POLÍTICA

¿En qué casos se puede expulsar a un político de un partido?

Las diferentes formaciones, en sus estatutos, castigan con la expulsión cuando los militantes están relacionados con casos de corrupción. También, cuando no se siguen las directrices de los órganos de gobierno, entre todos casos.

Eduardo ParraEuropa Press

Pertenecer a un partido político, en ocasiones, no es para toda la vida desde que uno se afilia. Hay ocasiones en las que, por uno u otro motivo, los políticos se ‘cambian de chaqueta’. Es el caso, por ejemplo, de Santiago Abascal, ahora presidente de Vox pero que inició su andadura en política de la mano del Partido Popular. O de Íñigo Errejón, que dejó Podemos para enrolarse en las filas de Más Madrid.

Pero no siempre se da caso, llegado un momento de tensión con el partido, en el que se puede salir. Porque, antes, la propia formación puede decidir poner fin a la relación. Porque tienen plena capacidad para decidir sobre la expulsión de sus militantes y afiliados, según marcan los estatutos de cada partido.

“Los Comités Regionales de Derechos y Garantías tienen competencia para instruir y resolver cualquier expediente, incluso aquellos cuya sanción pueda ser la de expulsión del Partido. Cuando por cualquier medio se tuviera conocimiento de la falta de ejemplaridad en el comportamiento o conducta de un afiliado o cargo de representación institucional del Partido, se acordará la apertura de una información reservada que podrá devenir un expediente disciplinario”, señalan, por ejemplo, los estatutos del PP.

Comportamientos que dan pie a la expulsión

Uno de los últimos casos de expulsión fue el de Nicolás Redondo Terrero por parte del PSOE. Una salida que desde Ferraz argumentaron por su “reiterado menosprecio a las siglas en las que milita”. Pero, ¿qué fue lo que dijo? Redondo, tras aceptar Pedro Sánchez las peticiones de Junts para la investidura, aseguro que el Gobierno se estaba dejando “secuestrar por un prófugo. Esta legislatura se situará en la lista de los episodios más bochornosos de nuestra historia moderna”.

En este caso, desde Ferraz consideraron que Nicolás Redondo incumplió algunos puntos de la normativa de sus estatutos. Aunque cada partido tiene sus propias normas, normalmente en ellas aparecen los casos en los que se puede expulsar a un militante o afiliado. Tanto PP como PSOE ‘castigan’ con esta sanción cuando se respetan los acuerdos que se toman desde el comité principal, así como cuando se menosprecia el trabajo de otros cargos.

En el caso de los socialistas, los estatutos aprobados hace dos años en el 40 Congreso indican, en el artículo sobre los principios rectores, que “se impondrá la sanción de expulsión del partido a aquellos que hayan sido condenados por delito relacionado con la corrupción”. Un artículo que no se llegó a aplicar a Manuel Chaves y José Antonio Griñán, que se dieron de baja antes. Se considera también ‘falta grave’, que puede generar una expulsión, actos de indisciplina reiterada y menoscabar la imagen de cargos e instituciones socialistas.

En Génova, hay un total de 21 faltas que se consideran ‘muy graves’, y que pueden ser motivo de expulsión. Son, por ejemplo, estar implicado en casos de corrupción, manifestar una deslealtad hacia el partido y sus órganos de gobierno, crear o inducir a la creación de corrientes de opinión contrarias a las del partido o la desobediencia a las directrices de los órganos del partido.

Vox considera infracciones muy graves comportamientos como la filtración de documentos o las actitudes que supongan un importante menoscabo a la dignidad del partido. Por otro lado, en caso de corrupción, solo se aplica cuando la condena por sentencia penal sea firme. Como en el resto de partidos, Sumar señala la “expulsión obligatoria” en delitos de corrupción, además de cuando se desoye “de manera reiterada los acuerdos adoptados por los órganos directivos”.

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