CORONAVIRUS

Los problemas a largo plazo más comunes de la COVID

La pérdida del olfato y del gusto se puede mantener durante varios meses después de pasar la enfermedad. Su detección ha cambiado con las variantes.

COLEGIOS DE MÉDICOS Y ENFERMERÍA

De camino ya hacia el tercer año desde el inicio de la pandemia, la enfermedad de la COVID-19 ha cambiado radicalmente a cómo era en los primeros compases. Atrás quedaron las imágenes de hospitales desbordados ante una cascada de pacientes con una extraña enfermedad desconocida, los confinamientos o las severas restricciones para tratar de contener el virus. Las vacunas y el aprendizaje sobre el SARS-CoV-2 han cambiado el panorama mundial.

Pero, pese a ello, conviene no confiarse ante el virus. Porque en muchos casos el contagio no implica únicamente pasar por un mal momento, sino que hay algunos síntomas que perduran en el tiempo. Según un estudio de The British Medical Journal, cerca de un 5% de la población adulta puede tener cambios duraderos en el sentido del olfato y el gusto tras contagiarse de COVID.

Con más de 550 millones registrados en todo el mundo, resultaría que cerca de 27 millones de personas pueden sufrir, a largo plazo, pérdidas en el olfato y el gusto tras recuperarse de la enfermedad. Debido a la gran repercusión que esto tiene en la calidad de vida y la salud en general, los autores del estudio destacan que esto podría contribuir a hacer crecer los casos de COVID persistente.

Cerca de la mitad de pacientes afectados

Esta alteración en ambos sentidos es en síntoma muy común entre quienes se han contagiado de COVID-19, pues entre el 40-50% de los afectados declaran haberlos sufrido. Sin embargo, durante estos años ha ido cambiando en función de la variante dominante en cada momento. No obstante, aún no hay apenas datos sobre su evolución clínica o la cantidad de ellos que desarrollaron problemas persistentes.

Con el fin de acabar con esta carencia, un equipo investigador liderado por la Universidad Nacional de Singapur analizó los datos de 3.699 pacientes con COVID. Y descubrieron que la pérdida de olfato se puede mantener en el 5,6% de los afectados, mientras que en el caso del gusto puede alcanzar el 4,4%.

En su análisis los expertos reconocen varias limitaciones, como por ejemplo una calidad que variaba en sus estudios, pues estaba basada en el autoinforme de los pacientes. Algo que, explican, “puede sobreestimar la recuperación, lo que sugiere que la verdadera carga de la disfunción olfativa es aún mayor”.

Si bien los expertos consideran que la mayoría recupere ambos sentidos durante los primeros tres meses, advierten de que “un grupo importante podría desarrollar una disfunción duradera que requiere una identificación oportuna, un tratamiento personalizado y un seguimiento a largo plazo”. Aseguran también que estos hallazgos pueden tener futura relevancia para médicos y otorrinolaringólogos para el asesoramiento de pacientes con estos trastornos.

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