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National Geographic nombra el pueblo más bonito de España

La villa de montaña más bonita del país se encuentra en el Pirineo aragonés, rodeada de parques naturales y caracterizada por su esencia medieval.

La variedad paisajística, climática y cultural que ofrece España es única en el mundo. Desde los pueblos con paredes blancas del sur hasta las aldeas del bosque gallego, los contrastes que ofrece el entorno rural español aseguran siempre puestos altos en los ránkings internacionales. Ahora, la revista National Geographic ha elaborado una lista con los pueblos de montaña más bonitos del país. La primera posición ha caído en el Pirineo aragonés.

Para localizarlo hay que viajar al norte de la provincia de Huesca, en plena comarca del Sobrarbe. Aínsa es un pequeño pueblo que no llega a los 2.000 habitantes y que permanece rodeado en silencio por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Parque Natural de los Cañones y la Sierra de Guara y el Parque Natural Posets Maladeta.

Principales monumentos y edificios

Las construcciones de piedra evidencian el pasado medieval de Aínsa. El casco antiguo es la principal atracción de la villa, junto con la Iglesia de Santa María y el castillo. Este último, en particular, es Monumento Nacional desde 1931; y todo el pueblo, en general, fue declarado conjunto Histórico-Artístico en 1965. También destaca la parroquia del siglo XI, exponente del románico del Alto Aragón, con su portada, la cripta y una torre.

Con el paso de los años, el castillo ha ido sufriendo reformas y remodelaciones. Una de ellas fue la que dio vida a la Torre del Homenaje, levantada sobre restos árabes y sede del Museo de la Fauna Pirenaica. Las huellas del pasado en esta fortificación se hacen palpables cada quincena del mes de julio, cuando tiene lugar el tradicional festival de música y los grupos nacionales e internacionales se contagian del aire del Medievo.

La leyenda de La Morisma y sus conmemoraciones

Cerca del castillo, en la misma explanada, hay un templete circular de mediados del siglo XVII. Se trata de la Cruz Cubierta, un monumento que custodia un altar muy particular, ya que sobre él se encuentra una carrasca coronada con la cruz en símbolo de la reconquista de la villa. En aquel lugar se libró la batalla definitiva contra los musulmanes, en 724. Según la leyenda de La Morisma, una Cruz de Fuego apareció sobre una encina dando el valor suficiente a las tropas cristianas de García Ximénez para enfrentar la campaña. El milagro tuvo lugar en aquel que conmemora el templete.

Cada dos años, la historia de aquella batalla se recoge con la representación teatral de La Morisma, en la plaza mayor. El espacio, en el centro de la localidad, acoge ferias y mercados propios de otro siglo. Tiene una planta trapezoidal y está porticada. Quien entre podrá encontrar un aire medieval muy particular y, ahora, según National Geographic, el corazón del pueblo de montaña más bonito de España.

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