanía noruega, su estatus internacional, regido por el Tratado de Svalbard de 1920, permite a otros países, incluida Rusia, mantener actividades económicas allí. Este marco ha sido históricamente estable, pero la guerra en Ucrania, las sanciones europeas y el rearme ruso en el Ártico han convertido a Svalbard en un punto de fricción creciente.

La bóveda de semillas de Svalbard, que alberga más de 1,3 millones de muestras de cultivos esenciales para la seguridad alimentaria global, está diseñada para resistir catástrofes naturales y conflictos. Sin embargo, no está blindada frente a presiones geopolíticas. Su ubicación en Longyearbyen, a menos de 1.000 km de la base de submarinos nucleares rusos en Murmansk, la convierte en un objetivo simbólico de alto valor.

Rusia intensifica su presencia en el Ártico

Militarización encubierta: Rusia ha sido acusada de expandir infraestructura militar bajo pretextos económicos en Svalbard, lo que preocupa a la OTAN.

Sabotaje y vigilancia: El buque ruso Yantar, especializado en sabotaje submarino, ha sido detectado cerca de cables de comunicación entre Noruega y Svalbard, lo que sugiere capacidades para interrumpir redes críticas.

Protestas diplomáticas: Moscú ha denunciado el bloqueo noruego de bienes hacia su consulado en Svalbard, incluyendo alimentos y repuestos, como una violación del tratado.

Qué implica para la OTAN

Debilidad estructural: Aunque Noruega es miembro de la OTAN, el tratado prohíbe la militarización de Svalbard. Esto limita la capacidad de defensa directa en caso de provocación o incursión rusa.

Zona gris legal: La ambigüedad del tratado permite a Rusia mantener presencia civil con potencial uso dual (económico/militar), lo que complica la respuesta aliada.

Riesgo de escalada híbrida: Svalbard podría ser utilizado como escenario de conflicto híbrido (bloqueos, sabotajes, desinformación) sin cruzar el umbral de guerra abierta.

A nivel estratégico, se debería fortalecer la vigilancia satelital y submarina en torno a Svalbard, especialmente en los cables de comunicación y rutas logísticas. Reforzar la resiliencia civil en Longyearbyen, incluyendo protocolos de emergencia para instalaciones críticas como la bóveda de semillas. Aumentar la presión diplomática multilateral para garantizar el cumplimiento del Tratado de Svalbard y evitar su reinterpretación por parte de Rusia. Integrar Svalbard en los ejercicios de defensa del flanco norte de la OTAN, como Neptune Strike, para disuadir acciones encubiertas, una actividad operativa de vigilancia en tiempo de paz que se realiza de forma periódica en espacios marítimos de la OTAN (en la última de junio participó España con el Grupo de Combate Expedicionario ‘Dédalo 25-2’).

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James Wither, profesor del Centro Europeo de Estudios de Seguridad George C. Marshall, afirma que puede ser correcto llamar a Svalbard el “talón de Aquiles de la OTAN en el Ártico” porque su “lejanía de Noruega continental y su estatus jurídico particular lo hacen política y militarmente vulnerable al aventurismo ruso”. En su opinión, una confrontación militar directa sería poco probable, pero Rusia podría utilizar esta zona para neutralizar a la Alianza Atlántica.

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